Especiales, Opinión

México muy mal y China muy bien, 50 años después/Arnulfo R. Gómez

Balanza México-China

Con enorme pesadumbre, me permito comunicar el reciente fallecimiento del Lic. Ramón González Jameson, quien fuera Consejero Comercial de México en varios países. En el año de 1973, cuando elaboré mi tesina sobre el mercado francés para productos perecederos, siendo el Lic, González Jameson el Consejero Comercial en Francia, se interesó enormemente en mi proyecto, motivo por el cual concibió la idea de realizar el 1er. Curso Práctico de Comercio Exterior, mismo para el cual seleccionó a un grupo de cinco becarios que, durante tres meses realizamos, las labores propias de la Consejería Comercial que él encabezaba y elaboramos varios estudios de mercado sobre productos mexicanos en ese país

Siempre estaré agradecido por la oportunidad nos brindó de realizar esas labores prácticas en el mercado francés. Descanse en paz el Lic. Ramón González Jameson

Arnulfo R. Gómez (Catedrático Comercio Exterior)

Ellos se ríen de mi porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo

Mucho agradezco al Doctor Efrén Calvo Adame, Presidente de la Cámara de Comercio México – China, con sede en Pekín, su amable invitación para escribir sobre el 50º aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas de México con la República Popular China.

Al respecto, me permito señalar que, después de que realicé un curso de Técnicas de Comercio Exterior en la Agencia de Cooperación Técnica, Comercial y Económica del Ministerio de Economía y Finanzas del Gobierno de la República Francesa; así como un Curso Práctico de Comercio Exterior en la Consejería Comercial del Instituto Mexicano de Comerio Exterior (IMCE) en París, en 1973, regresé a México y solicité mi ingreso al IMCE y, posterior a la realización de una larga serie de exámenes y entrevistas, una de ellas, con el Lic. Julio Faesler, Director General del IMCE, fui aceptado para colaborar en la Institución.

El Director de Representantes en el Exterior, Lic. Rodolfo Leyva, me señaló que iniciaría mis actividades el 4 de febrero de 1974 y, ese día, inicié mi carrera profesional como Coordinador de Consejerías para Asia, Africa y Oceanía, lo que representaba una enorme responsabilidad por la serie de eventos que se estaban sucediendo con motivo del establecimiento de las relaciones con China. 

En aquella época, China era la 9ª economía mundial y Japón era la 2ª potencia económica, el área bajo mi responsabilidad constituía un bloque de 107 países (Africa 49, Asia 51 y Oceanía 7), y teníamos oficinas en Japón, China y Australia, con sede en Tokio, Pekín y Sidney, por lo que me aboqué a hacer acopio de información y a realizar estudios sobre los tres países que representaban un mercado prioritario y promisorio para México, integrando una carpeta informativa para cada uno de ellos. 

Adicionalmente, realicé un estudio comparativo de la estructura, presupuesto y esquema de promoción del IMCE con JETRO y KOTRA, por ser los principales organismos promotores del comercio exterior e inversiones de Asia, con el fin de tomar ideas que sirvieran de referencia para la promoción comercial de México en la región asiática.

Especial énfasis hice en China, porque en abril de 1973, durante la visita del Presidente Luis Echeverría a ese país, decidió que se realizara una Exposición Comercial Mexicana en Pekín, misma que tendría lugar en septiembre de 1974 y los preparativos ya se habían iniciado.

Por este motivo, elaboré una guía sobre los principales elementos para la participación de empresas mexicanas en ese evento y en ese mercado, considerando que, prácticamente, China, para los empresarios mexicanos y para todo el mundo, era un mercado desconocido y del cual, no había mucha información por lo que tuve que realizar una intensa actividad de Inteligencia Comercial. Una fuente de información muy importante resultó ser la documentación generada por la Office Suisse d’Expansion Commerciale, el Centre Francais du Commerce Exterieur, así como diversos organismos franceses, norteamericanos y la OCDE.  

La información compilada sobre el mercado chino era muy valiosa y se difundió ampliamente entre las 81 empresas mexicanas que participarían en la Exposición de México.

Importante es señalar que, en aquella época, China era un país con 800 millones de habitantes que realmente no eran consumidores pues, en un sistema de economía centralizada como el suyo, los mecanismos comerciales se encuentran integrados al sistema de planificación nacional que busca soluciones autárquicas y, el comercio exterior, se reducía a ser un auxiliar de la producción nacional, limitándose a llenar las lagunas momentáneas o no, de la producción en relación con las necesidades del país.

Así, la política de comercio exterior se concebía como una actividad planificada y proteccionista, basada en la equidad y el beneficio mutuo, y meramente complementaria para su planta productiva.

Los esfuerzos de promoción de la Consejería Comercial en Pekín y a través de la Exposición Comercial Mexicana no despertaron gran interés en la parte china.

Por estas circunstancias, los intercambios bilaterales se mantuvieron en un nivel bajo y las exportaciones mexicanas incluyeron, en 1974 y 1975, algodón en rama, azufre, semilla de trigo, partes para maquinaria textil, hilos e hilazas de fibras artificiales, medicamentos veterinarios, ácido carbónico, aleta de tiburón, máquinas de escribir y máquinas registradoras de ventas, fundamentalmente. 

Del lado chino, nos suministraban parafina refinada, estreptomicina, ácido 4-cloro, hipoclorito de sodio, órganos armados, raquetas, frutas secas, salsas, mostaza preparada, preparados de sopas, llantas para velocípedos, maquinaria para el trabajo del vidrio, trituradores de alimentos, aparatos electrónicos para el arreglo del cabello y aparatos didácticos, entre otros.

Posteriormente, fui promovido al puesto de Gerente de Promoción Internacional para Europa Occidental, por lo que mi seguimiento a los pocos proyectos que había podido iniciar, concluyó en marzo de 1976.

En esa época, China, al igual que México, era un país en desarrollo; sin embargo, esa situación ha cambiado mucho, sobre todo, a partir de 1989 en que el gobierno chino centró su actividad en la realización de una reforma económica. Tomando como base el año de1981, México era la 8ª economía mundial, en tanto que China se ubicaba en el 9º lugar. 

Lo más sorprendente es que, para el año 2020, China ocupó el 2º lugar mundial como potencia económica en tanto que, México cayó hasta la 16ª posición. En dicho periodo, nuestro país fue superado por la misma China, así como por India, Corea, Rusia, Brasil, Australia, España e Indonesia en la generación de riqueza mundial.

Comentarios. 

La transformación de China fue con base en un proyecto de país, teniendo como palanca de su desarrollo a una estrategia de fomento y de comercio exterior integral, muy coherente y realista.

En el caso de México, la positiva transformación realizada en los 80’s y principios de los 90’s, a través de un proceso de desregulación doméstica y hacia el exterior, cuya culminación fue la firma del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), nos convirtió en una país muy competitivo, sin embargo, a partir de 1994, este proceso fue sustituido por un esquema de simulación e improvisación en el que la firma de TLC’s y una apertura comercial basada en una desgravación unilateral totalmente incoherente, se convirtió en  la “estrategia” de comercio exterior impuesta por nuestros altos funcionarios, lo que nos ha hecho perder competitividad y retroceder en todos los sectores, según se puede ver en el cuadro comparativo que presento a continuación, mismos  que he marcado en amarillo, convirtiéndonos en un remedo de país.

En China, el comercio exterior ha sido un elemento fundamental de su desarrollo económico, con un crecimiento de 1,770 % en el periodo 1994/2020 y, para México, el dogmatismo exhibido por nuestros altísimos funcionarios ha sido deplorable pues, su crecimiento sólo ha sido de 570%; inclusive, países como Vietnam, asolado por una guerra que duró 40 años y totalmente destrozado, muestra mayor dinamismo económico y un desarrollo de su comercio exterior superior al nuestro con una tasa de crecimiento de 5,275 %.

En relación con el intercambio bilateral México – China, los resultados son patéticos pues, aunque en los años 70’s llegamos a tener algún superávit pequeño, en los 29 años más recientes, la situación ha sido deplorable ya que el déficit ha sido creciente al pasar de -341 millones US, en 1993, a -65,639 millones US en 2020, con un acumulado de -838,862 millones en este periodo. 

Cándida e inconscientemente, nuestros funcionarios llegaron a señalar que no importa el déficit con China porque el 70% es de insumos que utilizamos para ensamblar y reexportar, sin darse cuenta, ni comprender que ese es exactamente el problema pues, por el marco sistémico tan deficiente que ellos han creado para la operación de la planta productiva mexicana, es imposible que la mayor para de los empresarios puedan producir insumos y bienes en un nivel competitivo y con mayor valor agregado.

G

En el año 2020, las principales 25 exportaciones mexicanas a China fueron minerales de cobre, de plomo, de plata y de molibdeno; carne de cerdo, vehículos y sus partes, productos intermedios de hierro o acero, computadoras, convertidores catalíticos, circuitos modulares, harina de crustáceos, aparatos receptores y transmisores de voz e imagen; teléfonos celulares, procesadores, instrumentos médicos, frutos de cáscara, manufacturas de grafito y jeringas, mismas que representaron el 69.82% del total de exportaciones a ese mercado.

Las 25 principales importaciones procedentes de China, en 2020, fueron dispositivos de cristal líquido, circuitos modulares, partes para computadoras, teléfonos celulares, computadoras, ensambles de pantalla plana, memorias, hojas de aluminio, manufacturas del plástico, aparatos para el control de corriente, cables de cobre, confecciones de ropa, y materiales para envases y empaques que, en conjunto, representaron el 36.34 % del total de la importación.  

G.

Por lo que se refiere la Inversión Extranjera Directa, de acuerdo con la información de la Secretaría de Economía, en 2020, el total de capital de origen chino, alcanzó la cifra de 1,445 millones US, presente en 965 sociedades mexicanas y, aunque México, tradicionalmente se ha caracterizado por ser un importador neto de capitales, algunas empresas mexicanas que han acumulado capital y tecnología, han realizado importantes inversiones en ese país, entre la cuales podemos contar a Bimbo, Gruma, Softtek, Grupo Alfa, Maseca, Vitro, Tamsa, Xignux y El Fogoncito.

Apuntes finales. 

La actividad de investigación que realicé sobre el mercado chino, en el año de 1974, me permitió conocer características muy importantes de ese mercado, mismas que difundí entre la comunidad exportadora que asistió a la Exposición Mexicana en Pekín, así como a la comunidad empresarial en general. 

Teniendo como base la riqueza de esa información, proseguí con el estudio de China, así como de Japón, por lo que en el año de 1975 terminé mi tesis profesional con el título de La renovación del comercio exterior de México en Asia del Este: China y Japón, misma a través de la cual realicé un estudio comparativo sobre las peculiaridades de ambos mercados y el esquema de promoción que habían utilizado las Consejería Comerciales en dichos países, 

Los resultados de este estudio fueron muy disímbolos pues, la Consejería Comercial en Tokio, había establecido un sistema de promoción muy dinámico, en una economía de libre mercado, con logros muy positivos.

Por el contrario, los logros en relación con China fueron muy escasos, inclusive, los resultados de la celebración de la Exposición Comercial Mexicana en Pekín, fueron muy reducidos pues, la misma se había celebrado atendiendo más a un compromiso político del Presidente de la República Mexicana, que a una realidad económica que nos pudiera favorecer, situación que en su momento se le hizo notar al Lic. Luis Echeverría pero, como muchas veces sucede en nuestro país, ese evento se realizó “por decreto”. 

Si se toman en cuenta los productos que exportábamos a China en los años 70’s, podemos ver que la característica de reducido valor agregado es esencial y que, para el año 2020, prevalece la misma pues, los 2 principales productos que exportamos a ese mercado son minerales de cobre y plomo, mismos que generaron el 40 % de nuestras ventas; seguidos de productos que son objeto de comercio intrafirma de empresas del ramo automotriz y electrónico, así como de algunos otros productos netamente mexicanos entre los que cabe destacar la carne de cerdo, la cerveza y el aguacate. 

También es importante mencionar que el resto de nuestras principales exportaciones nos habla de la fuerte concentración en un reducido número de productos pues, los primeros 20 productos, representaron el 70% de todos nuestros envíos

Así mismo, es importante señalar que, tradicionalmente, hemos exportado aleta de tiburón a China, debiendo hacer notar este producto presenta graves problemas para el equilibrio de la fauna marina, así como también lo ha presentado el abulón y la totoaba, por lo que habría que llamar la atención a nuestras autoridades sobre este problema.

Por el lado de las importaciones, la evolución ha sido muy diferente pues, actualmente, es una estructura muy diversificada e integrada por numerosos productos e insumos con alto valor agregado, principalmente, de la industria automotriz y electrónica. En la importación, los 20 principales productos representaron el 36.34% del total y nuestro déficit, en 2020, a pesar de ser un año de crisis, alcanzó la cifra de -65,639 millones US, con un acumulado de -838,862 millones US en el periodo 1993/2020. Para los primeros 10 meses de 2021, el déficit fue de -72,864 millones US. 

Como conclusión debo decir que, los negativos resultados obtenidos en nuestra relación con China son consecuencia de un elemento que señalé en mis tesis, hace 47 años: la carencia de una estrategia realista, misma que para nuestros funcionarios es difícil establecer debido a que parece que siguen sin conocer al mercado chino, así como el nivel de competitividad de México, la estructura de la industria nacional, de la oferta exportable y, lo que es peor, la operación real del comercio internacional y del comercio exterior de México. 

Finalmente, quiero señalar que, los reducidos logros alcanzados en nuestra relación con China, son el resultado de la actividad de empresarios heroicos, que han logrado hacer a sus empresas muy productivas, y del apoyo que han recibido de los organismos empresariales como el COMCE y la Cámara de Comercio México – China, a pesar del marco sistémico tan deficiente que padecemos y de la carencia de políticas públicas coherentes y realistas que les apoyen en sus actividades en el exterior, por parte del Gobierno Mexicano.