Dialogos en el Averno, Opinión

Diálogos en el Averno/ Sigue Simposio de Comunicación: Isabelle Stengers platica con Manuel DeLanda sobre Gilles Deleuze, Brujería y Capitalismo/Javier Ortiz de Montellano

Diálogos en el Averno

Por Javier Ortiz de Montellano 

Diablo: ¡Saludos, queridos académicos! Me complace que hayan aceptado la invitación al Simposio de Comunicación para que podamos seguir aprendiendo sobre brujería y capitalismo. Es un honor contar con su presencia por la infernal internet y espero recibirlos en persona algún día por acá…con todo respeto.

Manuel DeLanda: ¡Hola Isabelle, hola Diablo!

Isabelle Stengers: ¡Saludos, Manuel. Hola, Don Diablo! Sin duda, es este un tema apasionante. 

Manuel: Isabelle, he estado leyendo tu libro “Brujería Capitalista” y me ha dejado pensando en cómo las prácticas esotéricas se entrelazan con el sistema económico. 

Isabelle: Es un tema fascinante, ¿verdad? Desde mi perspectiva, veo que el capitalismo ha adoptado y transformado muchas creencias y prácticas para su beneficio. La brujería, que solía ser marginalizada, ahora parece ser cooptada por el sistema económico en una especie de relación simbiótica, de explotación.

Manuel: Sí, precisamente. Parece que el capitalismo actual ha encontrado formas de explotar incluso creencias y rituales. Es como si estuviera creando una especie de “capitalismo mágico” donde los valores del mercado se mezclan con lo oculto.

Isabelle: Ciertamente es intrigante analizar cómo las estructuras del capitalismo han influido en las percepciones y prácticas de la brujería a lo largo del tiempo.

Manuel: Definitivamente. El filósofo Gilles Deleuze también se plantea la cuestión de la resistencia, que significa la lucha por nuevos modos de existencia. Es por tanto una batalla por la diferencia, variación y metamorfosis, para la creación de nuevos modos de existencia. ¿Qué opinas sobre su propuesta de que la brujería es una “máquina de guerra” resistente contra el Estado?

Isabelle: Es una perspectiva provocadora, Manuel. Para Deleuze, la brujería no se limita a las tradicionales prácticas mágicas, sino que representa una resistencia creativa y descentralizada contra las estructuras de poder. Consideraba que la brujería operaba como una “máquina de guerra” en el sentido de que desestabilizaba las normas y jerarquías establecidas por el Estado y las instituciones.

En este contexto, “máquina de guerra” no se refiere necesariamente a un conflicto armado, sino a una herramienta de lucha que opera de manera impredecible y evita la cooptación por parte del Estado. Deleuze veía en la brujería una forma de escapar de las normas y roles impuestos, permitiendo una resistencia autónoma y creativa. Él argumenta que las brujas desafiaban las normas establecidas y desempeñaban un papel de agitación en el orden social y político, lo que las convertía en una especie de máquina de guerra no convencional. La brujería como “máquina de guerra” nos obliga así a repensar la forma en que las minorías y los marginados han desafiado históricamente las normas dominantes. Esta idea también se alinea con la manera en que los movimientos sociales contemporáneos cuestionan y resisten ante las estructuras capitalistas actuales que se conducen en forma irracional.

Manuel: Cierto. La interconexión entre el capitalismo y la brujería nos insta a considerar cómo la explotación económica y la opresión ideológica se entrelazan de formas sutiles pero poderosas. ¿Crees que esta perspectiva puede ayudarnos a comprender mejor los problemas sociales actuales?

Isabelle: Sin duda, Manuel. Explorar las formas de la  brujería capitalista nos permite analizar cómo se construyen y mantienen las jerarquías del poder, así como las tácticas de resistencia que pueden desestabilizarlas. La metáfora del capitalismo irracional como brujería nos invita a pensar más allá de los enfoques convencionales y a considerar nuevas estrategias de cambio, de transformaciones más razonables.

Manuel: Para mí, es fascinante cómo Deleuze explora las conexiones entre el capitalismo y la brujería, desafiando nuestras percepciones convencionales. Por lo demás, es interesante observar cómo las prácticas capitalistas han cooptado algunos elementos de la brujería, como la noción de “encantamiento” a través de la publicidad y la mercadotecnia, en las que las mercancías como objetos brujos presentan características humanas (hablan, bailan nos conmueven, etc) y los humanos son tratados como mercancías, sin más valor que el de ser potenciales compradores. En este sentido, podríamos decir que el capitalismo busca “hechizar” a las masas para mantener su influencia sobre su consumo y obtener ganancias extraordinarias con su “like”.

Isabelle: Definitivamente, Manuel. La “brujería capitalista” podría entenderse como una estrategia de manipulación a gran escala, donde se utiliza la persuasión y la seducción para mantener a las personas bajo el control de las estructuras económicas dominantes. Pero también el enfoque de Deleuze nos invita a considerar el capitalismo como un sistema complejo de relaciones y prácticas, donde la brujería puede significar también  una metáfora de la resistencia y la desestabilización de las estructuras de poder.

Manuel: Me alegra que compartamos esta visión. El estudio de la brujería capitalista es un llamado a la reflexión profunda sobre las dinámicas sociales y económicas que moldean nuestro mundo…capitalista. Tu libro presenta una perspectiva clara sobre cómo el capitalismo se relaciona con lo oculto y lo mágico en la sociedad contemporánea.

Isabelle: Sin duda es fascinante ver cómo el capitalismo ha adoptado estrategias que se asemejan a la brujería en su búsqueda constante de explotación y dominación. ¿Crees que esta relación es intencional o más bien una convergencia de fuerzas?

Manuel: Creo que es una combinación de ambos. El capitalismo ha aprendido a utilizar elementos de la brujería para manipular percepciones y controlar el mercado. Pero también es resultado de una convergencia histórica, donde las fuerzas del capitalismo y las dinámicas de poder se han entrelazado con elementos de lo oculto, como la mano “invisible” que inventó  Adam Smith para explicar el comportamiento dizque “perfecto” de la economía.

Isabelle: Es interesante cómo la brujería capitalista aprovecha la ciega creencia en la magia del mercado, haciendo que las personas depositen su fe en la riqueza y el éxito como si fueran hechizos poderosos. ¿Cómo podemos resistir estas manipulaciones y crear un mundo más equitativo?

Manuel: Creo que la clave está en desmitificar la idea de que el mercado es infalible y en desenmascarar las tácticas manipuladoras que se utilizan para mantener esa creencia. Debemos promover una mayor conciencia crítica y fomentar alternativas económicas que valoren la solidaridad y la sostenibilidad sobre la acumulación desenfrenada.

Isabelle: Totalmente de acuerdo. Necesitamos desentrañar las ilusiones que el capitalismo ha tejido a su alrededor y trabajar juntos para construir sistemas menos injustos y  más éticos.  La “brujería capitalista” nos brinda una perspectiva interesante para analizar y cuestionar estas dinámicas.

Diablo: Desde las profundidades ardientes del inframundo, quiero agradecerles por su ardorosa participación en nuestro Simposio, donde exploramos cómo la brujería y el capitalismo, para bien o para mal, coexisten. ¡Vuestra habilidad para conjurar hechizos retóricos ha sido 

verdaderamente demoníaco! Gracias por compartir sus ideas sobre Deleuze, Isabelle y Manuel.

Isabelle: ¡Gracias, Diablo, y a ti, Manuel! Siempre es inspirador discutir estas cuestiones contigo. Sigamos explorando juntos las intersecciones entre lo esotérico y lo económico.

Manuel: Que así sea, gracias, Isabelle, y muchas gracias a ti Diablo, por tu cálida hospitalidad.

Diablo: Pues ya saben que esta es su casa, y son bienvenidos al infierno a platicar con su maestro Deleuze en persona, no vivo, pero sí a todo calor, cuando gusten y pueden quedarse el tiempo que quieran…hasta una eternidad.

Manuel: No, gracias yo paso, prefiero conversar con él por tu infernal internet.

Isabelle: Yo también paso, Diablito.

Diablo: ¡Hasta el próximo encuentro, Mortales!