Por Eduardo Ibarra Aguirre
Con un parco y categórico anuncio, ayuno de la más elemental explicación, Claudia Sheinbaum determinó: “Tomé la decisión de que no aumente el salario, en los seis años que estemos aquí, de la presidenta y de todos los funcionarios servidores públicos de confianza de alto nivel”. Más todavía: “No va a haber aumentos ni en términos reales ni nominales”.
Dicho de otra manera, que cada uno de los secretarios de Estado, directores generales, jefes de unidad y la propia titular del Ejecutivo sorteen el impacto de la inevitable inflación en los sueldos y la economía doméstica porque el Paquete Económico 2025 no contempla ningún aumento hoy ni el 30 de noviembre de 2030.
Por supuesto que Sheinbaum Pardo tiene atribuciones legales para determinar eso y muchísimo más. El pero es sobre la forma, que el lugar común incluso lo atribuía al liberal y represor Jesús Reyes Heroles quien decía que también era fondo. Hablo del coautor de la reforma política de 1978, no del par de oportunistas y enriquecidos hijos, sobre todo Jesús Federico, pero ambos neoconservadores.
Más allá de si la forma es fondo, el Manual de Carreño –Manual de urbanidad, hace siglo y medio– establece fórmulas que no pueden ignorarse. Por ejemplo, digo yo, cuando la doctora invitó a sus compañeros y amigos a acompañarla en la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación ¿los enteró que sus salarios no sólo no crecerían sino que disminuirían y no precisamente en forma simbólica en su poder adquisitivo? Con la parquedad del planteamiento presentado en Palacio Nacional el 20 de noviembre, no existe margen para las afirmaciones.
Lo cierto es que a un compañero, no digamos a un amigo –el escalón más alto de la relación humana– no se le hace eso, se puede pero no se debe porque el susodicho ya no puede meter reversa y decir me bajo en la siguiente esquina, sobre todo cuando existen compromisos familiares y deudas. Y también cuando no se puede volver al empleo anterior porque se obtuvieron licencias en centros de educación superior, el Poder Legislativo o en la empresa privada.
Lejos estoy de suponer que los integrantes del primero, segundo, tercero y cuarto círculos del Ejecutivo federal están allí en primer lugar por los ingresos que perciben, aunque habrá excepciones, y que por ello es preciso pagarles demasiado bien “para que no se corrompan”, como acostumbra decir Leo Zuckermann, el único neoliberal que presume su condición ideológica y se entusiasma con el triunfo de Javier Milei en la escandalosamente depauperada Argentina; incluso para justificar los altísimos ingresos y prestaciones de los ministros de la Suprema Corte, excepción hecha de Lenia Batres Guadarrama, a quien por algo la llaman “la ministra del pueblo”.
En términos publicitarios la decisión presidencial es impecable, mas ni siquiera para eso sirve por la forma tan escueta, sin mediar explicaciones y mucho menos justificaciones por parte de la doctora Sheinbaum Pardo, aunque lo pueden hacer Hacienda y otras secretarías.
Las observaciones hechas son ajenas a cualquier interés personal porque no existen relaciones de ningún tipo con funcionarios de los cuatro círculos que se verán afectados en sus ingresos con el anuncio de Sheinbaum. Conozco a varios por razones del oficio y la militancia política de 1966-85 en que coincidimos en reuniones de análisis y debates como con el brillante Rogelio Ramírez de la O. La opinión es desinteresada porque sé que casi nadie abogará por ellas y ellos.
Acuse de recibo
“Mi estimado Ibarra, lo asentado en ‘Dinero’, que servirá a la desmedrada, tísica y burda oposición, ayuna siquiera de micra cúbica de materia gris, para desmentir y censurar al presidente (así, sin el prefijo) López Obrador y ahora al segundo piso de la Cuarta Transformación, que dirige mujer pintando como estadista ilustrada y de carácter firme, con lo que va mostrando a la oligarquía y asociados que, como he dicho, no es la ‘perita en dulce’ que esperaban. Pienso que lo asentado en ‘Dinero’ es a toro pasado porque los mexicanos, ignorantes funcionales que somos la mayoría, no habríamos reflexionado y concluido que las probables mentiras del presidente López Obrador fueron obligadas por las circunstancias de su régimen, que benefició al pueblo con claridad, honestidad y rendimiento, que no tuvo el conjunto de sexenios imperiales de la pridictadura. El dinero de ese endeudamiento se halla en las obras materiales que hizo y en los bolsillos del pueblo –adonde sigue y seguirá fluyendo–, y todo el conseguido por la pridictadura está en las escarcelas de los oligarcas y asociados, todos más que corruptos”; asegura el periodista Moisés Edwin Barreda… Falleció Irina Echeverría Gaytán, aquí su valiente y lúcida Carta a mi padre. Testimonio de una persona transexual con discapacidad, publicado por el Conapred, en abril de 2008, https://labiblioteca.mx/llyfrgell/1775.pdf (…) Ésta fue Irina: https://www.jornada.com.mx/2024/11/24/politica/006n4pol
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