Por Vidal Ibarra Puig*
En nuestra colaboración del día 5 de octubre, es decir hace casi exactamente un mes, señalábamos a propósito de la propuesta de Reforma energética del gobierno federal, que “…En este contexto, es menester señalar que, de no tener cuidado con la instrumentación de esta reforma, se corre el riesgo de enfrentar demandas multimillonarias en dólares de parte de las empresas extranjeras que ya han invertido en el sector, y cuya liquidación no sería solo en función de lo invertido, sino que se consideraría el flujo de ganancias esperado…Adicionalmente, amenazar y prohibir inversiones extranjeras en sectores no negociados, pone en riesgo la vigencia del TMEC…”.
Pues bien: el día 3 de noviembre, un grupo de Representantes de los EEUU enviaron una carta a las autoridades del gobierno estadounidense, en la que entre otras cosas, mencionan que:
“Nos dirigimos a usted para expresarle nuestra grave preocupación por los informes sobre la intensificación de los esfuerzos del Gobierno de México para excluir a las empresas privadas de su sector energético en contravención de sus compromisos internacionales incluyendo el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA)… En las últimas semanas se han intensificado las acciones de aplicación discriminatorias y arbitrarias. A través de lo que parece ser un uso selectivo de la autoridad, han obstaculizado explícitamente -y en algunos casos bloqueado- la participación del sector privado estadounidense en los mercados de combustibles de México…”.
Esta fue la razón por la cual el gobierno mexicano decidió posponer la discusión de su propuesta de Reforma Energética (el texto completo está a disposición de usted, amable lector, lectora). En otras palabras, lo hizo recular de su decisión de aprobarla rápidamente.
Y lo hizo en buen momento, pues el panorama económico del país se está complicando. Tal vez demasiado.
El mes pasado, la inflación en México rebasó el 6.2 por ciento en octubre; el Producto Interno Bruto del país, esto es, la cantidad de bienes y servicios que produce el país, cayó 0.2 por ciento, que puede no parecer mucho, pero que significa no solo que el país no creció, sino que disminuyó. Además, el presidente anunció a fines del mes pasado que solo quedaba gasolina para 10 días en México; y ya pasaron 5 de esos diez días. Y en lo que toca a la vacunación contra el Covid 19, CNN nos informa que México se encuentra en el lugar número 13 de una muestra de 23 países de América Latina y el Caribe, con el 57.53 por ciento de la población completamente vacunada; por debajo de países como Ecuador, Panamá, El Salvador y República Dominicana.
Adicionalmente, un riesgo enorme para la economía y las finanzas del país es la anunciada medida de que enero a septiembre de este año, el Gobierno federal destinó 123 mil 187 millones de pesos más de lo planeado para la construcción de la refinería de Dos Bocas; para la Comisión Federal de Electricidad también se destinaron más recursos, en este caso de 52 mil 592 millones de pesos; en Educación pública, también hubo un gasto mayor de 12 mil 989 millones de pesos, principalmente para el programa de Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez; y la Secretaría de Bienestar gastó 3 mil 893 millones de pesos más de lo aprobado para los programas Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, Bienestar de las Personas en Situación de Emergencia Social y Natural, así como para Microcréditos para el Bienestar.
¿De dónde está saliendo todo este dinero? ¿Qué se pudo haber hecho con todo ese dinero en otras áreas? ¿más vacunas? ¿Menos muertos? ¿que no falleciera personal médico por falta de equipo atendiendo la pandemia? ¿Medicinas para los niños con cáncer?
Todas estas preguntas, además de que se está presionando demasiado a las finanzas públicas, pues si no hay crecimiento, no hay recaudación.
Y para rematar este gris panorama, el gobierno federal anunció la próxima creación de una empresa militar que se encargará de administrar proyectos de infraestructura estratégicos, tales como el tren maya, los aeropuertos, y los puertos. Vale mencionar que esta empresa militar que quiere crear el presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene entre sus precedentes el polémico Instituto de Previsión Social Militar (IPSM) de Nicaragua. Pero independientemente de que esta nueva empresa significa militarizar cada vez más el país, cosa que el presidente dio su palabra que no iba a hacer, lo que está haciendo es regresar, una vez más, al capitalismo de estado que defendía el PRI de los años 60 y 70 del siglo pasado, y tan celebrado por los economistas marxistas de la época como Maurice Dobb (del cual se comprobó después, según diversas fuentes, que era un agente soviético).
¿Hacia dónde se dirige la economía del país?
Es difícil hacer un pronóstico claro del futuro rumbo del país, pero permítame comentarle, estimado lector, estimada lectora, que la salida de capitales del país continúa: del 7 de febrero de 2019, que fue la fecha en que los residentes en el extranjero invirtieron la mayor cantidad de recursos en valores gubernamentales mexicanos, al 28 de octubre de 2021, los extranjeros han sacado del país 647 miles de millones de pesos.
¿No debería ser esta una señal, junto con todo lo anterior, para que el gobierno mexicano reflexione si acaso, que sus políticas generan incertidumbre en los inversionistas extranjeros, por un lado; y por otro, de que la situación económica del país se está complicando demasiado?
El terco insiste; el sabio rectifica.
*Doctor en Economía por SciencesPo Paris; profesor en el Departamento de Economía de la UAM Azcapotzalco, [email protected]