***En la entidad mexiquense están identificadas las industrias clave, esto conforme a la vocación productiva asociada a las ventajas competitivas que presenta. Estas industrias son: agroindustrial; automotriz; productos químicos; servicios logísticos; servicios turísticos.
Valle de México, a 27 de febrero del 2023.- El Estado de México debe aprovechar las ventajas competitivas que tiene para apostar a la inversión en el sector agroalimentario, con el fomento a la creación Parques Agroindustriales que impulsen la consolidación de polos de desarrollo regionales, pues esto permitiría la reducción de los nivele s de pobreza y un mayor desarrollo económico.
Lo anterior, de acuerdo con un estudio del Instituto Belisario Domínguez (IBD), del Senado de la República, denominado “Polos de desarrollo regional competitivos con parques agroindustriales e impulso de agronegocios en México: potencial estrategia anti-pobreza que fortalece la seguridad alimentaria, el empleo, el crecimiento económico y los ingresos públicos”, difundido en febrero.
Según el documento, en la entidad mexiquense están identificadas las industrias clave, esto conforme a la vocación productiva asociada a las ventajas competitivas que presenta. Estas industrias son: agroindustrial; automotriz; productos químicos; servicios logísticos; servicios turísticos.
Sin embargo, es pertinente mencionar que en los 113 parques industriales (66 por ciento son municipalizados; 31 por ciento privados y tres por ciento es administrado por el Fideicomiso para el Desarrollo de Parques y Zonas Industriales en el Estado de México) operan más de 1,900 empresas dedicadas a la producción de diversas mercancías como autopartes, equipo de transporte, componentes diversos, además de la industria química, fábricas de bebidas y alimentos, entre otras.
Los desarrollos industriales se ubican en el Valle de Toluca y de México y el municipio que más tiene es Tlalnepantla donde existen 17, seguido por Cuautitlán Izcalli con 12, mientras Toluca tiene 11, Ecatepec y Tultitlán 10 cada cual, en tanto que en Lerma operan siete y en Naucalpan seis.
En otras palabras, pese a la vocación no se ha desarrollado la agroindustria y de lo que se trata, según el análisis del IBL, es potenciarla en aquellas zonas de vocación agrícola y pecuaria, donde está más vinculada la pobreza con la ausencia de parques industriales.
Según el estudio, la entidad mexiquense tiene ventajas competitivas para crear esos polos de desarrollo agroindustriales: i) agroclimáticas y de suelos (capital natural); ii) conocimiento acumulado y habilidades para producir (capital humano); iii) infraestructura (capital físico); iv) organización de los productores (capital social); v) y flujos de ingresos como las remesas (capital financiero), donde, cabe decir, está entre los cuatro estados con mayor recepción de envíos de trabajadores migrantes.
“Un polo de desarrollo regional competitivo se crea a partir de una actividad económica preponderante asociada a las ventajas competitivas de una región y a las oportunidades de negocio que ofrecen los mercados a nivel local, estatal, nacional o internacional. En un polo de desarrollo regional competitivo se pueden acceder a economías de escala al manejar volúmenes de producción grandes; asimismo, es factible acceder a economías de localización o aglomeración cuando en áreas delimitadas se congregan empresas que se complementan o que forman un grupo de empresas con vínculos de interdependencia funcional -clúster productivo- para el desarrollo de sus procesos productivos”, destacó el documento.
Lo anterior significa que se pueden abaratar costos al incrementar volúmenes de producción (El Estrado de México figura en el top nacional en al menos 21 de 50 productos agropecuarios), o incrementos en precios de compra o venta al contar con un mayor poder de negociación asociado a volúmenes de producción grandes, según se desprende del estudio.
También, “ las economías de localización o aglomeración “se obtienen al ubicarse en un mismo lugar industrias vinculadas por sus relaciones de complementariedad. De este modo pueden crear centrales de compra de materias primas y venta de productos terminados en común, centros de investigación compartidos, posibilidad de comprar inputs intermedios y vender outputs a empresas de la misma zona geográfica con procesos de producción complementarios, facilidad para reclutar mano de obra especializada, etc.”
“El impulso a la creación y/o fortalecimiento de polos de desarrollo regional competitivos con parques agroindustriales y fomento a los agronegocios puede ser una estrategia para fortalecer la seguridad alimentaria, reducir la pobreza, aumentar la creación de empleo y el crecimiento económico, así como para incrementar los ingresos públicos”, resaltó la nota.
“Apostar a la inversión en el sector agroalimentario, aprovechando las ventajas competitivas que tienen México y la mayoría de sus entidades federativas, puede ser una elección adecuada para impulsar el desarrollo social y económico”, mencionó.
“Lo anterior, sobre todo en un contexto de los retos que implican la pobreza, el crecimiento de la población y el calentamiento global con su subsecuente impacto en el cambio climático. El impacto de la pandemia por COVID-19 contribuyó a incrementar la pobreza en México, y es necesario encontrar alternativas estratégicas para impulsar la reactivación económica y la reducción de la pobreza en el país y sus entidades federativas”.
Refirió que “Se considera factible evaluar la posibilidad de impulsar estrategias a nivel municipal, estatal y/o nacional para orientarlas a la creación de polos de desarrollo regional competitivos, en general, y de aquellos que consistan en parques agroindustriales con fomento a los agronegocios, en particular”.
Asimismo, estableció que “se considera factible y necesario evaluar alternativas para impulsar este tipo de estrategias a partir de proyectos públicos, privados o público-privados, donde se fomente la integración y fortalecimiento de los productores y pobladores del medio rural en el país. “Este tipo de estrategias pueden diseñarse e implementarse de tal forma que armonicen distintas dimensiones de la sostenibilidad y la sustentabilidad (i.e. ambiental, social, económica, institucional)”, concluyó.