***Especialista dijo que dicho descenso tiene repercusiones en las instituciones públicas, sector donde también incrementó la deserción escolar
Valle de México, a 31 de agosto del 2022.- “Muchos niños no volvieron. En el sistema público ya está documentado que hubo una gran deserción, pero también lo hubo en la escuela privada”, aseguró la doctora Irma Villalpando Hernández, profesora de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, sobre la situación en las escuelas de nivel básico con el regreso a las actividades presenciales.
La docente universitaria, quien presentó estos hallazgos en el texto El decrecimiento de la escuela privada en México, publicado en la revista Nexos, explicó que la pandemia golpeó la vida económica del país, por lo que la clase media se vio orillada a recortar gastos trasladando a sus hijos de escuelas privadas a oficiales.
La especialista, quien ha investigado la estructura de las escuelas particulares en México, mencionó que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública para los periodos 2019-2020 y 2021-2022, la matrícula en educación privada disminuyó de manera más marcada en el nivel preescolar, con un 37 por ciento, mientras que en primaria se registró un descenso del 11 por ciento y en secundaria de seis por ciento. Agregó que, aunque en todas las entidades federativas registraron menos alumnos, dos de las que más reportaron fue la Ciudad de México y el Estado de México.
Tras el análisis de los datos, Villalpando Hernández aventuró una hipótesis: “muy probablemente los niños que desertaron de la educación privada se movieron a la educación pública, en ese sentido, infiero que la educación pública tal vez haya perdido muchos más (alumnos) de los que dice”, destacó la doctora en Pedagogía, quien insistió en que las autoridades deberían brindar a la opinión pública cifras más precisas acerca de esta situación.
La investigadora rememoró que las escuelas privadas existen en México por un descontento de la clase media con el sistema público, en el que se deposita poca confianza y se critica la calidad. “La escuela privada ofrece, al menos a nivel promesa, mayor calidad académica, educativa, más materias y horarios”, describió.
Si bien es cierto que los estudiantes de escuelas privadas salen mejor calificados en las pruebas estandarizadas como ENLACE, Planea o PISA, la docente consideró que no es por la escuela en sí, sino por el sesgo cultural de los padres de los niños, pues el hecho que los alumnos provengan de padres con mayor escolaridad y hogares con libros, incide de manera directa en la capacidad del logro académico.
Por otro lado, señaló que las escuelas privadas se eligen por pertenecer a cierta clase social o por adscripción a un tipo de compañeros. “Hay una aspiración a que el compañero que está al lado te va a ayudar, se van a hacer relaciones y van a poder, digamos, elevar su movilidad social”, puntualizó la docente al explicar que las relaciones personales en estos espacios pueden beneficiar la empleabilidad en el futuro.
Sin embargo, Villalpando Hernández también advirtió que los colegios particulares dividen. “Yo no estoy apostando a que la escuela privada debería de crecer, toda la literatura internacional apunta que los países con más escuelas privadas segregan más a su población y crecen las brechas de desigualdad”, dijo al enfatizar que, por cada niño que se inscribe en una institución particular, el Estado mexicano ahorra 30 mil pesos al año, pues la educación la terminan pagando los padres, a pesar de ser un derecho.
Por último, criticó que el actual gobierno no haya respondido con mayor presupuesto para la educación, ya que, debido a la pandemia y el rezago, no se tuvo acceso universal a internet ni equipamiento, además, no se brindó la formación necesaria a los docentes. “La educación pública está en muchos sentidos a la deriva, es uno de los sectores, desde mi punto de vista, más golpeados de este sexenio a nivel de política educativa”, señaló la especialista.
Finalmente, consideró que, si se destinara mayor presupuesto al mejoramiento del sector público, los padres de familia no se verían forzados a pagar por la educación, sino que podrían elegir voluntariamente inscribir a sus hijos en escuelas públicas.