Por: Víctor M. Zendejas Orozco*
Algunos nombre que aparecen en la lista de los nominados para ser candidatos a diputados federales y senadores por el partido creación de Andrés Manuel López Obrado, Morena, han generado gran decepción entre la ciudadanía no militante, simpatizantes y militantes de ese instituto político al considerar que ha habido arreglos de cúpula para su designación.
Nombres de hombres y mujeres que suenan como de una administración pasada con fracasos administrativos, divisionismo entre la militancia y hasta bajo acusaciones de mal manejo de las finanzas públicas vuelven a ser postulados sin importar al partido lopezobradorista que se pierda un porcentaje importante de votos.
El fenómeno de votación de 2021, que estuvo lejos de los sufragados con el efecto Lope Obrador, tiende a agravarse este 2024 con el nombramiento de personajes salidos de las filas del tan criticado neoliberalismo del presidente de México.
Se ha echado por la borda y desconocido el trabajo de a pie y de pulso político de verdaderos militantes de izquierda para dar preferencia, mediante oscuras negociaciones, a personajes que antes fueron repudiados por pertenecer a una supuesta mafia del poder tan criticada por el fundador de Morena.
Las famosas encuestas para la designación de candidatos no son más que una triste fachada para dar lugar a que los consejeros se jueguen en una ruleta de la suerte a quien traga más pinole o lleve más dinero para la campaña. No importa su desprestigio, el nombre, inmaculado por la cartera a presentar, es lo que vale. No la trayectoria o el desprestigio. La ciudadanía no cuenta, no cuenta su opinión o enojo. Morena va al fracaso. No hay izquierda. Se ha mentido.
En todos los municipios del país, tan recorridos por López Obrador, es lo mismo: los verdaderos militantes de izquierda han sido echados el baúl de los recuerdos. El influyentismo, el amiguismo, el sectarismo y la complicidad es lo que vale para una cúpula al estilo estalinista.
La esperanza que tanto promueve la 4T empieza a cambiar de bando y la decepción morenista también. Ya no miles, sino millones van a diferir su voto y como resultado de ese efecto los partidos llamados de oposición verán llegar por la hendidura de su alcancía los votos de la decepción.
Ya no existirá el coyuntural efecto López Obrador y el de Claudia no es lo mismo en un país con arraigado machismo, pues la gente como una segunda parte de la misma historia y a la gente no le gustan los fiambres. Se apuesta al voto duro embalsamado con dinero de los programas sociales que el ciudadano no querrá perder y por miedo votara porque todo siga igual.
La historia se repite: miedo a perder lo poco que se tiene o la dadiva que ser recibe. El primer principio de la verdadera izquierda es la igualdad. En la seudoizquierda actual parecería ser la desigualdad.
***Presidente de la ONG Franature