Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Chantal Mouffe, qué agradable verte, aunque sólo sea por internet!
Chantal Mouffe: ¡Oh, Diablo! Me he enterado de tu Simposio de Comunicación. ¿Cómo es posible que no me hayas invitado antes?
Diablo: ¡Oh, Chantal! Mi querida amiga, pensé que preferirías mantener tu enfoque en lo político en lugar de lidiar con los trucos retóricos del inframundo.
Chantal Mouffe: ¿Y crees que en la patriarcal política terrenal no hay disputas? Subestimas mi capacidad para abordar la confrontación. Además, este Simposio es la oportunidad para presentar mi teoría de la hegemonía y la agonía política en el actual infierno de las comunicaciones…
Diablo: ¡Ja! Me suena a un desafío para mi propia hegemonía demoníaca. Pero dime, ¿puede tu política radical enfrentarse a las tentaciones y trampas de la corrupción?
Chantal: Esa es una preocupación válida. Mi teoría se centra en la construcción de una ciudadanía activa que pueda contrarrestar la corrupción al empoderar a las personas para que tomen decisiones colectivas con responsabilidad y ética.
Diablo: Interesante. Pero, ¿qué pasa si las pasiones humanas y los impulsos egoístas, como sucede en el crimen en general y el narcotráfico en especial, se interponen en el camino de esa política democrática radical?
Chantal: Reconozco que las pasiones son inherentes a la política y a la mala vida, pero mi enfoque es canalizar esas pasiones hacia la construcción de identidades colectivas en lugar de la polarización destructiva. Abrazos, no balazos como dice Ya Sabes Quién. La buena vida, del pueblo bueno, por el bien de todos…
Diablo: Ah, entiendo. Así que, en lugar de incitar a las almas hacia la ira y el caos, estás promoviendo una especie de “infierno político constructivo”.
Chantal: Más bien, transformar este infierno, Diablo. Busco una forma de política que promueva la igualdad y la justicia sin caer en trampas destructivas.
Diablo: Bueno, Chantal, suena como si estuvieras tratando de hacer mi trabajo un poco más difícil, pero se me hace muy iluso de tu parte, no creo que funcione. La inclinación al Mal siempre está en vuestros corazones.
Chantal: Y también el deseo del Bien. En fin, simplemente estoy investigando cómo se pueden desafiar y transformar las lógicas de poder en la política democrática radical. Pero no subestimes mi capacidad para desafiar las estructuras de comunicación, incluso en tus dominios infernales.
Diablo: ¡Vaya, vaya! Entonces, ¿quieres decir que estás buscando nuevas formas de subvertir mi expansión del mal sobre la Tierra?
Chantal: Exactamente. Pero recuerda, Diablo, mi concepto de agonismo constructivo busca generar un espacio donde las diferencias puedan expresarse sin llegar a la violencia.
Diablo: ¿Qué entiendes por agonismo?
Chantal: Por agonismo entiendo que un adversario reconoce la legitimidad del oponente y el conflicto se conduce a través de las instituciones. Es una lucha por la hegemonía. Defiendo la idea de que el antagonismo propiamente dicho, a no ser que pueda ser eliminado, puede ser sublimado en agonismo. Este último se distingue entonces del antagonismo, en cuanto a que no se plantea desde la confrontación entre enemigos sino entre «adversarios que reconocen la legitimidad de sus respectivas reivindicaciones». Afirmo también que «el objetivo de una política democrática es transformar el antagonismo potencial en un agonismo, en el seno del cual los adversarios están de acuerdo en los principios democráticos de libertad e igualdad, pero se confrontan en el significado que tienen. La democracia plural o pluralista que defiendo corresponde a este modelo agonista, y presenta desde su perspectiva la ventaja de reconocer el papel de las pasiones en la formación de identidades colectivas.
Diablo: Una democracia utópica…
Chantal: No exactamente, Diablo. Mi enfoque es más sobre cómo las fuerzas sociales pueden articularse en contra de las hegemonías y construir espacios políticos más equitativos.
Diablo: ¿No es eso un tanto conformista?
Chantal: ¡Oh, Diablo, no lo creo. Todo lo contrario. Requiere sobre todo una actitud ética, conducirse con honradez, rechazando la corrupción.
Diablo: ¡Ja! No subestimes el poder de la tentación, Chantal. Pero ha sido un debate fascinante. ¡Buena suerte con tus teorías políticas radicalmente democráticas! Ojalá puedas construir el pueblo que se transforme y la practique.
Chantal: ¡Gracias, Diablo! Y recuerda, la lucha por la justicia y la equidad nunca termina.
Diablo: Ilusiones…de ilusos pasivos.
Chantal: No, Diablo! Mi enfoque es crítico de la política y activo en lo social. Nada pasivo ni conformista. Busco crear un pueblo unido que desafíe las estructuras opresivas y construya una democracia radical.
Diablo: ¡Interesante! Pero, ¿no crees que a veces un poco de fuego y azufre podría agilizar las cosas? Digo, la destrucción puede ser transformadora, ¿no?
Chantal: ¡No, Diablo! Mi enfoque es pacífico y se basa en la participación ciudadana. Buscamos cambiar las normas y las instituciones a través del empoderamiento popular.
Diablo: Claro, claro. Pero ¿has considerado una revolución de estilo infernal?
Chantal: Estas atrasado, Diablo. La Historia de las Revoluciones violentas ya pasó. Mi objetivo es evitar la violencia y promover el diálogo constructivo. La transformación debe ser ética y respetuosa, no destructiva.
Diablo: Bueno, bueno, cada uno con su enfoque, ¿verdad? Aunque debo decir que tu enfoque es menos… caliente que el mío.
Chantal: ¡Así es, Diablo! Prefiero mantener las llamas del cambio en el ámbito de las ideas y la participación política.
Diablo: Entiendo, entiendo. Pero recuerda, si alguna vez cambias de opinión, estoy aquí para ofrecer un toque infernal a tus teorías transformadoras.
Chantal: ¡Aprecio la oferta, Diablo, pero seguiré enfocada en mi camino hacia la democracia radical y el cambio social positivo!
Diablo: ¡Hasta luego, Chantal! Gracias por tu participación. Ahora me temo que en cuanto se entere tu colega Errejón, con el que escribiste al alimón el libro “Construir Pueblo”, me va a acusar de discriminación de género (masculino) y me va a exigir que lo invite a debatir contigo en una nueva sesión del Simposio, tú sabes que a este cuarentón le encanta la Comunicación…
Chantal: Sí, seguramente Íñigo lo hará, pero yo encantada. Aunque le doblo la edad, intelectualmente nos entendemos a la perfección, claro, ya que compartimos el pensamiento de mi marido, que en paz descansa desde 2014.
Diablo: Pues él descansa, pero no nos deja descansar allá en el inframundo, criticando todo el tiempo a pesar de que lo tengo en el pabellón de los intelectuales consentidos con todas las facilidades, incluyendo internet. Por lo que seguramente en cuanto se entere de que Íñigo y tú han participado me va a demandar por discriminación y a exigir igualdad de trato entre vivos y muertos y va a querer participar en el Simposio.
Chantal: Oh, Diablo…