**Como dice la canción, todo es falso, pero tú eres mucho más
**Se crearán, más temprano que tarde, nuevos problemas de precios
**Comerciantes serán los malos, pero no perderán, como en toda crisis
Por Luis Alfonso Contreras
¿Quién le dijo al presidente que los precios bajan por decreto? ¿Acaso le susurraron al oído que ante el disparo de la inflación, lo mejor era ponerle tope a 24 productos de la canasta básica –la teoría dice que son más de 100-, y lavarle el cerebro a la población diciendo que ahí estaba la solución mágica ante la carestía desbocada?
No solo no veremos resultados de esto, ni siquiera efectistas de corto plazo, y ante la fallida política, otra más, a lo que sí asistiremos será al presunto desenmascaramiento de los nuevos malos de la películas: los comerciantes.
Con viejas recetas y nuevos protagonistas, el inquilino palaciego (al que muy pronto le subirán la renta, aunque él no la pague) le pondrá en ceremonia oficial un “techo” a 24 productos –arroz, frijol, maíz, tortillas, azúcar, atún, trigo, aceite, pan y el infaltable chile, entre otros-, dentro de su Programa para Combatir la Inflación y la Carestía (PACIC), para después pasarse el resto del sexenio justificando que no hubo éxito que digamos y, claro, haciendo responsables, “traidores a la patria”, a los dirigentes empresariales dedicados a vender productos y servicios.
En los hechos, amigas y amigos, los comerciantes no perderán. Nunca les ha pasado a lo largo de la historia una situación de esta naturaleza. Pueden desfalcarse productores, banqueros, gobiernos, pero los chicos del comercio, y la Iglesia by the way, jamás los veremos con números rojos. Y háganle como quieran.
De regreso a la realidad, decíamos, nos decía un miniempresario, productor de dulces y golosinas para los chamacos y no tanto, que nadie, en su sano juicio, puede prometer que no subirá precios, por un lado, mientras del otro “te están subiendo centavos o pesos más, en el caso de los energéticos, gasolina y gas”.
Cuánto tiempo y bajo qué circunstancias, indagamos, los grandes hombres de empresas podrán no reflejar en la carestía lo que les está aumentando en materia de insumos. No se puede jugar con la economía.
Ya le hemos expuesto en este espacio que en materia económica ninguna fiesta es gratis. Alguien tiene que pagarla. El paralelismo que le habíamos expuesto respecto a la Revocación de Mandato aplica lo mismo para el PACIC: Invitas a tu cumpleaños (comida incluida) a medio mundo, incluyendo a los que te están sirviendo la mesa, los mercaderes y fenicios que diría la Biblia; les anuncias con bombos y platillo que saldrán en las páginas de sociales al otro día por la cobertura de medios.
Es más, les informas que lo que se coman será sin costo alguno, pero tampoco les pagarás un quinto por adobar y poner en su punto carnes, pescados y sopas. Y cuando ya están las candilejas a todo lo que da, llegaron los medios para dar fe, y está presente el respetable, les sales con eso de que ellos deberán pagar TODO. Y todo es todo.
Porque, por supuesto, no se están tomando con seriedad ningún factor externo. Resulta obvio que la falta de insumos en las cadenas de suministro desde Ucrania hasta Estados Unidos, pasando por Europa y otros mercados, han redundado en una espiral inflacionaria que, en nuestra latitud, se trata de tapar con cosméticos, el make up que usted y todos conocemos. También se enmascaran, mal, las cosas.
La experiencia en la historia macroeconómica, nacional e internacional, nos demuestra que pese a que se nos trate de vender “otros datos”, lo cierto es que muchos de los productos que nos informan se mantendrán “al menos 20 por ciento debajo de su valor al público en estos momentos”, retomarán con mayor brío su tendencia alcista como está sucediendo en este momento con las gasolinas, pues pese al subsidio fiscal, el Banco de México reporta que mantienen su tendencia alcista. Ni hablar, recordemos, en el caso del gas LP.
Que nos quede bien claro: lo que le importa al personal presidencial es salir lo menos golpeado de un sexenio que ya se le salió de las manos en varias de sus pistas y que, en el caso de los bolsillos populares, tratará de vendernos espejitos para disimular las cosas…
Y que la gente lo recuerde por el dinero que vilipendió en (pocos) votos, pero que dieron “un respiro a la gente” y que, desde luego, ya no podrán retirar sus sucesores, so pena de una revolución. Legado de la Cuarta Transformación… en los bueyes de mí compadre, el pagador de impuestos. Todos los contribuyentes.
Ahora bien, caros lectores, en los llamados factores que inciden en la producción nacional, habrá una serie de problemas derivados del programa anti-inflacionario de marras. La carestía se les volverá un problema secular, y lo pagaremos con desempleo, caída de la productividad, encarecimiento de las importaciones, congelamiento de la economía a través de altas tasas de interés –mucho más altas que las actuales- y, por ende, cero crédito o carísimo, solo para algunas élites ligadas a los mercados internacionales. Así de simple y sencillo.
Derivado de esto, ¿usted pensaría en que todo esto detonará una indignación popular de consecuencias impredecibles que repercutirán en las siguientes elecciones federales de 2024? La respuesta inmediata es no, de ninguna manera.
Y esto no ocurrirá bajo una premisa sencilla. El discurso populista mantendrá a raya a las (pocas) voces que se manifiesten contrarias a estrategias demagógicas y dañinas de esta naturaleza; la oposición sin liderazgo y muuuucha cola que le pisen no podrá dar un paso al frente, con todo y que detenga la irracional reforma electoral que se anunciará con bombo y platillo. El manipuleo político redundará en un sucesor del hoy mandatario, que incluso para crecer él mismo le cubrirá las espaldas al saliente. Nada nuevo bajo el sol.
Puntillas.- Todo esto tampoco es descubrir el hilo negro. Lo más importante es que, pese a muchos, sí está germinando una nueva generación de mexicanos que no se dejará engañar ni vender, a pesar del canto de las sirenas populistas, el maiceo y otras gracejadas del sistema que hemos vivido y padecido en los últimos tiempos.
¿Y si sobre estos asuntos hablamos, juntos, la semana entrante? Aquí los esperamos sin pausas y sin prisas. [email protected].