***Falsas 15 por ciento de artesanías que se venden en la zona arqueológica de Teotihuacán
***Artesanos de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides sufren de la comercialización de objetos chinos, coreanos y de otros países, aseguró la legisladora Rosario Elizalde
Valle de México, a 24 de febrero de 2022.- Resulta incongruente que, en las zonas arqueológicas y monumentos históricos de nuestro país, se comercialicen objetos de origen chino, coreano, o de otros países, desplazando de los espacios comerciales a los artesanos nacionales, denunció la diputada de Morena, María del Rosario Elizalde Vázquez, quien dijo que se estima que cerca del 15 por ciento de las artesanías que se venden en la zona de Teotihuacán son falsas, elaboradas con vidrio de color negro que hacen pasar por obsidiana y se venden por debajo del precio de las piezas originales, por lo que urgió a fortalecer el marco jurídico para proteger la actividad.
Al presentar a nombre del grupo parlamentario de Morena la iniciativa con proyecto de Decreto, mediante la cual se adiciona el artículo 17 BIS a la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, pide realizar acciones para evitar la comercialización en zonas arqueológicas y en monumentos históricos de objetos considerados como artesanías apócrifas, hechos en serie de origen extranjero que sean plagio, o estén inspirados en la cultura y artesanías nacionales, como se ha hecho en los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides.
La presidenta de la Comisión de Desarrollo Turístico y Artesanal expresó que busca preservar el legado cultural “que recibimos de las culturas anteriores”, y refirió que las artesanas y artesanos enfrentan diversas dificultades como falta de mercado para sus productos, la competencia desleal, el regateo, la falta de apoyo para emprender proyectos productivos, el plagio de los diseños de sus artesanías, que entre 2012 y 2019 al menos 23 marcas de ropa, nacionales e internacionales, se han apropiado de los diseños de las comunidades indígenas.
Desafortunadamente, reconoció, “no contamos con una legislación que frene el plagio de diseños artesanales, y tampoco existe regulación específica que prohíba la comercialización de artesanías apócrifas en zonas arqueológicas que son testimonio de las culturas prehispánicas de México, a pesar de que paradójicamente nuestro país posee 187 zonas arqueológicas”.
Menciono que pese a que el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM), trabaja coordinadamente con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), para lograr una marca de certificación o identificación geográfica que permita identificar características particulares de las artesanías, en el Estado de México se tienen 13 ramas artesanales y se busca proteger todas, razón por la cual se requiere del apoyo legislativo para fortalecer el marco jurídico para proteger la actividad artesanal.
En el pleno, expuso que los artesanos se enfrentan a plagios, de grandes marcas y las autoridades no han podido detener el robo de diseños de las comunidades indígenas, pues a la fecha solo existe una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en la cual se alerta del tema al Gobierno Federal y a los 32 Estados, sugiriendo salvaguardar los derechos artísticos nacionales.
Ante la crisis sanitaria de la pandemia del Covid-19, miles de artesanos han tenido que recurrir a diversas estrategias para sobrevivir, como el trueque de mercancías a cambio de comida, venta en línea, solicitud de créditos federales y estatales, así como la diversificación de sus productos, a través de la elaboración de cubre bocas y otros artículos que les han ayudado a sortear las dificultades que se recrudecieron con la emergencia sanitaria.
La diputada explicó que el éxito comercial de cada artesanía representa la subsistencia de familias enteras que se dedican a la elaboración de arte popular, que de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso en los Hogares (ENIGH) de 2018, la población que vive de la venta de sus productos artesanales asciende a Un millón 118 mil 232 personas, según datos de la Secretaría del Bienestar.