Por Claudia E. Sánchez*
El 2021 fue un año muy convulso en distintos sentidos: Estados Unidos obtuvo un nuevo Presidente, la Canciller alemana Ángela Merker dejó el cargo luego de 16 años en el poder, y Chile hace unos días le dió el triunfo en las elecciones presidenciales al joven de izquierda Gabriel Boric, un hombre de 35 años que, por cierto, no tiene temor de mostrar sus tatuajes. Sin duda hay una gran expectativa en el mundo.
En el plano de la salud tuvimos altibajos; la variante Delta de la Covid-19 volvió a poner al mundo de cabeza aunque el desarrollo de las vacunas nos ha permitido saber que si bien seguirán los contagios, la tasa de mortalidad va a la baja. Y para terminar el año, nos encontramos con la nueva variante Ómicron, que si bien no es más mortal que las otras, sí es mucho más contagiosa. En fin, la “normalidad” que conocíamos antes está muy lejos de volver.
Y hablando de normalidades que no volverán, es preciso comentar los grandes avances que el feminismo logró en 2021. Tenemos por ejemplo la legalización del aborto en Hidalgo, Veracruz y Baja California, sumándose estas entidades a la Ciudad de México y Oaxaca que ya protegían a las mujeres en este tema. Además la Suprema Corte de Justicia de la Nación sancionó la inconstitucionalidad de la penalización del aborto. Esto significa que en ningún estado del país se podrá apresar a quién haya tomado esta difícil decisión. Aunque claro, aún faltan las modificaciones legislativas en los estados para garantizar que sus instituciones de salud pública brinden el servicio de Interrupción Legal del Embarazo.
También en el 2021, la Ley Olimpia se aprobó en el Congreso de la República. Una lucha de Olimpia Coral Melo por sancionar la violencia digital y penalizar el divulgar, compartir, distribuir y publicar imágenes, videos o audios de contenido íntimo sexual de una persona adulta sin su consentimiento. Esta ley, que en realidad es una serie de reformas al Código Penal y a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, ya había sido aprobada en otras entidades, pero el gran paso de ese año es que por fin será una realidad en todo el país.
Y finalmente, no podemos olvidar la tasa cero en productos de gestión menstrual. La Secretaría de Hacienda contempló en su paquete fiscal la eliminación del IVA en toallas sanitarias, tampones y copas menstruales. Este salto ya era una deuda con las mujeres. Tener que pagar impuestos por una condición que una no elige, nos pone en posición de vulnerabilidad considerando que la mitad de la población del país vive en pobreza.
En fin, la cuarta ola del feminismo sigue avanzando. Como sociedad, nos debemos adaptar a un nuevo orden. Los gobiernos tendrán que generar políticas que garanticen la equidad de género y una vida libre de violencia para las mujeres. Aún falta mucho, no sólo en el ámbito público sino en el privado. Debemos visibilizar fenómenos como la doble jornada, el piso pegajoso o la preservación de otras conductas machistas dentro de las familias. Al mismo tiempo, seguiremos persistiendo en la necesidad de fomentar las nuevas masculinidades, porque sin esos aliados solidarios, la lucha será aún más larga.
No me queda más que desearles un feliz año nuevo, y que el año 2022 les traiga el éxito en sus vidas.
*Politóloga y Administradora Pública por la UNAM
Integrante del Círculo de Mujeres Renaciendo.
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