Por Vidal Ibarra Puig[1]
A raíz de la guerra entre Ucrania y Rusia, varios son los temores de una hambruna en el mundo, argumentándose que la falta del trigo ucraniano, por ejemplo, hará pasar hambre a muchos países, destacando de entre ellos a los países africanos.
Pero veamos ¿sería real esta hambruna?
Primeramente, debemos de considerar que las sanciones a Rusia derivadas de la guerra, le impiden vender muchos de sus productos en el extranjero, entre ellos sus recursos naturales y diversos productos, entre ellos, el trigo y los fertilizantes.
En este contexto, diversas investigaciones señalan que Rusia es uno de los principales productores de fertilizantes, pues representa el 15 por ciento del comercio mundial de fertilizantes nitrogenados y el 17 por ciento de las exportaciones mundiales de fertilizantes potásicos. Rusia también es responsable del 20 por ciento del comercio mundial de gas natural, un componente clave en la fabricación de fertilizantes.
Muchos países de Europa y Asia Central dependen de Rusia para obtener más del 50 por ciento de su suministro de fertilizantes. El sector agrícola alemán, por ejemplo, obtiene el 30 por ciento de su suministro de Rusia.
De esta manera, las sanciones a Rusia para no exportar sus fertilizantes tienen un impacto directo en la producción agrícola y en los precios de estos productos a nivel mundial.
Los estadounidenses y la OTAN sabían lo que haría Rusia si Ucrania se añadía a la OTAN; es más, el mismo Zelenzky lo sabía (y si no lo sabía, es su culpa ser un ignorante y no saber de historia ni de relaciones internacionales). Pero surge una pegunta ¿por qué insisten EEUU y sus socios en desestabilizar a Rusia, si Rusia no es, ni remotamente, socialista ni comunista?
Hay quienes opinan que tal vez lo que desean EEUU y la OTAN son dos cosas: apropiarse de los enormes recursos naturales de Rusia (además del petróleo, gas, etcétera, Rusia tiene otro gran recurso: el agua dulce, concretamente el lago Baikal, la reserva de agua dulce más grande del planeta).
Y el segundo objetivo de EEUU y sus aliados, el cual francamente nos parece poco realista, sería tal vez cercar a China, la única potencia capaz de competir con los EEUU y Europa, la base de la OTAN.
Lo que es un hecho es que cuando existía la corrupción en gran escala con Boris Yeltsin en Rusia a través de los préstamos del FMI y del Banco Mundial, en el proceso de transformación hacia el capitalismo (Joseph Stiglitz incluso lo menciona en uno de sus libros), los países occidentales no protestaron, pues él era afín a sus intereses. Putin no lo es.
Es claro por otro lado, que los EEUU y sus aliados tiene mucho que explicar cuando condenan la guerra de Rusia contra Ucrania. Por ejemplo ¿por qué no protestaron cuando Gran Bretaña invadió las Islas Malvinas matando a 350 jóvenes argentinos menores de 25 años, cuando Argentina las recuperó bajo un edicto español? ¿Por qué no protestaron los países occidentales cuando EEUU invadió impunemente Panamá matando a miles de panameños, la inmensa mayoría población civil?
Y es conveniente aclarar lo siguiente: Ucrania es un importante productor de trigo, pero no es, ni con mucho, el más importante, pues es apenas el 5º exportador mundial, por debajo de los otros grandes exportadores, como se puede ver en la siguiente gráfica.
Ranking de los principales países exportadores de trigo en el mundo en 2021/22 (en miles de toneladas métricas)
Como vemos, Rusia es un gran exportador de trigo, pero ¿De quién es la culpa de que no se exporte trigo ruso? ¿quién le impuso las sanciones a Rusia?
No justificamos lo que está haciendo Rusia en Ucrania, pero las sanciones económicas a dicho país están cobrando una factura doble, ajena al conflicto: la probable hambruna y una escalada de precios a nivel mundial que se traduce en inflación y, probablemente recesión, en los países occidentales.
Por otro lado, la producción de cereales en el mundo ha aumentado de manera constante (los datos preliminares para 2019 y 2020, también evidencian un aumento), y también lo ha hecho la población a nivel mundial
Pero el buen dato es que mientras la población ha crecido 248 por ciento de 1961 a 2018, la producción de cereales ha aumentado un 398 por ciento durante dicho periodo, mucho más que la población.
Entonces ¿tiene razón de ser la hambruna que se viene?
Y se habla de los países africanos como los más dañados, pero no olvidemos que el trigo es solo esencial para el norte de África; para el resto del continente es un alimento que les ha sido introducido de manera relativamente reciente, pues no formaba parte de su dieta.
En resumen: creemos que EEUU y occidente deberían levantar, aunque sea levemente y de manera parcial y seleccionada, las sanciones para que Rusia exporte sus fertilizantes y demás productos relativos a este sector de la producción, para que no disminuya la producción a nivel mundial y así evitar el incremento de precios, la inflación a nivel mundial, la temida recesión y la probable hambruna.
En segundo lugar, deben permitir que Rusia exporte, aunque sea de manera selectiva o a mercados claramente dirigidos, sus cereales, para que lleguen por ejemplo a los países africanos.
En tercer lugar, se debe evitar todo movimiento especulativo sobre los granos básicos, a fin de evitar una escalada de precios que solo alimenta la inflación mundial y beneficia a los especuladores.
Cuiden su salud, cuiden su dinero. Usen cubrebocas, el rebrote del Covid19 está muy fuerte a nivel mundial.
[1] Profesor en el Departamento de Economía, UAM Azcapotzalco