***Además, “perpetúa la idea de que ellas son quienes deben cumplir con las labores de cuidado y trabajo que las familias y hogares requieren”: Paulina Bouchot Viveros, economista
Valle de México, a 12 de mayo del 2022.- La distribución de recursos mediante el programa Salario Rosa, aplicado por el gobierno del Estado de Mexico, “tiene resultados negativos y estadísticamente significativos sobre la participación de las mujeres en el mercado laboral”, además de que “perpetúa la idea de que ellas son quienes deben cumplir con las labores de cuidado y trabajo que las familias y hogares requieren”.
Esas son parte de las conclusiones de la investigadora Paulina Bouchot Viveros, economista por el Colegio de México, “interesada en temas de desigualdad, pobreza y seguridad humana, desde una perspectiva de género y con enfoque en derechos humanos”, en un artículo difundido por “México cómo vamos”
Titulado “Trabajo no remunerado, transferencias monetarias y el salario rosa: las consecuencias más allá del ingreso”, la profesionista refiere de entrada: “que transferencias como el salario rosa sean dedicadas a mujeres no necesariamente implica que sean elaboradas y evaluadas desde una perspectiva de género, mucho menos que todas sus implicaciones sean positivas”.
Y luego afirma que “Con base en supuestos básicos del cuerpo teórico de economía del trabajo, es posible anticipar que un aumento en el ingreso del hogar puede tener como consecuencia un aumento en las horas destinadas a actividades alternativas al trabajo remunerado, disminuyendo así la oferta laboral de las y los integrantes del hogar”.
“En el caso del Salario Rosa, cuyo objetivo es atender el problema de pobreza multidimensional y, además, reconocer la labor no remunerada que las mujeres mexiquenses realizan dentro del hogar, al momento de evaluarlo también se debe pensar en si realmente está generando un mayor nivel de bienestar o si, al contrario, está generando distorsiones en el acceso de las mujeres a otros beneficios”, agregó.
Detalló que examinó los efectos de los primeros dos años de la aplicación del programa Salario Rosa sobre la participación laboral femenina del Estado de México con base en los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, donde encontró que dicho programa “tiene resultados negativos y estadísticamente significativos sobre la participación laboral de las mujeres en el mercado laboral”.
En este sentido, es pertinente resaltar que con base en datos del IMSS y del INEGI, alrededor de 672 mil 739 mujeres del Estado de Mexico cuentan con un empleo formal, por Un millón 036 mil 292 de los hombres, y que la tasa de informalidad es mayor entre las mujeres que entre los varones: 56.2 por ciento por 55.1 por ciento (en la entidad mexiquense hay más de 3 millones 700 mil en la informalidad).
Además, la tasa de desocupación entre las mujeres es mayor que la de los hombres: 6.9 por ciento, por 6.3 por ciento, y en el caso de las madres, la tasa de participación es de 40.7, por debajo de la media nacional (40.8).
“Las implicaciones de estos resultados, en un contexto más amplio, son varias. En primer lugar, dado que el diseño del programa establece que la transferencia monetaria podría ser recibida máximo doce veces, es muy probable que las mujeres que hayan decidido abandonar el mercado laboral busquen reincorporarse a él una vez que dejen de participar en el programa y que, debido a su ausencia durante estos años, lo hagan en peores condiciones laborales”, anotó en su texto la economista.
“Así, los efectos del salario rosa sobre la participación laboral del Estado de México, podrían tener consecuencias negativas tanto en el corto como en el mediano plazo”, remarcó.
De acuerdo con lo expuesto por la economista, “esta política pública, condicionada únicamente a mujeres amas de casa, no ayuda a distribuir de manera justa las tareas del hogar ni a debilitar las tensiones que los roles de género imponen en nuestra sociedad”.
Destacó que “a pesar de tener el acierto de reconocer la labor no remunerada, no logra que las mujeres liberen horas de su tiempo para integrarse al mercado laboral o para contar con más horas de ocio o descanso”, y resaltó que, por el contrario “perpetúa la idea de que ellas son quienes deben cumplir con las labores de cuidado y trabajo que las familias y hogares requieren”.
Mencionó que una mayor participación laboral femenina es deseable no sólo en términos de equidad para la búsqueda de una sociedad más justa, sino que existe evidencia del efecto positivo que tiene también sobre el crecimiento económico.
“En este sentido, son necesarios mayores y mejores programas de desarrollo social que reconozcan todas las tensiones que moldean las decisiones de los agentes económicos y, de manera específica, de las mujeres.
Para la economista, “el “salario rosa” representa un buen primer intento en reconocer las actividades que las mujeres realizan día a día sin pago alguno, sin embargo, cuenta con varias debilidades en su diseño que tienen efectos negativos sobre el mercado laboral del Estado de México. Mayor investigación sobre el “salario rosa” —y, en general, sobre transferencias monetarias condicionadas a mujeres y programas de desarrollo social— es fundamental para mejorar la distribución de los recursos y su aprovechamiento para una mayor calidad de vida de las mujeres y de toda la sociedad”, concluyó.
(El artículo completo se puede leer en esta dirección:https://mexicocomovamos.mx/animal-politico/2022/05/trabajo-no-remunerado-transferencias-monetarias-y-el-salario-rosa-las-consecuencias-mas-alla-del-ingreso/)