Economía Ambiental, Opinión

Economía Ambiental/Gerardo Valverde y delegados de CGCE de entrega total en su cargo/Víctor Zendejas Orozco

Economía Ambiental

Por: Víctor M. Zendejas Orozco*

Inició 2022, pero desde finales de 2021 en plenas fiestas navideñas los delegados de las reservas ecológicas de la Coordinación General de Conservación Ecológica (CGCE), a cargo del biólogo Pedro Flores Marker, estuvieron trabajando incansablemente.

El área natural protegida más cercana para la asociación civil Franature es la Sierra de Guadalupe. Esta organización ambientalista ha sido parte de la agenda de trabajo ambiental, con puertas abiertas y gran amabilidad que ha tenido desde su llegada a su puesto el delegado regional Gerardo Valverde Nieto.

Valverde Nieto, al igual que los otros delegados de las reservas de Cerro Gordo, Tepotzotlán y Sierra Hermosa, se han distinguido por ser profesionistas egresados en disciplinas en materia ambiental. Se trata de personas con una reconocida ética de trabajo y disciplina.

Se trata, ante todo, de funcionarios institucionales que pese a los vaivenes de gobiernos con distintos colores en los municipios que les ha tocado trabajar, se han sabido ceñir profesionalmente al trabajo administrativo encomendado para atender los asuntos públicos y de asociaciones ambientalistas sin distinguir credo, preferencia partidista o religión.

Para Franature y la mayoría de los grupos ambientalistas que pugnamos por la preservación de la Sierra de Guadalupe no hay absolutamente ninguna queja sobre el trato del ingeniero Valverde. Este, igual que con sus antecesores en Sierra de Guadalupe, los ingenieros Héctor Morales y Jaime Ramírez, han tenido siempre gran amabilidad, apertura, transparencia y atención al público.

Habemos ambientalistas que conocemos la Sierra de Guadalupe, su entorno y el fenómeno de crecimiento urbano alrededor de ésta, desde hace más de cincuenta años. La caminé desde niño cuando formé parte del Club Alpino Solitarios, del capitán Ricardo Aranda.

Caminamos la Sierra de Guadalupe desde un lustro antes de que el gobernador Jorge Jiménez Cantú la decretara Parque Estatal. En los años 90 decidí habitar en Coacalco atraído por esas veredas que innumerables veces caminé desde niño y joven. Compre casa en este municipio sin pensarlo dos veces para tener a donde ir a caminar y correr con mis hijos.

La Sierra de Guadalupe fue parte importante de nuestros entrenamientos previos para poder acondicionarnos cada año para estar en formar y subir los volcanes nevados. Allí me entrené también para los quince maratones que corrí. El capitán Aranda nos hacía recorrerla un domingo desde el Chiquihuite a Villa de Las Flores, y al siguiente de viceversa.

Ese vínculo con el macizo montañoso y el desequilibrado crecimiento urbano a su alrededor en los cuatro municipio que la rodean me ha permitido tener la sensibilidad suficiente para entender y apreciar el trabajo profesional de los distintos delegados de la CGCE y su equipo de guardabosques que dan la vida por él en temporada de incendios.

Cualquiera pensaría que se trata sólo de burócratas, de delegados sentados tras del escritorio. Se equivocan. Ante todo son ingenieros o biólogos, tal vez con una carrera profesional similar, que tienen que cubrir un amplio campo de acción tanto a pie como en auto para trasladarse grandes distancias ya que las áreas naturales que se les asignas, en ocasiones, están a tres o cuatro horas de distancia de sus domicilios.

Quien pretenda de manera irresponsable y a la ligera, con apariencia de ambientalista acusar sin fundamento a un delegado ante el gobernador o el secretario de Medio Ambiente por una supuesta acción de mal comportamiento o trato, estará faltando a la verdad, violando una ética de buen entendimiento y respeto mutuo, violando el principio ético de diálogo de apertura que se ha tenido con los delegados

Pero sobre todo si se apega moralmente a la verdad, antes de hacer cualquier escrito acusatorio falsamente tendría antes que  consensuarlo con sus similares para ver si alguna vez tuvieron algún mal entendimiento también. Ya reza la sabia máxima: entre gitanos no se leen la mano. O más llanamente: perro no come carne de perro.

En materia ambiental, que no política, se debe hablar a secas, con los pies bien puestos en la tierra, con una alta honorabilidad y respeto, como cuando se planta un árbol, porque la verdad es como éste, si no se riega con agua limpia se seca o se contamina aunque por fuera aparente estar verde.

Y aquel o aquella que pretenda cobrarle cuentas falsas a algún compañero o funcionario ambientalista estará faltando la verdad, a la moral y a la ética. Y debe recordar y meter en la cabeza el dicho aquel que versa: las piedras rodando se encuentran. Y la sierra es rocosa a más no poder.

Franature reconoce el arduo trabajo y el profesionalismo de los delegados de la CGCE cuyo talento no debe ser desechado por ningún gobierno, venga el color que sea.

*Presidente de la ONG Franature