***Crecimiento desbocado en la gran ciudad y municipios conurbados
Por: Víctor M. Zendejas Orozco*
La superficie de la aglomeración urbana de la Ciudad de México creció a un ritmo tres veces superior al de su población, según el Índice de las Ciudades Prósperas (CPI) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)-Habitat.
El estudio de la ONU-Habitat se realizó en las tres principales aglomeraciones urbanas del país: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Sin embargo hay estudios locales, como el de especialistas de la UAM, que ya hace dos décadas ubicaban el crecimiento de los 59 municipio mexiquenses conurbados con la gran capital en tres o cuatro veces superior al crecimiento oficial de 1.5 o 2 por ciento.
Gran parte de ese crecimiento anárquico se debe a la ola de corrupción de décadas de gobiernos mediocres que han privilegiado los negocios oscuros al amparo del poder. En pocas décadas no sólo se ha acabado la vida del campo sino también gran cantidad de áreas verdes agravándose los problemas de contaminación, malos servicios e inundaciones.
“Los estudios indican que desde 1980 hasta 2017, la población urbana de la Ciudad de México ha pasado de tener poco más de 14 millones de personas a más de 21 millones, lo que implica una tasa de crecimiento poblacional de 1.1por ciento”, según la ONU-Habitat. En paralelo –añade-, la tasa de crecimiento de la superficie urbana ha crecido a un ritmo tres veces superior pasando de una superficie de 61 mil 820.37 hectáreas en 1980 a 235 mil 267.87 hectáreas que la ciudad de México registra en 2017.
ONU-Habitat concluye que “este crecimiento expansivo trae consigo una serie de externalidades negativas, como la congestión, la degradación ambiental, la disminución de la productividad y los altos costos sociales relacionados con la movilidad urbana”.
El estudio apunta a que entre el centro de la ciudad y la periferia existen desigualdades significativas en cuanto a nivel de ingresos, acceso a servicios y productividad.
En la mayor aglomeración urbana del país, las personas se enfrentan a una movilidad ineficiente. En concreto, ONU-Habitat cifra en cinco horas y media el tiempo promedio que emplea una persona en cruzar la aglomeración urbana de la Ciudad de México en transporte público y tres horas si lo hace en vehículo particular.
Si se trata de cruzar la ZMVM de este a oeste en transporte público ONU-Habitat estima que el tiempo medio es ligeramente inferior que hacerlo de norte a sur: 5:21 horas; mientras que haciendo uso de un vehículo privado la duración del trayecto supera ligeramente las 2.7 horas.
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Habría que deducir que en la gran ciudad también influye el tema salud y que debido a los frustrantes tiempos de traslado se puede morir de estrés. Pérdidas horas-hombre que nadie paga porque no aparecen, en el cabrilleo de la corrupción, los verdaderos responsables.
*Presidente de la ONG Franature