¿Y por qué no?, Opinión

¿Y por qué no?/México: ¿hacia una crisis de fin de sexenio en 2024?/Vidal Ibarra Puig (tercera y última parte)

Por Vidal Ibarra Puig[1]

En nuestras dos anteriores colaboraciones ya hemos planteado los cuatro elementos que a nuestro juicio son los que pueden alterar sustancialmente las proyecciones acerca de la economía del país. Comentábamos al final de la segunda colaboración que el gobierno ha programado un gran endeudamiento para el país en 2024 ($1’864,872.3 millones de pesos), una y media veces el monto de la deuda actual de Fobaproa-IPAB. Y la pregunta es si este endeudamiento vale la pena, si redundará en beneficios para la población. Veamos.

En la página 60 de los Criterios Generales de Política Económica, aparece el siguiente cuadro, que nos indica en que desea gastar el gobierno, tanto nuestro dinero así como lo que piensa endeudarse.

Nos concentramos en lo siguiente: el Gasto Corriente pasará de 3,599.7 miles de millones de pesos (mmp), a 3,883.0 mmp, o sea un aumento del 7.9 por ciento, que en dinero significa un incremento de doscientos ochenta y tres miles de millones de pesos y 300 millones de pesos más; no es poco. Las pensiones aumentan en 7.3 por ciento, o sea casi ciento dos miles de millones de pesos ¿se imagina que se puede hacer con todo ese dinero?

Y para finalizar, vemos que el gasto en inversión física, que son las escuelas, hospitales, carreteras, equipos para los hospitales, etcétera, va a disminuir en más de doscientos sesenta y cuatro miles de millones de pesos ¿y qué será del futuro del país, las escuelas que se van a necesitar para las nuevas generaciones, las nuevas carreteras y demás? Pues no se van a construir.

Por si no fuera suficiente este sombrío panorama, en la página 117 aparece el siguiente cuadro.

Note usted la disminución en los rubros de Fiscalía General de la República (la encargada de hacer valer, junto con la SCJN, el estado de derecho en México), una baja de 528.8 miles de millones de pesos; en Defensa Nacional de 7,766.5 miles de millones de pesos (abrazos, no balazos); en Turismo por 637.4 miles de millones de pesos (uno de los tres principales generadores de divisas y de empleos en el país); y, le ruego no se sienta mal, literalmente hablando, la reducción en Salud por 122,668.3 miles de millones de pesos, o sea que el sistema de salud como el de Dinamarca, las medicinas para los niños con cáncer, las pruebas que eran gratis para detectar el cáncer de mama en las mujeres, tendrán que esperar mejores épocas.

Pero no es solo eso. En la página 58 nos presentan la siguiente propuesta.

El apoyo para el campo está en el octavo lugar (hay cosas más importantes que la alimentación quiero suponer), pues para Fertilizantes se planea dedicar 17,489.2 miles de millones de pesos, los cuales sumados a los Precios de Garantía (que por cierto han estado muy mal manejados) por 12,534.2 miles de millones de pesos, dan un total de 30,023.4 miles de millones de pesos, por debajo del programa estrella del gobierno Sembrando Vida, del cual no se han visto avances significativos, pues se siguen sembrando estupefacientes en diversas zonas del país. Y no se desanime, pero note el monto de los apoyos a la Pesca: está en el penúltimo lugar, con solo 1,770.2 miles de millones de pesos, como que si este país no tuviera un inmenso potencial pesquero. Dada esta información del cuado anterior, vemos las prioridades del gobierno: asegurar los votos de los adultos mayores y de los jóvenes a los cuales no se les puede ofrecer un empleo digo y bien remunerado; el mismo Banco Mundial lo reconoce al declarar que “Un crecimiento que permita crear empleos, es la respuesta a la pobreza”; no regalar dinero.

Para ya no aburrirlo con tantos cuadros, en la misma página 58 se menciona que el presupuesto asigando al Tren Maya es del orden de 120,000 miles de millones de pesos; y como ya lo admitió el Secretario de Hacienda: Dos Bocas terminará costando el doble… y el Tren Maya más del triple.

¿Cuál es el futuro de la economía mexicana, para el año que entra especialmente?

Veamos cual ha sido el comportamiento de las cuatro variables que llamaron nustra atención: Inflación, Tipo de Cambio, la Tasa de interés nominal y el Precio promedio de la canasta mexicana de petróleo.

En septiembre de 2023, el INPC en México registró un incremento de 0.44 por ciento respecto al mes anterior. Con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 4.45 por ciento. La estimación del Gobierno es que cerrará a 4.5 por ciento a tasa anual. Pero en Estados Unidos los empleos aumentaron sustancialmente. Esto significa que habrá presiones de demanda sobre los bienes y por consiguiente temores de repunte de la inflación, lo cual no permitirá que bajen las tasas de interés y por ende las de México tampoco, lo cual, sumado a los RFSP analizados en nuestra nota anterior, significan riesgos de que aumente la inflación. Adicionalmente, California acaba de garantizar $20 dólares la hora a los trabajadores de locales de comida rápida, y otros estados podrían seguir su ejemplo, aumentando las presiones inflacionarias. Una inflación de 3.8 por ciento para 2024 nos parece, en consecuencia, difícil de lograr, lo que significaría altas tasas de interés y más gastos por la deuda interna (y en su caso, externa).

Respecto al Tipo de Cambio del dólar, el gobierno estimó que sería de 17.6 pesos por dólar al cierre de 2024, pero el martes 10 de octubre siguió subiendo y cerró a 18 pesos por dólar ¿esto que implicaciones tiene? Que los pagos de la deuda externa nos saldrán más caros en moneda nacional, lo cual quiere decir que el gobierno deberá de dedicar más pesos para comprar dólares y pagar el servicio de la deuda, lo cual significa que buscará más moneda nacional, vía deuda o tomándolo de otro lado, para esos pagos. Y si emite más deuda, serán más presiones sobre las tasas de interés, pues deberá competir con las empresas o las personas por ese crédito. La incertidumbre está presente además en los mercados financieros: del 3 de diciembre de 2018 al 29 de septiembre de 2023, o sea durante la actual administración, han salido del país 464,581.12 millones de pesos, producto de que los inversionistas extranjeros han retirado su dinero de los bonos gubernamentales. Un aspecto adicional de un tipo de cambio más alto, es que las importaciones nos saldrán más caras, y esos incrementos los productotores los trasladarán a los precios de los productos que elaboran: más presiones inflacionarias.

En lo que toca a las tasas de interés, como hemos visto, están sujetas a presiones inflacionarias, y el desempeño de la economía estadounidense por  momentos parece ser que juega en contra de la disminución de las mismas en México. La inflación en México, por lo demás, podría tener un repunte si se da otro aumento salarial tan fuerte y sobre todo de golpe, como se ha dado en años anteriores. Esto sería una presión adicional sobre las tasas de interés.

Y finalmente, respecto al precio de la canasta mexicana de petróleo, ante los últimos acontecimientos en Gaza, aumentó primero en línea con las tendencias internacionales, pero ha experimentado un leve descenso el día martes 10 de octubre, para situarse en 80.99 dólares, un dato muy bueno, pero un precio alto del petróleo significa también precios altos para las gasolinas que importamos y para el gas natural (se importa alrededor del 25 por ciento de las gasolinas que consuminos).

Luego entonces, estimad@ lector, lectora, de los cuatro alfileres de los que pende la economía mexicana, solo uno, el precio del petróleo, parece estar bien; los otros tres habrá que estar muy atentos, y nos atrevemos a decir que sobre todo, darle seguimiento a la variable tipo de cambio, pues es un indicador muy claro de la confianza (o no) en la economía.

Cuide su salud y, si tiene dinero, también cuídelo.


[1] Profesor en el Departamento de Economía, UAM Azcapotzalco, viip@azc.uqm.mx