Por Javier Ortiz de Montellano
Confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes Lectores que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión…
Reconozco que es demasiado tarde para enmendarme, pero al menos no quiero omitir comentarles un par de libros de Mark Dery con que me he topado navegando por la red: “VELOCIDAD DE ESCAPE, LA CIBERCULTURA EN EL FINAL DEL SIGLO”, publicado en 1998 por Editorial Siruela.
La velocidad de escape es la velocidad en la que un cuerpo vence la atracción gravitatoria de otro cuerpo, como por ejemplo una nave espacial cuando abandona la Tierra. La cultura de las computadoras, o cibercultura, parece estar cada vez más cerca de ese límite en el que logrará alcanzar esa velocidad de escape.
Marshall McLuhan declaró en 1967 que los medios electrónicos nos han lanzado a un mundo difuso, entrecortado, de simultaneidad generalizada, donde la información se “vierte sobre nosotros instantánea y continuamente», abrumándonos a veces. Sus profecías parecen ahora más vigentes que nunca.
Y otro libro del mismo autor, de 2012, hasta donde sé todavía no traducido al español: “I Must Not Think Bad Thoughts, Drive-by essays on American Dread, American Dreams” (podría traducirse como No debo tener malos pensamientos, ensayos apresurados sobre el Pavor Americano y los Sueños Americanos), publicado por la Universidad de Minnesota.
Estimade lectore, podremos olvidarnos de la guerra en Ucrania y otras catástrofes en curso, pero no del fracaso de la selección mexicana en el Mundial, pues como hubiera dicho el fallecido filósofo Gustavo Bueno en 2016 si viviera hoy:
“El fútbol es funcionalmente muy necesario, si no existiera habría que inventarlo. Forma parte de la cultura industrial que entretiene el ocio de los trabajadores y los relaciona con otros. Políticamente cohesiona, restablece los lazos comunitarios y de pertenencia gracias a los himnos y los colores. También educa. La gente sabe dónde está Qatar por el Mundial. Además, para entender el fútbol se necesitan cientos de palabras como VAR, goal average, outside, o medio volante, que requieren un desarrollo intelectual considerable”.
Pero no debo tener malos pensamientos…debo recordar las palabras de aquel hijo que le pide consejo a su padre para saber enfrentar los azares de la vida (las empoderadas hijas hoy no piden consejos y desde Eva no los siguen): “Recuerda siempre, querido hijo, que eso que te preocupa hoy pronto también pasará”.
El Mundial también pasará…hasta que vuelva a (perder) México en 2026. ¿Cuánto tiempo seguirá la guerra entre Rusia y Ucrania? ¿Cómo será la próxima recesión? ¿Y las próximas elecciones en 2024, en Estados Unidos, con o sin Trump, y en México, quién las ganará? Etcétera.
Cuántas cosas pasan en el mundo hoy y de las cuales puede usted informarse lo más verazmente posible en medios como éste. No olvide tener presente que vivimos la cultura de la convergencia de los acelerados nuevos medios cibernéticos con los medios de información tradicionales que le transportan en tiempo real, casi a velocidad de escape, la información, combinados con el análisis pausado, reflexivo, que filtra las interferencias culturales que propicia intensivamente la polarización actual…que esperamos, algún día también pasará.
Mientras tanto, procuremos no tener malos pensamientos…al menos mientras llegan y pasan las posadas y la Navidad, y llegue el Año Nuevo.