Por: Víctor M. Zendejas Orozco*
En el partido fundado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha hecho costumbre, entre dirigencias corruptas, poner en práctica la ideología de uno de los más destacados exponentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Hank González, cuyo principal postulado versa: “un político pobre es un pobre político”.
Así, en ese partido prevalece la otra máxima: “el que tiene más saliva traga más pinole”. No importa ser militante de verdadera izquierda, luchador social o fundador del partido guinda si no se tiene los millones suficientes para solventar una campaña política. Esto, corruptamente, es lo que importa.
Lo que importa a algunos dirigentes de corrientes partidistas es ganar por ganar, el poder por el poder. No un proceso de lucha por la democracia sino convertir esta en un fenómeno electorero a costa, precisamente, de la democracia. Las famosas encuestas no son más que una fachada para que arriba se llegue a oscuros acuerdos que calan en el votante.
No importan los principios de igualdad de la genuina izquierda cuyo primer postulado es, precisamente, la igualdad. No vale el otro postulado de la izquierda original: la crítica y la autocrítica. Dijo José Revueltas “la verdad es siempre revolucionaria, no importa de donde surja”. Se descalifica y se estigmatiza a quien lo hace como hizo el neoliberalismo al acusar a todo cuestionador del sistema como rojillo.
La designación de candidatos de Morena para distintos puestos de elección popular ha decepcionado a una buena parte de militantes y del electorado y con ello ese partido se ha perfilado a la pérdida de votos a su favor al recibir a chapulines de otros partidos.
También hay chapulines del mismo partido quienes han saltado de un cargo a otro, de ediles a diputados o de diputados a aspirantes de presidencias municipales. Baste ver las redes sociales y nombres de postuladas o postulados para descifrar las miles de críticas negativas o insultos en su contra y la merma de la credibilidad sobre Morena.
Hay personajes que jugaron alguna sindicatura o dirección con presidentes municipales que tuvieron una pésima administración y ahora son impopulares pese a ser candidatos nuevamente, por ejemplo, a una diputación, que se ostentan como cercana a la gobernadora Delfina Gómez Alvarez en fotos de las redes sociales dando a entender al votante de que la maestra ya dio el dedazo para su postulación. Y de una manera arrogante y déspota se ostentan como la futura elegida para el máximo cargo municipal.
Habrá que ver cómo le va a ir a Morena el 2 de junio, pues es innegable que la votación no será la misma que en 2018 para ese partido a quien el pueblo empieza a percibir como una mimetización del que gobernó por casi noventa años a México. No hay diferencia. El color ya no importa. El personaje honesto y de buena trayectoria o administración para la gente es lo que vale. Para un partido de corruptos (no todos, hay que aclarar) no.
*Presidente de la ONG Franature