Por Arnulfo R. Gomez (Catedrático comercio exterior)
En nuestra época, los hombres no quieren ser útiles sino importantes
Sir Winston Churchill
A fin de insertarse en la globalización mundial prevaleciente a partir de los años 80’s, México realizó un proceso de desregulación interna basado en reformas estructurales que lo convirtieron en un país muy competitivo.
Hacia el exterior, el proceso de desregulación se basó en una apertura comercial caracterizada por una desgravación arancelaria unilateral, así como la firma de Tratados de Libre Comercio, mismos elementos que fueron comentados por el Director de la Organización Mundial de Comercio, Pascual Lamy, durante su última visita a México, señalando que nuestro país era un ejemplo de la apertura comercial que pregonaba la OMC, pero también, era un ejemplo de que no se debía de hacer pues, esa apertura no tuvo complemento alguno para poder hacer ganador a nuestro país en el contexto del comercio internacional, es decir no hubo un estrategia que permitiera mantener un nivel de competitividad de la planta productiva nacional, así como tampoco una estrategia que incluyera una política de fomento industrial, de promoción de las exportaciones ni de inversión extranjera directa.
Esta circunstancia también fue señalada por un informe del Parlamento Europeo señalando que el enfoque del Gobierno Mexicano ha sido “negociar y olvidar”, sin que hubiera políticas activas para favorecer el proceso de ajuste, lo que explicaría los resultados negativos del TLCAN, así como los del TLCUEM, situación que se presenta también con otros 52 países con los que ha firmado TLC’s, registrando un déficit creciente que con 39 de ellos en el periodo 1993/2023. Incluyendo a los países con los que no se ha firmado un TLC, la cifra alcanza a 151 países por un total de -3,385776 millones US.
Especial referencia tengo que hace al TPP-11, el más reciente de los acuerdos que firmaron pues, a pesar de todos los antecedentes negativos que existían y la oposición del empresariado mexicano, los funcionarios en México y los representantes mexicanos en Asia insistieron en negociarlo y, naturalmente, las consecuencias de esa aberración han sido desastrosas para México ya que si en el periodo 1993/2018, registramos un déficit de -144,086 millones US, en el periodo 2019/2023, el déficit fue -105,883 millones US debido a que las exportaciones mexicanas en este periodo sólo se incrementaron en 267 millones US y las importaciones procedentes del bloque lo hicieron en 11,796 millones US. La situación detallada de esta debacle, la pueden consultar en el siguiente vínculo.
En este contexto, recientemente elaboré un informe de la relación bilateral de México con Costa Rica, un país al cual, los funcionarios y expertos mexicanos del comercio exterior han señalado como “Hermano Menor”, sin embargo, los resultados de nuestro intercambio comercial con ese país nos muestran que, cuando hay una estrategia, orden y compromiso con la ciudadanía para lograr su desarrollo, en lugar del populismo, la simulación y la improvisación que han caracterizado a los 30 años más recientes del comercio exterior de México, se pueden obtener resultados muy positivos como lo ha logrado Costa Rica en su relación con México, situación que se puede consultar en el siguiente vínculo.
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Otro de esos países incluye a Chile, mismo con el que, en 1999 entró en vigor un TLC, año en que realizamos una exportación de 366 millones US que, paradójicamente fue inferior a la de 1998 en 41%, sin embargo, durante el periodo 1999/2011, la exportación mexicana mostró una tendencia creciente hasta alcanzar 2,072 millones en el año 2011.
Para el 2012, primer año de vigencia de la Alianza del Pacífico, el avenir para México parecía fabuloso pues, la exportación mexicana registró un incremento de 8.69% y 2,252 millones US, la cifra récord de los 31 años más recientes, sin embargo, en los años subsiguientes mostró una clara tendencia a la baja de tal manera que, el año 2023, la exportación sufrió un decremento de -26.24% para totalizar 1,324 millones US, es decir, una caída de -928 millones durante la vigencia de la Alianza del Pacífico.
En 2023, los 20 principales productos exportados representaron del 45.92%, debiendo señalar que los tres primeros corresponden a televisores de pantalla plana, vehículos automóviles y vehículos para el transporte de mercancías que, en conjunto, representaron el 19.11% de la exportación total y que, los 17 productos restantes el 28.11% e incluyeron medicamentos, champúes, aceites esenciales, queso fresco, partes y accesorios automotrices, desodorantes etc.
Sobre el particular, es importante comentar que BANCOMEXT señala el reducido valor agregado mexicano en algunos de estos productos mismo que, en el caso de televisores de pantalla plana asciende 10%, vehículos a 26% y refrigeradores 50%, lo que confirma la característica de maquilador o meramente ensamblador al que nuestros funcionarios y expertos han reducido a nuestro comercio exterior.
Por el contrario, en 1999, el primer año del TLC, la importación procedente de Chile ascendió a 683 millones US, 23.73% superior a 1998 y, a partir de ese año, la tendencia fue creciente hasta alcanzar 2,097 millones US en 2023, sin duda, una evolución muy positiva, contrariamente a lo que sucedió con nuestra exportación.
En 2023, el principal producto chileno importado fue cátodos y secciones de cátodos con 17.5% del total, seguido de salmón, abonos minerales o químicos; leña; duraznos procesados, carne y despojos comestibles, madera contrachapada, papel y cartón estucados; vino de uvas frescas, tableros de partículas aglomeradas, semillas de hortalizas etc.
Los 20 principales productos representaron el 65.34% del total y en su mayor parte son agroindustriales con excepción de los cátodos, minerales de metales preciosos y cloruro de potasio, siendo todos ellos, productos netamente chilenos.
Comentarios.
Con la entrada en vigor del Acuerdo de la Alianza del Pacífico en 2012, la exportación mexicana alcanzó su máximo nivel en los 31 años más recientes con 2,252 millones US y eso parecía un buen augurio, sin embargo, a partir de ese año nuestras ventas registraron una tendencia descendente de tal manera que, en 2023, fue de sólo 1,324 millones US, lo que representó un decremento de -928 millones US durante la vigencia del Acuerdo y un déficit acumulado para México de -5,656 millones US.
En el caso de la importación, en 2012, fue de 1,503 millones US y, para el 2023, se elevó a 2,097 millones US, es decir, un incremento de 534 millones US, por lo que nuestro superávit de 749 millones US, se convirtió en un déficit de -773 millones US, en tanto que la tasa de cobertura que, en el año 1993 fue de 154%, en 1996 alcanzó su máximo nivel con 403% y, para el año 2023, se redujo a únicamente 63%.
Sin duda, la evolución del intercambio bilateral con Chile presenta una tendencia nada favorable para nuestro país y, aquella integración profunda que anunciaron y tanto promovieron los encargados y teóricos del comercio exterior de México que se lograría al firmar la Alianza del Pacífico, supuestamente para impulsar el desarrollo económico del país y mejorar el bienestar de sus habitantes, ha quedado en buenas intenciones y mayores frustraciones con resultados verdaderamente pobres ya que nuestro país, en el periodo 2001/2023, en que han estado en vigor los TLC’s firmados con 54 países, cayó de la 8ª a la 15ª posición como economía mundial, en tanto que su PIB Per Cápita lo hizo de la 49ª a la 65ª posición.
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En relación con Chile, nuestro PIB Per Cápita registró un deterioro enorme pues, en el periodo 2001/2023 pasó de representar el 171% a sólo 81%, es decir, una caída de -90% y, en valor, el PIB Per Cápita chileno se incrementó en 12,208 US, en tanto que el mexicano lo hizo en sólo 5,740 US.
Esta pobre evolución determinó que el PIB Per Cápita mexicano pasará de 7,902 US en 2001, a 13,643 US en 2023, en tanto que el de Chile se incrementó de 4,608 US a 16,816 US, un nivel superior al de México en 3,173 US, cuando en el año 2001, el de México era superior en 3,294 US.
Apuntes finales
Los resultados del intercambio comercial de México con Chile son negativos, al igual que con otros 38 países con los que han firmado TLC’s, debido a la carencia de una estrategia que incluyera competitividad, fomento industrial, promoción de exportaciones y de inversión extranjera, así como programas, proyectos y políticas públicas realistas que crearan una plataforma exportadora.
En su lugar, BANCOMEXT, el organismo promotor del comercio exterior y la inversión extranjera directa, entre 1990 y 2000, el periodo más propicio para detonar estas estas actividades en el marco de las negociaciones del TLCAN y de su entrada en vigor, fue pesimamente administrado pues, creó un enorme aparato burocrático con un crecimiento exagerado de funcionarios sin experiencia, habilitados como expertos en comercio internacional, provocando que sus actividades de basaran en una terrible improvisación y simulación, con pésimos resultados.
En 1987, cuando yo ingresé a BANCOMEXT como Gerente de Promoción para Europa Occidental, era uno de los 42 Gerentes y me ubicaba en el 4º nivel como funcionario, pero, con el engrosamiento desordenado y exagerado de la estructura para dar cabida a los “cuates” y recomendados, el número de gerentes se incrementó a 221 y, del 4º nivel que ostentaba esta categoría, cayó al 6º.
El 30 de noviembre de 1988, el total de funcionarios de BANCOMEXT era de 132 y para el 30 de noviembre de 2000, al final de la “gestión” de 7 años de Enrique Vilatela Riba, alcanzó la exagerada cifra de 737, lo que representó un aumento de 605 funcionarios, equivalente a un incremento de 458%.
Casi toda la “promoción” que realizaron esos “funcionarios” fue para firmar numerosos TLC’s con el “argumento fundamental” de que esos países podrían exportar con acceso preferencial a México y, cumpliendo con las reglas de origen, esos insumos incorporados en bienes mexicanos tendrían acceso preferencial a Canadá y EEUU, utilizando a México como su trampolín.
Además, la creciente pérdida de competitividad de México propició la importación ascendente de bienes de fuera de la región a través de lo que los expertos y teóricos estaban orgullosos de crear: valor de contenido regional y, en efecto, la importación fue creciente en lugar de definir una estrategia para fortalecer a la planta productiva mexicana y generar mayor valor de contenido nacional, lo que desvirtuó el objetivo fundamental del TLCAN:
una integración comercial y productiva para generar mayor valor y riqueza en el país y en la región, así como evitar la emigración que, paradójicamente, desde la entrada en vigor del TLCAN se ha incrementado.
Para concluir, el TLCAN era un marco teórico de referencia que permitiría un extraordinario desarrollo económico del país y, dentro de ese marco, Canadá y EEUU nos designaron socio estratégico por la experiencia manufacturera que se había desarrollado a través de la maquila; éramos un “tigre” que podía ayudar a generar una sinergia estupenda con nuestros socios del norte, sin embargo, los funcionarios no crearon elementos que le permitieran lograr el aprovechamiento de las ventajas comparativas ni desarrollar ventajas competitivas, motivo por el cual, el valor de contenido nacional en la exportación total cayó de 58.8% en 1993, a alrededor de sólo 38% la actualidad. .
Bajo esta perspectiva, México se convirtió en un tigre con una raya más y sin dientes pues, a pesar de que todas las circunstancias que le rodeaban eran adecuadas para una integración comercial y productiva con Canadá y EEUU, así como para lograr el desarrollo económico del país, nuestros altísimos funcionarios no crearon elementos ni condiciones para desarrollarse a través de un marco sistémico y, ahora, parece más un Tigre Chimuelo.
Por el contrario, durante los 30 años más recientes, el comercio exterior de México ha sido manejado sobre la base de un esquema de simulación e improvisación que sólo ha generado enormes retrocesos en nuestra economía.
Ante esta irresponsable actitud, que mucho ha perjudicado a México, insisto en que, para mejorar la situación económica del país, se deberá definir una estrategia integral con programas, proyectos y políticas públicas realistas
En el caso específico de Chile, tendremos que pensar y conformarnos con la buena voluntad que, en medio de su tradicional populismo y dogmatismo, se señala que en algún momento expresaron rupestremente, en 1972, el Presidente de México, Luis Echeverría y el de Chile, Salvador Allende a fin de fortalecer las relaciones bilaterales:
México para los chilenos y Chile para los mexicanos.