Especiales, Opinión

¿Tiranía del nuevo sentido común?/Javier Ortiz de Montellano

Tiranía del sentido

Por Javier Ortiz de Montellano

“No volveremos al pasado sin haber peleado antes”.
Brian Kuan Wood

Irmgard Emmelhainz es escritora, traductora, investigadora independiente y docente.

Durante el gobierno de Peña Nieto, en 2016 se publicó en español la versión original de este importante libro: “La tiranía del sentido común: la reconversión neoliberal de México”; luego la autora publicó en inglés en 2021 una versión revisada y ampliada minuciosamente para abarcar una visión crítica del régimen de López Obrador.

En agosto de 2023 se reeditó en español nuevamente, actualizando y fundiendo las dos versiones anteriores en un libro muy actual donde reflexiona sobre lo que ha implicado el intento de desneoliberalizacion de México y de “desfifizar” el sentido común neoliberal de los pseudointelectuales, la cultura y la academia mediante “la Cuarta Transformación” luego de la toma de poder del presidente López Obrador.

Es conveniente recordar este libro de provocativo título sobre la “tiranía” del sentido común, en el entendido de que tiene dos principios de constitución, que se refiere a las formas en que las personas interpretan y comprenden la realidad. Existe el «sentido común» dominante, que refleja la visión impuesta por la clase dominante y el sistema de poder, el principio de conservación, dado por la adhesión incuestionable al mundo tal como es. Y luego está el «sentido común» subalterno, que emerge desde las clases subalternas y resiste esa visión hegemónica buscando imponer la suya propia. Este segundo sentido común, refleja el principio de transformación, que son las luchas que han modificado el México tal cual es hoy.

Todo proceso de transformación rompe cierto sentido común existente. Esto empieza por pequeños grupos y cuando alcanza una masa crítica, una cantidad suficiente de personas necesarias para que el fenómeno concreto de transformación tenga lugar. Así, el fenómeno adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer, y logra subvertir el orden que lo dominaba e impone su propia visión en la sociedad. Esto último parece ser que es lo que sucedió en México tras que los efectos de casi cuatro décadas de políticas neoliberales lograron interiorizar en las mayorías mexicanas un “nuevo sentido común” neoliberal, que gradualmente fue reemplazando la desgastada hegemonía priísta de la “Dictadura Perfecta”, que eventualmente perdió el poder de convencimiento y persuasión, incapaz de generar consenso por sí mismo como demostró el intento de regreso de la hegemonía priista al poder en 2012 con Peña Nieto. Pero el “nuevo PRI” ya no era el mismo, había completado una total mutación al aliarse con su antiguo partido de derecha enemigo (PAN) ya desgastado por sus ineficaces e igualmente corruptos gobiernos y con los restos de un partido de izquierda (PRD) que se fue descomponiendo por la corrupción al desgajarse por la desilusión socialista tras la caída del comunismo soviético.

El “nuevo PRI” desperdició así la oportunidad de retomar y completar el proyecto de la Revolución Mexicana plasmado en la Constitución de 1917, y en vez lo subordinó -mental y prácticamente-, al encabezar el intento de imposición del “nuevo” sentido común neoliberal que, dando un gran viraje a la derecha, había iniciado Salinas. Luego, como recordamos, Zedillo cedió la jefatura del proyecto neoliberal al derechista partido PAN de Fox y Calderón, antes de que Peña se viera forzado a dejar de encabezar el ciclo neoliberal pactado y entregar el poder presidencial en 2018, tras la aplastante victoria electoral de López Obrador con su recién creado partido Morena.

Empezó así un nuevo ciclo en México que se auto-denomina la “Cuarta Transformación”, un proyecto definido como:

Hemos llamado a este mandato popular y social la Cuarta Transformación, porque así como a nuestros antepasados les correspondió construir modelos de sociedad para reemplazar el orden colonial, el conservadurismo aliado a la intervención extranjera y el Porfiriato, a nosotros nos toca edificar lo que sigue tras la bancarrota neoliberal. (Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024)

En este libro Irmgard Emmelhainz señala que “el neoliberalismo sobrevive y sigue siendo el modo dominante”. Puede ser que a pesar de la 4T, buena parte del sistema neoliberal subsiste, pero en resistencia contra el nuevo sentido común que lucha porque se reconozca esa nueva visión hegemónica que ha logrado acceder democráticamente a una mayoría en el poder ejecutivo y legislativo.

En realidad, más que un neoliberalismo hay diversos neoliberalismos considerados como una tecnología de gobierno extraordinariamente flexible que es adoptada de distintas maneras por diferentes regímenes, ya sean democráticos, autoritarios, o incluso comunistas.

En ese sentido, es obsoleta la discusión sobre si la lucha por la hegemonía es una cuestión de clases (proletariado contra burguesía y su indefinible clase media) o si los partidos en pugna se acusan mutuamente de regresión autoritaria, porque en todos los casos lo que queda a final de cuentas en claro es que la hegemonía en la actualidad es impuesta por la “Tiranía de los Magnates” , el 1% de megarricos contra todos los demás, sean de la clase o partidos que sean los opositores.

Es claramente el caso mexicano, que no constituye una excepción, como lo demuestran los datos de creciente concentración del ingreso, incluso y con mayor énfasis en el actual sexenio “posneoliberal”, más en términos ideológicos que en realidades económicas.

Esto y muchos otros datos y juicios históricos, perspectivas y conclusiones, pueden verse en este interesante libro que nos abre los ojos si lo leemos con una mente dispuesta a acercarse a la verdad de los datos y sus contextos, por más duros que sean, para ver el pasado y seguir luchando por un mundo futuro mejor, si es que el mundo tiene futuro.