Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Hola, Simplicio. ¿Qué te has hecho? No te he visto en el Simposio de Comunicación que he organizado recientemente. Si no fuera porque ando muy ocupado, hubiera creído que ya te habías muerto…pero noté que el lugar especial que te tengo reservado en mi inframundo sigue vacío.
Simplicio: Ganas tienes, maldito Demonio apestoso, eso quisieras, pero mi Ángel de la Guarda me tiene otro lugar mejor más allá de las nubes. Lo que me ha mantenido sumamente ocupado es estudiar cuál es la mejor estrategia para mi campaña como candidato independiente para la Presidencia en 2024. Y Tú, ¿en qué has andado tan ocupado, que ni te bañas?
Diablo: Pues,tú sabes, el Mal nunca descansa, precisamente he estado muy ocupado en eso de organizar el Simposio de Comunicación y me cuesta mucho trabajo y me quita mucho tiempo. ¿Y tú, que haces? ¿Por qué pones cara de fuchi?
Simplicio: ¡Ay, Diablo! No es sólo porque apestas, es que estoy leyendo sobre la dizque Estética de la Vulgaridad que Tú promueves y que reina hoy en día.
Diablo: ¿Y YO POR QUÉ?
Simplicio: Pues como dice el Pueblo bueno: No te hagas el inocente, Vicente, que no te queda…ya todos saben de tus desaforadas intervenciones electorales, de tus espectaculares excesos y de tus brujerías capitalistas.
Diablo: ¡Vaya, vaya, Simplicio! ¿Y por qué te interesan temas filosóficos tan vulgares?.
Simplicio: Es que quiero comprender cómo es que la Vulgaridad tiene cada vez más éxito no sólo en el llamado “capitalismo artístico” sino en las campañas electorales…como todos los precandidatos a cuál más , pero destacadamente el fenómeno de Xóchitl… ¿Tú no tendrás algo que ver con eso?
Diablo: ¿Yoooo, Por Qué? No confundas, mi Simply, la banalidad del mal que yo impulso con la ambivalente vulgaridad de “El-Medio-es-el-Mensajero” (que se promueve en la propaganda y publicidad de la actualidad, sobre todo en lo electoral).
Simplicio: Eso, ¿qué significa?
Diablo: Con el adjetivo vulgar me refiero a todo aquello que le pertenece o que tiene que ver con el vulgo, es decir, con la chusma o con la muchedumbre, aquello que se asocia a la plebe o al pueblo. De hecho, este término proviene de las voces del latín vulgus (“gente común”) y vulgare (“difundir”, “propagar entre la gente”). Históricamente está asociado a la falta de cultura o de educación, es decir, al desprecio por las clases iletradas y populares, tal y como lo refleja la alocución latina Odi profanum vulgus, et aceo (“odio al vulgo ignorante y me alejo de él”), atribuida al poeta lírico y satírico romano Horacio (65-8 a. C.).
Simplicio: ¡Vaya, el Diablo citando en latín! ¡Y a poetas! Creía que sólo entendías el latín de los exorcismos…
Diablo: Fake News, puros cuentos, Yo domino el latín desde que los Romanos dominaban el mundo, mucho antes que la Iglesia Católica se montara en el Imperio Romano y su lengua para tratar de sojuzgar las almas…
Simplicio: Ya no te adornes tanto, Demonio pedante, y define en términos simples lo Vulgar.
Diablo: Bueno, lo Vulgar hoy en día es sinónimo de ordinario, pero en dos sentidos posibles del término: por un lado, lo vulgar entendido como lo grosero, soez, ofensivo. Por otro lado, lo vulgar entendido como lo popular, cotidiano, coloquial.
Simplicio: ¿Y Xóchitl, cómo encaja con esto?
Diablo: En cuanto a la primera acepción, en forma superlativa, de hecho y de palabras, rebasa las formas de lo grosero, lo soez, el lenguaje ofensivo.
Simplicio: Sí, vaya que le tupe a Ya Sabes Quién…¿y en cuanto a la segunda acepción, ¿es Xóchitl “Pueblo”?
Diablo: La gran incógnita. Tal vez lo fue al principio, luego ya no, y ahora le conviene volver a serlo…para fines electorales.
Simplicio: Entonces, ¿sólo recurre a pasar por ser “Pueblo” para lograr votos?
Diablo: Creo que sí…pero, volvamos al tema. ¿Sabías que Achille Mbembe tiene una teoría sobre la Estética de la Vulgaridad?
Simplicio: ¿Quién es ése?
Diablo: Mbembe es un historiador camerunés que reclama que los conceptos de biopoder y biopolítica desarrollados por Michel Foucault ya no son suficientes para explicar las formas contemporáneas de subyugación. Sobre las ideas de Foucault con respecto a las ideas de poder soberano y biopoder, Mbembe añade el concepto de “Necropoder”, el cual va ms allá de “inscribir cuerpos dentro de aparatos disciplinarios”. Mbembe demuestra cómo el poder de la soberanía ahora se pone en práctica a través de la creación de zonas de muerte donde la muerte deviene el ejercicio definitivo de dominación y la forma primaria de resistencia.
Simplicio: ¡Oh, vaya! ¿Ahora también los historiadores se ocupan de la vulgaridad?
Diablo: Sí, también investigadores de otras Ciencias Sociales como la activista mexicana Rossana Reguillo, que en 2021 publicó “Necromáquina”, interesante relato del tránsito del biopoder a su devenir necropoder, de la narcomáquina a la necromáquina, un dispositivo de muerte que en México arrancó en 2006 luego de la declaración de la “Guerra contra el Narco”.
Simplicio: Vaya, pues más que Estética parece “Estétrica”.
Diablo: Cierto, según Mbembe, la violenta vulgaridad se ha convertido en una lucha necrófila frente a las estructuras dominantes.
Simplicio: ¡Interesante! ¿Así que, según él, ser vulgar puede ser como un acto de rebelión?
Diablo: ¡Exacto! Mbembe sugiere que ciertas expresiones vulgares pueden cuestionar normas sociales y empoderar a aquellos que están marginados.
Simplicio: ¿Entonces el insulto puede ser una especie de desafío?
Diablo: Al parecer, sí. Mbembe argumenta que la vulgaridad puede ser una táctica para romper con la monotonía del orden establecido.
Simplicio: Así es que lo que hace X en su campaña está “fríamente calculado”…
Diablo: Así es, incluso lo vulgar puede tener un propósito más allá de lo aparente.
Simplicio: Bien, bien. Pero creo que algunos otros precandidatos todavía llevan la vulgaridad a niveles extremos.
Diablo: ¡Cierto! Mbembe advierte que es importante encontrar un equilibrio y no caer en la vulgaridad sin sentido. Sí, pero también advierte que su exceso puede llevar a una desensibilización y banalización de la vida cotidiana (entre paréntesis, lo cual a mí me encanta).
Simplicio: ¿Y qué opina Mbembe sobre el uso excesivo de palabras malsonantes?
Diablo: Según él, el lenguaje vulgar puede ser un arma poderosa, pero también puede desgastarse si se utiliza sin reflexión.
Simplicio: Ya lo creo. Algunos y algunas deberían tomar nota de eso antes de soltar improperios sin ton ni son!
Diablo: Sin duda, un poco de pensamiento siempre es útil, incluso en la vulgaridad.
Simplicio: Yo pienso que la vulgaridad moderada puede ser una forma de resistencia contra las normas impuestas por la sociedad. Al parecer, la estética de la vulgaridad se ha convertido en un controvertido “Trending Topic” en las campañas electorales, lo cual es típico de la creciente polarización. Algunas personas pueden argumentar que su uso puede atraer la atención y generar cierto grado de notoriedad, lo que podría beneficiar a ciertos candidatos. Sin embargo, otros podrían verlo como un enfoque negativo, ya que puede socavar la seriedad y el respeto en el ámbito político. En general, la elección de utilizar esta estética en una campaña puede tener diferentes efectos según el contexto cultural y la percepción pública.
Diablo: Supongo que, en cierto modo, ser vulgar podría ser una manera de rebelarse contra lo establecido.
Simplicio: ¡Exacto! La vulgaridad es una manifestación de la pluralidad cultural y la diversidad. Así que, lo que algunos ven como vulgar, otros lo aprecian como una expresión auténtica.
Diablo: ¡Ja, ja! Entonces, ¿puedo asumir que defiendes los atuendos extravagantes y los colores chillones como manifestaciones de esta estética de la vulgaridad?
Simplicio: ¡Así es! Pero ojo, también advierte que no debemos caer en la superficialidad y la banalidad. La vulgaridad debe tener un trasfondo profundo y social.
Diablo: Me pregunto qué dirían los críticos de moda sobre esto. Podría ser divertido verlos discutiendo sobre si algo es vulgar o simplemente audaz como se ve en las marchas por el orgullo de los LGTBQ+.
Simplicio: ¡Ja, ja! Sería una discusión sin fin. Pero, en serio, creo que estamos invitados a cuestionar nuestras ideas preconcebidas sobre la estética y a apreciar la diversidad cultural en todas sus formas. Bueno, Diablín, ha sido un diálogo muy peculiar sobre la estética de la vulgaridad. Creo que ha sido una charla bastante entretenida, Diablín. Gracias por compartir tus opiniones sobre la reinante “estétrica de la vulgaridad”.
Diablo: ¡De nada, Mi Simply! Siempre es un placer hablar contigo sobre temas tan peculiares. ¡Hasta la próxima!