Por Javier Ortiz de Montellano
Tratar de definir en unas cuantas líneas al régimen actual es arriesgar a ser criticado -como se decía antes, por tirios y troyanos- o, en este momento, para mayor aclaración, por chairos y fifíes. Ambos grupos enconados rivales, si alguna vez hubo personas o grupos contrarios, en pugna, de manifiesta rivalidad como lo son los polarizados adversarios políticos del México actual.
Puede ser que ninguna de las partes quede satisfecha y está bien que sigan discutiendo sobre la caracterización del nuevo régimen, si es que es nuevo o nada más es otra variante del sistema político mexicano, si hay que revocarle el mandato o no.
Discutir si todo volverá a la “normalidad” presidencialista de siempre o habrá una “nueva normalidad” en el futuro, ya sin la pandemia presente del Covid ni la de la aguda corrupción de los gobiernos que han llevado al desastre actual a este país. Si la “Pueblocracia” se instaurará o no y si lo uno salvará al país de futuros desastres o por el contrario lo hundirá más.
Advertido de lo anterior, procedemos a pretender esbozar las principales características del popular actual régimen que por mayoría ganó las elecciones en 2018, mereciendo el distintivo de Democracia Mayoritaria y no sólo pasivamente consensuada, como presumían en el mejor de los casos los representantes de los regímenes anteriores, excepción hecha del Foxismo que obtuvo mayoría de votos, pero falló en todo lo que engañosamente prometió. Lo mismo y peor con el regreso “democrático“ del PRI en 2013, que sucedió al dudoso “haiga sido como haiga sido” del asalto a Palacio de Calderón.
México: Caracterización de sus Populismos
1a. Ola, Populismos surgidos de la Revolución Mexicana, 1910-1946: Madero, Carranza y Obregón (asesinados), Calles, 1924-1928 (Maximato: 1928-1935, tras la muerte de Obregón impuso Presidentes a Emilio Portes Gil como interino, a Pascual Ortiz Rubio que renuncia, a Abelardo Rodríguez que termina el periodo y finalmente escoge a Lázaro Cárdenas como candidato del Partido Nacional Revolucionario creado por Calles en 1929 y que gana la elección de 1934 y, después de expulsar a Calles del país, termina normalmente en 1940. Lázaro Cárdenas, 1934-1940 (Partido Nacional Revolucionario y Partido de la Revolución Mexicana creado por él en 1938). El objetivo de este fue fundamentalmente incluir a las clases populares al Estado y así crear una unidad nacional después de la Revolución, que fue una respuesta a las condiciones de desigualdad social y a la Dictadura del Estado oligárquico liberal de Porfirio Díaz. Luego, el populismo militar-revolucionario gira a la derecha con el General Manuel Ávila Camacho, favorecido por Cárdenas, que prefirió que lo sucediera un moderado antes que el radical de izquierda, su paisano michoacano Francisco Múgica.
2da. Ola, terminan los militares-revolucionarios en el poder y surge en 1946 el Populismo Civil con Miguel Alemán y el PRI (Partido Revolucionario Institucional), partido oficial que adoptó una amplia variedad de matices de ideologías, a menudo determinadas por las circunstancias del país y el presidente en turno. El PRI detentó el poder continuamente desde su fundación hasta el 2000.
3a. Ola, o Neopopulismo de Derecha en que entra a la Presidencia la oposición con el PAN (Partido Acción Nacional, Foxismo y Calderonismo) hasta 2012, año en que regresa el PRI, con Peña Nieto, ya también claramente de Derecha. Como en el priismo oficial, se mantiene una marcada preferencia por el modelo capitalista, combinado con algunas políticas institucionalizadas del Estado en favor de las clases populares, pero cada vez más menguadas.
4a. Ola, o Neopopulismo de Izquierda. En 2018 gana abrumadoramente la presidencia López Obrador, a la cabeza del nuevo Partido-Movimiento de Regeneración Nacional.
AMLO: Neopopulismo de la Cuarta Ola
El Gobierno actual conduce un gobierno heterodoxo, en teoría en desacuerdo con algunas prácticas nocivas (corrupción, represión, etc) adoptadas por los gobiernos mexicanos anteriores, especialmente de la fase capitalista del llamado Neoliberalismo (después de la crisis de 1982), pero introduce ciertas teorías ortodoxas del mismo, como la austeridad en el gasto público (que ningún gobierno después de Diaz Ordaz mantuvo, especialmente con Echeverría y López Portillo, hasta que la crisis provocada por su endeudamiento externo y sus dispendios hizo quebrar al país y obligó a enormes recortes en el gasto público desde 1983 hasta el 2000 en que el PRI perdió el poder de la Presidencia).
Ya en el siglo 21, desde el Foxismo, el Calderonismo y el PeñaNietismo se recurrió excesivamente a aumentar la Deuda Interna del Sector Público, al grado de bajar la calificación crediticia de los Bonos Públicos y aumentar la de riesgo-país, lo que significa tener que pagar mayores tasas de interés por dichos instrumentos de deuda, restándole fondos a programas de bienestar social.
El actual Gobierno se ha negado a aumentar la Deuda Interna del Sector Público, a pesar de que en 2019 la economía mexicana se estancó y en 2020 irrumpió la pandemia del Covid-19, que provocó una caída de -8.3% en el Producto Interno Bruto. En 2021 se logró un rebote de la economía, sin recurrir a mayor endeudamiento gubernamental, y la misma política de austeridad del gobierno federal se aplica en 2022, con lo que difícilmente se tendrá gran crecimiento económico.
Gobierno de AMLO: Democracia sin adjetivos, Populismo con adjetivos
Según la Dra. Angélica Abad Cisneros, en su documento de trabajo ¿QUÉ ES EL NEOPOPULISMO? REPLANTEAMIENTO CONCEPTUAL PARA UNA INVESTIGACIÓN EMPÍRICA, los rasgos del populismo son:
Un líder carismático al que se le atribuyen características excepcionales o “meta-presidenciales”.
Una relación directa líder-electorado.
El éxito de esta relación depende de la movilización de amplios segmentos de la población (masas).
Una relación ambigua con la democracia, es decir, aunque hace mención del voto no es un régimen democrático.
Emplea una retórica que apela al “pueblo” y crea un discurso de “nosotros contra ellos” para buscar la unión de este.
Sostiene que el voto y la movilización pública son los principales medios de legitimación.
La puesta en marcha de mecanismos, que pueden ser proyectos o reformas sociales.
Salvo el punto 4, que puede ser muy controvertible, las demás características sí forman parte del nuevo régimen, como se ha mostrado en su práctica en los primeros tres años de gobierno.
Puede discutirse sobre la militarización de la policía o de la construcción de infraestructura es o no conveniente o incluso peligrosa, pero al menos lo nuevo de este populismo es que no ha recurrido al endeudamiento para financiar un gasto público excesivo, en un mundo en que la pandemia, por el lado del gasto público, ha vuelto populistas a casi todos los gobiernos.
¿Usted qué opina?
*Nota: la gráfica que ilustra este texto fue tomada del trabajo de la doctora Angélica Abad Cisneros, referido por el autor.