Dialogos en el Averno, Opinión

Diálogos en el Averno/Simplicio descubre que la Democracia mexicana es como la Lucha Libre/Javier Ortiz de Montellano

Diálogos en el Averno

Por Javier Ortiz de Montellano

Diablo: Hola, Simplicio, ¿en qué piensas, que te ves con cara de “what”?

Simplicio: Estoy perplejo, confundido por la Democracia, sobre todo en México, no entiendo nada de nada…

Diablo: Mira, Simplicio, no tienes por qué sentirte pendejo por
la democracia mexicana/

Simplicio: ¡Dije perplejo, no/

Diablo: Es lo mismo, mira, Simplicio, en México la democracia es como la lucha libre. Tienes a tus rudos y a tus técnicos, y cada elección es como una gran función en la Arena México.

Simplicio: ¡¿Qué dices, Diablo?! ¿Cómo se te ocurre comparar la democracia con la lucha libre? ¡La Lucha Libre es un gran deporte! ¿Cómo se va a parecer a la política?

Diablo: ¡Ahí está el chiste, Simplicio! ¡La lucha libre es un espectáculo! Y la política también, pero con trajes menos interesantes y hasta políticos mal vestidos, como inteligentemente critica Lorenzo Silva Chacón a los políticos mexicanos en su didáctico libro “Señores, a vestir bien”, donde expone los trece principios Silva de la elegancia. Lectura muy recomendable.

Simplicio: Muy cierto, nada más habría que ver a los políticos en campaña y a los comentócratas en los medios, y a la hora de opinar, de plano primero que nada la mayoría parecen monigotes zarrapastrosos desaliñados.

Diablo: Exacto, Simplicio, nada comparado con los trajes de los grandes luchadores como Lalo el Exótico, que hasta valet traía para cuando lo despeinaban con una patada voladora. Hoy casi todos los comentócratas en TV nos recuerdan, con todo respeto, al rudo Perro Aguayo, mal vestido y muchas patadas…

Simplicio: Como el técnico “Huracán” Ramírez de las Mañaneras…

Diablo: Sí, pero también hay rudas, como la luchadora Vil Chis…mosa, con función cada miércoles, o las criticonas de Primer Plano, pero ya se les acabó el amparo junto con el sexenio. Como dirían en la militarizada ex priísta Televisa: ¡Están Despedidas y Despedidos!

Simplicio: Aunque el Huracán Ramírez Cuevas viene por la cavernícola venganza en el nuevo sexenio, pero ya fuera del ring, con la máscara de Coordinador de Asesores de la Presidencia…

Diablo: Y como es tiempo de mujeres, se están subiendo al cuadrilátero cada vez más rudas luchadoras, aunque también hay técnicas y en la nueva temporada las científicas están de moda.

Simplicio: A ésas no hay quién les gane…hasta le entran a peleas mixtas, y ni el Exótico Carnal Marcelo, ni el zarrapastroso rudo Síroña, ni el PRI-mi-genio Adán, pueden con ellas, menos el Mil Máscaras Mon-real y ni el Cacheteador Verde Ecologista Güero Del Asco, todos han sido derrotados en el ring y no tienen más visión que la de los vencidos.

Diablo: Pero la lucha nunca termina, piensa en los candidatos, los partidos… no se dan por acabados, aunque les quiten el registro. Todos buscar regresar y salen con nuevas máscaras, con sus promesas como si fueran llaves de lucha libre. Algunos son más rudos que otros, pero todos se venden como los héroes del pueblo.

Simplicio: Pues sí, a veces sí parecen más luchadores que políticos, siempre peleando por ver quién se queda con la silla presidencial. Pero la popular lucha libre tiene reglas, ¿eh? Hay un réferi, aunque a veces se haga de la vista gorda, pero las trampas se castigan.

Diablo: ¡Ja! No siempre, mi Simply, y eso es lo que hace la comparación aún mejor. En la política también hay réferis, como el INE, pero ¿quién les cree? Algunos partidos hacen trampa, sacan a los luchadores del ring, los noquean contra las sillas —digo, perdón, con las encuestas amañadas—y cuando el réferi se da cuenta, ¡ya están levantando el brazo del ganador!

Simplicio: Eso sí, siempre hay polémica. Un día es una encuesta que nadie entiende, otro día es una “falla técnica” en los conteos.

Diablo: Así es la política, como en la lucha libre, la polarizada afición tiene el poder de gritar y hasta de aventar cosas al ring e insultarse entre ellos.

Simplicio: Cierto, es más, si no insultas, te vuelves sospechoso. Como dijo alguien, en política no cuentan los insultos, sólo las humillaciones.

Diablo: ¡Exacto, Simplicio! El pueblo grita, se emociona, pero al final siempre vuelve a la Arena México o a las urnas, aunque ya sospechan quién va a ganar. El espectáculo sigue. ¿No te has dado cuenta de que, aunque cambien de luchador o de partido, el guión es el mismo? Todos prometen cambiar el país, acabar con la corrupción, y al final… ¡zas! Les aplican una quebradora y siguen igual.

Simplicio: Bueno, pero en la lucha libre hay sorpresas. A veces el luchador que parecía rudo, ¡pum!, le quitan la máscara y resulta ser un técnico disfrazado. ¡Eso es emocionante!

Diablo: ¡Por supuesto! Y eso pasa también en la política. Un candidato que empieza como el salvador del pueblo, y cuando llega al poder, ¡zas!, se cambia de máscara y resulta ser peor que los rudos. Lo vimos con varios presidentes. Cuando estaban en campaña, se aventaban contra todo, pero ya en el poder, ¡ni se suben al ring!

Simplicio: ¡Ja, ja! Tienes razón, Diablo. Y como en la lucha libre, el público ya está acostumbrado. Si gana un técnico, se emociona, si gana un rudo, se indigna, pero siempre regresan para la siguiente función… digo, elección.

Diablo: Y no olvidemos las rivalidades eternas. Como los rudos y técnicos que llevan décadas peleando, en la política siempre están los mismos partidos, las mismas caras y máscaras. Lo mejor son las batallas campales o como se dice en política, las coaliciones, como La Mareada Rosa o Revueltos Haremos Historia. Cambian los nombres de los partidos, pero los luchadores son los mismos de siempre..o sus juniors. ¡Es como si los luchadores Yunes nunca se retiraran!

Simplicio: ¿Y Andy, Apá? ¡Ay, Diablo! Ahora que lo dices, la democracia mexicana sí se parece a la lucha libre… pero la versión chafa. ¿Qué podemos hacer para que sea una pelea justa, un verdadero cambio de régimen?

Diablo: Tal vez sea cuestión de cambiar de réferi… o de ring. Pero mientras tanto, mejor sacamos las palomitas, porque este espectáculo apenas empieza.

Simplicio: A propósito, Demonio Azul, te ves tan ridículo como un fifí disfrazado con tu máscara del rudo luchador Blue Demon…

Diablo: ¿Y a poco tú te crees pueblo bueno técnico con tu máscara de El Santo? ¡Fuera Máscara!

Simplicio: ¡Véte al demonio!

Diablo: Con mucho gusto, te espero en mi inframundo, si sobrevives a esta pelea a dos de tres sexenios…

Simplicio: ¡Véte a La Chingada!

Diablo: Ya voy, nada más déjame que me aclimate…