Por: Víctor M. Zendejas Orozco*
Durante el Foro Preservación y Conservación de la Sierra de Guadalupe, organizado por la Coordinación General de Conservación Ecológica, de la Secretaria de Medio Ambiente del gobierno del estado de México, se llevaron a cabo una serie de ponencias entre las que expuse la de mi autoría que a continuación desgloso en esta colaboración semanal con el título Crecimiento urbano que afecta a las áreas naturales protegidas y no protegidas:
En los últimos treinta años, los municipios conurbados con la Ciudad de México (CDMX), han registrado un crecimiento urbano y poblacional que rebasa por mucho la media nacional de 1/1.5 por ciento que arroja un desequilibrio ambiental con efectos negativos para la salud de los habitantes y del medio ambiente al ver desaparecer importante áreas verdes y en consecuencia registrar un aumento en los índices de contaminación y falta de espacios naturales para la captación de agua de lluvia.
Municipios como Tecámac, Zumpango y Cuautitlán de Romero Rubio (por no citar los 59 conurbados reconocidos oficialmente) registran una tasa de crecimiento poblacional superior a 4 por ciento anual mientras que la tasa a nivel nacional fue de 1 por ciento en tanto que en la Zona Metropolitana del Vale de México (ZMVM) de 1.3 por ciento entre 2000 y 2005, tendencia que hasta la fecha sigue en aumento.
Lo anterior, en el estudio El proceso de poblamiento de la periferia en la ZMVM, de la profesora Ana Lourdes vega, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en el que asevera:
“Un tema importante al que no se le ha dado la atención que merece es el de la edificación de grandes conjuntos urbanos en los municipios conurbados, ya que tienen severas repercusiones, sociales, políticas, económicas culturales y medio ambientales en los territorios cercanos”.
Datos de los gobiernos de la CDMX y del estado de México, a través de la Comisión Ambiental de la Megalópolis, arrojan que la presión sobre las áreas de conservación ecológica en el Valle de México se empieza a registrar con el crecimiento metropolitano que explota a partir de 1990, cuya expansión urbana se agudiza a partir del año 2000 en la entidad mexiquense, principalmente en los municipios conurbados con a capital del país.
En los últimos treinta años los municipios que rodean a la Sierra de Guadalupe y parte de los 59 conurbados con la CDMX han visto desaparecer, algunos en su totalidad, toda vida agrícola y campirana, en tanto que los que rodean a la Sierra de Guadalupe han tenido una presiones urbana y poblacional que va en aumento con la especulación de la tierra e invasiones de terrenos que al urbanizarse crean más presión sobre el área natural protegida.
Un número importante de hectáreas de terrenos verdes, seguramente con propietarios particulares algunos, otros municipales, están sin urbanizarse pero nadie asegura en un futuro próximo no será así como ocurrió en trienios pasados con un conjunto habitacional en Coacalco del grupo Carso, en los límites con Sierra de Guadalupe, que pone en entredicho la efectividad de las autoridades para defender el equilibrio ecológico que debe prevalecer entre una reserva ecológica y la zona urbana.
Cabe pues proponer que es importante no solo buscar los mecanismos adecuados para que en esos entornos no cambie el uso del suelo y que se logre incorporar dichos terrenos al parque estatal y rescatar barrancas y cañadas cercanas para crear una verdadera conectividad ambiental de la zona urbanizada con el área natural protegida.
Dicho foro, con la participación de una media centena de ponentes, se llevó a cabo en el Tecnológico de Estudios de Coacalco (Tesco).
*Presidente de la Fraternidad Naturista Ecologista de la Sierra de Guadalupe Mahatma Gandhi A. C. (Franature).