Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Hola, Simplicio! Te ves cabizbajo y abatido, ¿qué te pasó esta vez?
Simplicio: De repente en el verano, me despidieron, ¡zas! ¡Fuera del aire! Adiós, carrera en televisión.
Diablo: Vaya espectáculo el que diste al salir del programa de opinión de la “Casa de los Famosos”! Durante años lo vi todo. Me encanta la televisión basura, tenía todo lo que me gusta: caos, engaños, y un toque de desesperación.
Simplicio: No me lo recuerdes, Diablo. ¡Qué vergüenza! Fui el primero en ser expulsado… ¡y eso que me esforcé en ser el más interesante y crítico del gobierno! Las compañeras despedidas pensaban demandar por discriminación de género, pero desistieron al ver que fuimos varios los compañeros que también fuimos “reestructurados “, y luego pensamos que los viejenials podríamos demandar por motivos de edad, pero resultó que expulsaron a jóvenes milenials por igual. Democracia pura…
Diablo: Precisamente, te echaron por opinar demasiado acremente después del fiasco de su candidata X, lo que bajó tu “rating” en la “Casa de los Famosos” y por eso fuiste fulminantemente expulsado.
Simplicio: ¡Ay, Diablo! Exactamente una combinación de eso. ¡Me despidieron por opinar contra Ya Sabes Quién, como lo hacía desde hace años y ahora de repente en el verano me expulsaron de la televisión porque dicen que ya no soy tan famoso y no atraigo tanto público con mis amargas reprobaciones! En el famoso programa al parecer lo único que ya no se puede hacer es… opinar. ¡Qué ironía!
Diablo: Claro, porque cuando dicen “opinar”, lo que realmente quieren es que repitas lo que ya han decidido que pienses. ¡La censura es un arte, Simplicio! Un arte político que claramente no dominas.
Simplicio: ¡Pero lo mío no fue considerado tan grave durante todo el sexenio! Siempre sugería que el país estaría mejor sin tanto político de la 4T metido en todo y me aplaudían los jefes. Todo el tiempo decía algo como: “Si estos nuevos políticos fueran electrodomésticos, sería hora de desconectarlos y volver al viejo aparato”. Y a los mandamases les parecía muy bien…
Diablo: ¡Jajaja! ¿Desconectarlos? Me encanta tu creativa metáfora. Claro, ahora sabes que a los políticos no les gusta que les llamen electrodomésticos, ¿Y por qué ahora los machuchones de la Televisión reaccionaron despidiéndote de la pantalla?
Simplicio: Pues porque ya están muy bien “reconectados” y dijeron que era necesaria una “reestructuración” porque mis comentarios estaban ya “fuera de lugar” y que no contribuían al debate constructivo que se requiere para los tiempos por venir.
Diablo: ¡Qué súbito cambio mediático tan diabólico!
Simplicio: ¿Debate constructivo? ¡Si lo único que me pedían hacer era precisamente atacar y ver quién usaba más adjetivos insultantes para criticar al gobierno! ¡Y hasta me daban un buen bono por eso!
Diablo: ¡Ah, querido Simplicio! Hasta ahora aprendiste que en la televisión, “debate constructivo” significa estar de acuerdo con todo lo que el que manda quiere oír y quiere que oigan cuando él quiere. Nada de ideas propias. Si vas a opinar, tiene que ser con el manual de los de arriba, que saben cambiar a tiempo según las circunstancias…
Simplicio: Tienes razón. No supe darme cuenta que la “correlación de fuerzas” ha cambiado…
Diablo: Claro, ahora se aprecia a los expertos en no decir nada y hacerlo parecer importante. ¡Eso es un talento, Simplicio! Pero tú, con tus constantes críticas y ocurrencias, ¡no ibas a durar más en ese ambiente!
Simplicio: ¡Y ahora estoy prácticamente desterrado y sin trabajo! La televisión ya no es lo que era, Diablo. O tienes que ser un sumiso robot, o un famoso charlatán. Y yo, bueno… solo soy simplemente yo.
Diablo: Simple mente, así es, mi querido Simply. Bueno, bueno, tranquilo, Simplicio. No hay vida política después de la Presidencia, pero sí hay vida después de la televisión…pues, mira, aquí en el infierno podrías hacer un programa a tu gusto: “La Hora de Opinar en el Averno”. ¡Tendrías a Porfirio Díaz y a personajes como Díaz Ordaz o Echeverría como panelistas! Y créeme, en ese programa todos podrán expresar su opinión, sin temor a represalias.
Simplicio: ¡Suena tentador! Aunque, con mi suerte, seguro termino despedido hasta del infierno.
Diablo: No te preocupes, Simplicio. Aquí en el infierno, hay una verdadera democracia, todos somos iguales, nadie despide a nadie. Aquí las opiniones son eternas…aquí nadie se va. ¡Una vez dentro, te garantizo una estancia permanente! Jajajajajaja
Simplicio: Gracias, Diablo, aunque suena mejor que el desastre de reality en el que me metí, al menos en el infierno no me echarían, ¿verdad?, pero prefiero intentar colocarme con la televisora de la competencia, si es que no han cambiado de sentimientos sobre la Nación y admiten mis críticas al gobierno en turno…
Diablo: Por cierto, vi tu escrito de despedida…un poema. Diciendo que eras “demasiado real para ese circo”. ¡Si eso no fue lloriquear por perder, no sé lo que fue!
Simplicio: Bueno, alguien tenía que ser el “real”.
Diablo: Ay, querido Simplicio, en este nuevo circo, los payasos que no se quejan se llevan los aplausos, los domadores (en TV los nombran Conductores) cobran los mejores sueldos y prestaciones, y los dueños se llevan todas las ganancias, aunque haya cambio de régimen. A ver si aprendes…
Simplicio: ¡Véte a la chingada!
Diablo: Te me adelantaste…jajajajajajaja