Especiales, Opinión

Ahí  viene el Coco…para horror de los adultos, adultas y adultes/Javier Ortiz de Montellano

Graham/Lovecraft

Por Javier Ortiz de Montellano 

Tres años antes de fallecer el 21 de agosto de 2016 en un lamentable accidente automovilístico, escribía el talentoso Ignacio Padilla en El Legado de los Monstruos, Tratado sobre el Miedo y lo Terrible: “ Cada nación detenta y ejerce el derecho inalienable de espantar a sus niños como mejor le plazca”.

Pero ¿qué pasa cuando, como en la pandemia del Covid, son los adultos/as/es los afectados y espantados, y no los niños (infantes, en lenguaje inclusivo), que el inhumano Coco, el monstruo invisible del virus parece respetar? 

El temor que provocaban los cuentos sobre monstruos ficticios a los infantes se está trasladando al terror real para adultos que experimenta la actual sociedad del siglo 21. 

Desde hace un rato algunos humanos se vienen dando cuenta de que lo no humano también existe en el universo. Muy destacadamente los  escritos de H. P. Lovecraft están experimentando un renacimiento en este siglo. Creo que desde el siglo pasado un muy buen amigo me recomendaba leerlo (la memoria nos traiciona cada vez más al pasar el tiempo, pero la vida todavía sigue, saludos, amigo), pero yo entonces tenía lo que consideraba un sano horror a la literatura de horror (muy tarde leí el libro de Lovecraft, El Horror Sobrenatural en la Literatura) y algo de miedo al cine de horror (unas amistades me arrastraron a ver el bodrio hollywoodense El Exorcista en 1973, insulso distractor en vez de ver que el verdadero horror eran los curas pedófilos como Maciel). 

Y por otra recomendación fui a ver El Resplandor, en 1980, pero me salí a media película, horrorizado de que un padre pudiera convertirse en un maníaco homicida, empeñado en aterrorizar a su familia. De adolescente, en 1961, quedé muy impresionado por la película La Fosa y el Péndulo, basada muy libremente en la obra de Edgar Allan Poe, con el terrorífico Vincent Price interpretando un temible loco. 

Desde entonces, he preferido las comedias y pensado que el sistema político mexicano con su dictadura cuasi perfecta era suficiente aunque no necesaria causa de horror en la vida.

Pero independientemente de los gustos y fobias que uno tenga, el horror, el terror, lo siniestro (Freud) o lo terrorífico, llámesele como se le llame, está siempre infundiendo miedo en la realidad y no sólo a través de la ficción. Aunque en la actualidad, lo temible es una fusión entre realidad y ficción.

En este tema, el viejo autor Lovecraft sobresale en la época actual. Elevado de literatura de poca categoría a “clásico canónico”, Lovecraft ha sido revivido en la crítica literaria y, quizás de manera aún más destacada, en la filosofía, en la llamada corriente del “Nuevo Realismo” (que hemos comentado en Monitor Financiero del 17 de julio de 2020). 

Este nuevo realismo se introdujo en 2007 para describir el trabajo de nuevos filósofos, entre los que destaca Graham Harman con lo que él denomina Realismo Raro, pues si bien los nuevos realismos, tomados en su conjunto, se alinean con el materialismo, también se alimentan de fuertes corrientes herméticas y ocultas.

De esta manera, en lo que va del siglo, la obra de Lovecraft ha resurgido con intensidad, notablemente en el libro de este influyente filósofo del Realismo Raro, Graham Harman (Weird Realism: Lovecraft and Philosophy, Zero Books, 2012).

Bajo la etiqueta de este realismo raro residen dos métodos filosóficos distintos pero relacionados, la ontología orientada a objetos (OOO: ontología orientada a objetos es una teoría de lo que no puede ser conocido, un realismo de līmites) y el nuevo materialismo, que han emprendido conjuntamente una revisión del lugar de lo humano en relación con el mundo no humano. 

Los nuevos filósofos realistas cuestionan el antropocentrismo que durante tanto tiempo ha sido un supuesto clave de la racionalidad occidental moderna. Tal cuestionamiento se necesita con urgencia en un momento en que enfrentamos la perspectiva de una catástrofe ecológica y cuando nos vemos obligados a reconocer que el destino de la humanidad está profundamente entrelazado con el destino de todo tipo de otras entidades no humanas. . . “lovecraftianas” (como el coronavirus). El término «lovecraftiano» expresa la idea de que la realidad es mucho más extraña y aterradora de lo que es posible comprender y se origina en el cuento más famoso de Lovecraft, “La llamada de Cthulhu” (1926), una bestia parecida a un calamar. Cthulhu es una criatura octoide alada gigante, silenciosa durante el sueño durante eones en las profundidades del océano, debajo de la corteza terrestre. Cthulhu ha aparecido en diversos recintos del nuevo realismo como figura metonímica de lo especulativo, metafísico y hasta teológico (horror cósmico). 

Es interesante notar que Harman ha escrito con admiración sobre el filósofo español José Ortega y Gasset, expresando su fascinación frente a la figura importante pero olvidada de José Ortega y Gasset, a quien había leído por primera vez en 1987, en su primer año en la universidad, y que ya entonces le  había provocado la sensación de contener algo impor­tantísimo, aunque no supiera qué era. En 2003, cuenta, pudo entender finalmente el ensayo de Ortega y Gasset y reconocer que lo había guiado a lo largo de todo su desarrollo filosófico. La distinción de Ortega y Gasset entre imágenes y realidad ejecutante, una distinción nueva por completo, le mostró el camino hacia su propia dis­tinción entre objetos sensibles y reales, y el papel clave del lenguaje metafórico para proveer de un acceso siempre indirecto a lo real. Harman comparte la hipótesis de Ortega de que la vida misma de las cosas tiene una estructura estética y que la metáfora es la base de una teoría cosmológica.

En ese sentido, el momento ecológico actual requiere con urgencia un nuevo tipo de pensamiento filosófico, en el que imaginar un universo centrado en el ser humano ya no es útil. El nuevo realismo tiene como objetivo pensar en los destinos de los humanos como entrelazados con los de todo tipo de otras entidades no humanas: aire, agua, dióxido de carbono, ballenas y suciedad, en lugar de ser superiores o independientes de ellos. También invoca una “escala cósmica”, enfatizando la inmensidad del universo del cual los humanos somos parte. Debemos entender que a medida que madura nuestra comprensión de la naturaleza del cosmos, menos entendemos realmente acerca de sus límites, y más insignificante parece ser la humanidad.

Harman argumenta que Lovecraft, y más específicamente el estilo lovecraftiano, puede proporcionar una idea de lo que él llama “ontografía”, un pensamiento que se ocupa de la interacción entre los objetos y sus cualidades. Harman es un defensor de la filosofía orientada a objetos (OOP), una nueva ola en la filosofía que intenta lidiar con las tensiones entre las concepciones convencionales del realismo y un idealismo contemporáneo fuertemente influenciado por el estructuralismo y las visiones simbolistas. Esencialmente, Harman argumenta que con Lovecraft tenemos una realidad donde siempre hay incongruencias entre nuestras descripciones de los objetos y los objetos mismos.

De esto tratan también los escritos de la teórica feminista Donna J. Haraway. Dado que la destrucción del planeta no se va a frenar negándola ni minimizando el impacto evidente de sus efectos, la bióloga Donna Haraway sugiere como salida una alianza multiespecies. Lo hace en su libro más reciente Seguir con el problema (2016), una suerte de manifiesto fundacional para una nueva civilización en el que mezcla la utopía con el hecho científico.

En medio de una devastación ecológica en espiral, la teórica feminista multiespecies Donna J. Haraway ofrece nuevas y provocativas formas de reconfigurar nuestras relaciones con la tierra y todos sus habitantes. Ella evita referirse a nuestra época actual como el Antropoceno (término creado para designar las repercusiones que tienen en el clima y la biodiversidad tanto la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero como los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales). También se le ha calificado a nuestra era como el Capitaloceno (al considerar que la acción humana siempre está atravesada por relaciones políticas y económicas de poder y desigualdades en el contexto del capitalismo global).

Haraway prefiere conceptualizarla como lo que ella llama el Chthuluceno, ya que describe de manera más acertada y completa nuestra época como una en la que lo humano y lo no humano están inextricablemente vinculados, “a lo Lovecraft”. 

El Chthuluceno, explica Haraway, requiere sympoiesis, o hacer con, en lugar de autopoiesis o autohacer (Maturana). En este mundo, los seres humanos no somos los únicos actores importantes por lo que propone Haraway una red tentacular, relacional, un sistema simpoiético, generado con otros, no construido en solitario. “Nos necesitamos recíprocamente en colaboraciones y combinaciones inesperadas”.

La denominación de la era actual como la del Chthuluceno proviene del cuento más famoso de Lovecraft, “La llamada de Cthulhu” (1926). bestia parecida a un calamar, cuya vida literaria ha llegado a ser sinónimo de insignificancia humana en una escala apocalíptica. Pero su nombramiento del Cthulhuceno también señala la forma en que los esfuerzos literarios de Lovecraft pueden leerse desde una perspectiva materialista feminista, que hace un balance de las formas y fuerzas no humanas que están intrincadamente conectadas con la “vida humana”.

El resurgimiento de la obra de Lovecraft en este contexto no es, por tanto, una coincidencia. Y las referencias y mezclas de lo humano con monstruosos calamares, dragones y otras creaturas no humanas, son metáforas que apuntan a futuras realidades de la posible evolución del ser humano. 

El asunto es complejo, pero ¿hay algo más complicado que la evolución?
Seguiremos leyendo y comentando al respecto. 

A propósito, ya está en librerías la traducción al español del más reciente libro de Michel Houellebecq, Aniquilación, un tremendo thriller futurista que sucede en 2027. 

De sus ensayos ya le habíamos recomendado “ H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida”, publicado por Editorial Anagrama, 2021, que es una fascinante puerta de entrada tanto al oscuro universo de Lovecraft como a la mordaz prosa de Michel Houellebecq. Y la cereza en el pastel: el prólogo de Stephen King.