Especiales, Opinión

México: Enorme déficit del empleo en el marco del T-MEC/Arnulfo R. Gómez

Empleo-TLCAN

Por Arnulfo R. Gómez (Catedrático Comercio Exterior)

Ellos se ríen de mi porque soy diferente

Yo me río de ellos porque todos son igualitos

Anónimo

El 24 de marzo pasado, comenté la intervención de la Exsecretaria de Estado de la Unión Americana, Hilary Clinton, durante la celebración de la 86ª Convención Nacional Bancaria, los días 16 y 17 de marzo, en Mérida, Yucatán, en donde señaló, correctamente, que el TLCAN no generó mejores trabajos ni más oportunidades en la región.

Sin embargo, también señalé que no era correcto que el origen de esa ausencia fuera la falta de equilibrio entre los tres países pues, … el objetivo de dicho Tratado era crear un área de libre comercio en lo que era, y sigue siendo, el mercado más grande del mundo, mediante la integración comercial y productiva de sus miembros.

“Para ello, se tuvo en cuenta el diferente nivel de desarrollo de los mismos, por lo que se adoptó un proceso de desgravación arancelaria de acuerdo con las necesidades de los diversos sectores económicos de cada país, así como con el objetivo de aprovechar las ventajas comparativas de cada uno de sus miembros en la producción compartida transfronteriza.

“En este sentido, México se veía grandemente favorecido por la enorme ventaja que tenía en la producción manufacturera que Canadá y EE.UU. ya no podían, pero, que necesitaban realizar, y en la cual habíamos desarrollado una gran “habilidad y destreza” a través de 40 años en que en nuestro territorio se trabajó a través de la maquila, desarrollando algunos sectores industriales y agrícolas en donde el uso de la mano de obra era intensivo

“Por eso, Canadá y EE.UU. nos designaron socio estratégico, elemento que nunca entendieron nuestros altísimos funcionarios y, en lugar de mejorar las condiciones de producción en nuestro país con base en un marco sistémico adecuado, se dedicaron a firmar TLC’s compulsivamente, lo que atomizó nuestras pocas fortalezas y dispersó nuestros reducidos esfuerzos dado que, nunca hubo una estrategia real y coherente para aprovechar la situación tan favorable que se había creado con la firma del TLCAN, como tampoco la hubo con otros países que no resultaban prioritarios y se podrían considerar accesorios.

Comentarios.

Más recientemente, el Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia de la República Mexicana, Lic. Jesús Ramírez Cuevas realizó una serie de comentarios señalando que la tasa de desempleo en México es similar a la de Japón y Alemania, menor a la del Reino Unido y EEUU… y que tenemos generación récord de empleos, situación que difiere grandemente de lo expresado por Hilary Clinton por lo que, a continuación, me permito presentar una serie datos de estadísticos que nos dan una idea  clara y precisa sobre la situación que hemos vivido en relación con el empleo durante los 29 años más recientes, es decir, desde que entró en vigor el TCAN.

En 1993, la población total de México era de 86.6 millones de habitantes, con una Población Económicamente Activa (PEA), de 33.65 millones y un total de empleos formales de 12.39 millones, lo que se traducía en un déficit de -21.25 millones de empleos formales que, incluían, un total de 1.15 millones de personas que el Gobierno reconocía como desempleados.

En el año 2022, la población ascendió a 130.12 millones, una PEA de 60.14 millones y un empleo formal de 24.81 millones, lo que dio como resultado un déficit de -35.09 millones en la creación de empleos formales incluyendo también, a los desempleados.

Conviene señalar que, en el periodo 2018/2022, la población total se incrementó en 5.38 millones de personas, la PEA en 4.12 millones; la ocupación formal sólo creció en 1.47 millones de personas, en tanto que empleo informal creció 2.65 millones, lo que generó un déficit de empleos formales de -3.49 millones, mismos que incluyen a los 855,000 desempleados reconocidos por el Gobierno.

Así, podemos ver que la creación promedio anual de empleos formales en este periodo fue 367,500, en tanto que, el déficit promedio anual en la creación de empleos formales alcanzó la cifra de -875,000 puestos trabajo.  

Sin duda, este es un problema estructural que debió haber sido atacado desde el momento en que se iniciaron las negociaciones del TLCAN y que, antes de la entrada en vigor del mismo, desde marzo de 1991, nuestros socios del  bloque hicieron notar señalando la necesidad de hacer reformas laborales para que los obreros mexicanos obtuvieran mejores ingresos, mejores condiciones de trabajo, fueran más productivos, así como más competitivos a fin de que se pudiera cumplir con el papel de socio estratégico que, en el sector manufacturero, nos concedieron Canadá y EEUU.

En este sentido, en marzo de 1991, Labour Canada elaboró un estudio con el título de Comparison of Labour Legislation of General Application in Canada, The United States and Mexico, mismo que en dicha fecha envié a México a fin de que sirviera de referencia para mejorar el marco normativo y la productividad en nuestro territorio, lo redundaría muy positivamente en la competitividad de nuestro país y en el bloque regional como un todo. (Anexo 1).

Desgraciadamente, los funcionarios mexicanos no pudieron entender el proceso de integración del bloque, menospreciaron la importancia del TLCAN, y no tomaron en cuenta ese ni otros numerosos estudios relativos a diversos sectores de la economía canadiense, por lo que aplicaron un liberalismo dogmático cuya base fue el axioma de la mejor política industrial es la que no existe, situación que fue agravada con la negociación de TLC’s adicionales, aun cuando todavía no había experiencia ni referencia alguna sobre la operación y algunos resultados con el TLCAN. Anexo 2.

Una de las críticas más precisa y realista sobre la deficiente actuación de los funcionarios encargados de la conducción del comercio exterior de México, y que habla del liberalismo dogmático que ha caracterizado su actividad, la realizó la División de Asuntos Internacionales y Constitucionales del Parlamento Europeo con el título de Enseñanzas obtenidas a partir de la experiencia de los Acuerdos de México con América del Norte (TLCAN) y con la Unión Europea (AGMUE) señalando:

como consecuencia, México no ha generado los empleos requeridos y los salarios no han crecido, a pesar del aumento de la productividad, con lo que no se ha producido una convergencia real entre México y EE UU, ni entre el norte y el sur del país, cada vez más fracturado por las disparidades regionales de renta y desarrollo.

El TLCAN no es la causa de la crisis del agro mexicano, pero está contribuyendo a agravarla, y con ella, a alimentar los flujos migratorios, que no se han reducido. Como se verá, en este hecho incide, de manera determinante, el enfoque del gobierno mexicano hacia los acuerdos de libre comercio, denominada de “negociar y olvidar”.

Parte de una concepción neoliberal del Estado, como agente subsidiario que se limitaría a eliminar los obstáculos al comercio y despejar el terreno de juego de las fuerzas de mercado. Ese enfoque supone la igualdad entre las partes, lo que es dudoso, y excluye a priori la aplicación de políticas activas para favorecer el proceso de ajuste. Aunque imputable más al modelo económico que a los Acuerdos en sí, éstas son algunas de las razones que explicarían sus resultados negativos.

Este panorama es resultado de la aplicación de una serie de ideas y conceptos que han creado un marasmo en el comercio exterior de México, al firmar TLC’s de una manera compulsiva y llevar a cabo una desgravación unilateral totalmente ilógica, sin una estrategia que la complementara y que le permitiera añadir valor en la producción nacional, lo que redundaría positivamente en la creación de empleos.

En este contexto, los funcionarios mexicanos señalaban que, con la firma de numerosos TLC’s se había puesto la mesa para que los empresarios mexicanos se sirvieran; de que se había logrado un piso parejo; de que había la posibilidad de generar mayor valor de contenido regional con la incorporación de numerosos insumos procedentes de otros países; de que esta situación favorecería la mejor participación de nuestro  país en el proceso de globalización etc.; lo que realmente reflejaba el desconocimiento de la operación real del comercio internacional y del comercio exterior mexicano por parte de numerosos burócratas que fueron habilitados como expertos en dichas materias.

Dentro de este desordenado proceso, recientemente, el elemento que más negativo ha sido en la mala situación que se vive en nuestro país, es la firma del TLC con los 6 países que forman parte del TPP-11, socios con los que la relación comercial bilateral, durante el periodo 1993/2018, se había saldado con un déficit de -150,483 millones US debido a nuestro pésimo marco sistémico, lo que hacía prever un futuro poco halagüeño pues, esto se refleja en la muy reducida competitividad de México, misma a la que hago referencia en la nota que incluyo a continuación.

Infortunadamente, en los primeros 4 años de operación del Acuerdo, se ha  confirmado esta situación negativa pues, en los dos primeros años de vigencia del Acuerdo, nuestras exportaciones decrecieron y, en el periodo 2018 a 2022, nuestras ventas a ese grupo de países sólo se incrementaron en 299 millones US, en tanto que las importaciones procedentes del mismo lo hicieron en 12,123 millones US; así, el déficit para este cuatrienio fue de -81,304 millones US, situación totalmente contraria a la que nos prometieron “los conductores de nuestro comercio exterior”.

Apuntes finales

El TLCAN era el proyecto más importante para el desarrollo económico de México, a través de una integración comercial y productiva que se lograría mediante el aprovechamiento de las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida, especialmente, con la concurrencia del sector manufacturero de México; a un incremento de la competitividad en la producción de bienes y servicios; así como a una mayor captación de flujos de inversión extranjera directa que, al final, permitiría generar mayor número de empleos y elevar la calidad de vida de la población, lo que ayudaría a reducir la informalidad en la economía mexicana, a disminuir la delincuencia, así como limitar la enorme migración de mexicanos hacia la Unión Americana.

Desgraciadamente, estos objetivos no se lograron por la carencia de una estrategia que permitiera aprovechar las ventajas comparativas, pero ahora, la reestructuración que la economía mundial está registrando, nos ofrece otra oportunidad a través del nearshoring.

Esta es una nueva ocasión que, sin duda, debemos de aprovechar mediante el mejoramiento del marco sistémico y la definición de una estrategia que propicie la incorporación de mayor valor en la industria manufacturera, sector en el que la adecuada utilización de la mano de obra mexicana resultará un factor determinante que permitirá la generación de mayor número de empleos y mejor pagados, en nuestro territorio.

Anexo 1.-

Anexo 2.-