Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Hola, hola, mi Simply, ¿ya te definiste o sigues con tu problema de identidad?
Simplicio: ¡Maldito demonio, ya vienes a molestar!
Diablo: ¿Eres Español o Indio?
Simplicio: Mestizo.
Diablo: ¿Católico o Protestante?
Simplicio: Humanista.
Diablo: ¿Norteamericano o Latinoamericano?
Simplicio: México-Iberoamericano.
Diablo: ¿Con el Pueblo o con la Oligarquía?
Simplicio: Clase Media.
Diablo: Respuesta equivocada…no hay justo medio. Es hora de definiciones….¿Derechairo Neorrancio o Neorrancio Nacionalista ?
Simplicio: No sé qué son esos rancios? Yo soy un simple ciudadano…
Diablo: Eres el único ciudadano simple en el mundo, Simplicio. Hoy, rige la polarización: o eres un nostálgico rancio derechista Prianista aliado de los derechairos Perredistas, o eres un rancio Nacionalista antineoliberal…no hay más que dos sopas.
Simplicio: Me quedo en el justo medio…
Diablo: Y eso, ¿qué es?
Simplicio: El justo medio, según Aristóteles, es la recta razón que decide el hombre prudente.
Diablo: ¿Que caldo tibio es ėse?
Simplicio: El término medio es una posición intermedia entre el exceso y el defecto, el cual apunta al equilibrio entre las pasiones y las acciones; se debe elegir el término medio y no el exceso ni el defecto.
Diablo: ¿Y eso cómo se come?
Simplicio: La virtuosidad se logra con el hábito decidido voluntariamente en busca de un mejor ser. Por ejemplo, comer adecuadamente es el justo medio entre la hambruna y la gula.
Diablo: Pues quedas fuera del legal banquete político.
Simplicio: Prefiero lo justo que lo legal, maldito abogado diabólico.
Diablo: Eres un iluso, Simplicio. En la vida real sobre la Tierra rige el Derecho, aunque en México esté todo chueco…
Simplicio: Por eso debemos aspirar a la virtud, como un término medio entre los dos extremos, el exceso o la falta, según Aristóteles, serían vicios.
Diablo: No hay nada más rancio que Aristóteles y toda su filosofía…por eso lo tengo al mediocre pagano allá en el infierno, a fuego lento, ni muy caliente ni frío, término medio…
Simplicio: Malamente, maldito Demonio, pues el justo medio que pregona el buen Aristóteles está en escoger entre dos extremos, que no es lo mismo que ser mediocre.
Diablo: ¿Pero esto no es polarización, como dicen ahora, entre los extremos?
Simplicio: No, el justo medio es una virtud moral, no tiene que ver con política. Confundes la virtud que aconseja Aristóteles con la “virtud” que postulaba Nicolás Maquiavelo en su libro de Consejos sobre cómo gobernar como Príncipe.
Diablo: La “virtud” de los gobernantes es algo diferente. Por cierto, Nico se la pasa discutiendo allá en mi inframundo con el famoso abogado francés Montesquieu, sobre su Teoría de la División de Poderes.
Simplicio: Por lo visto, tu infierno está repleto de abogados…
Diablo: Es raro el que se me escapa. A propósito, otro abogado que tengo en el infierno, Maurice Joly transcribió sus mejores conversacionesen su libro Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, que publicó en 1864.
Simplicio: Aunque ya tiene sus años, debe estar interesante el escrito, según esto, ¿qué entendía por “virtud” Maquiavelo?
Diablo: Para Nicolás, Nico para los cuates allá abajo, la “virtú” es un conjunto de cualidades que le permiten al caudillo vencer los obstáculos del presente y enfatiza la previsión más que la prudencia como característica del virtuoso político, como Ya Sabes Quién…
Simplicio: Pues yo me quedo con Montesquieu y su teoría de la separación de poderes, que tuvo una gran influencia en la gestación y formación del sistema político democrático de los Estados Unidos y, posteriormente, en la Revolución Francesa y, en general, en las democracias modernas, al servicio del pueblo para el pueblo y por el pueblo.
Diablo: Puedes quedarte con tu desprestigiada teoría, mi Simple ciudadano, pura ilusión, sobre todo en tu país.
Simplicio: ¡No hables mal de mi Patria! ¡Vete al Infierno!
Diablo: Con mucho gusto. Pero recuerda, Simplicio, lo que decía Nico hace casi cinco siglos: “El hombre es malo por naturaleza”.
Simplicio: Pero el Pueblo es bueno…
Diablo: jajajajajajajajaja, eso crees, pero no hay miel sin moscas…