Opinión

China: ¿de la pandemia al pandemónium?/Javier Ortiz de Montellano

Burbuja inmobiliaria China

¿Logrará evitar que la burbuja inmobiliaria estalle?

Por Javier Ortiz de Montellano 

Leemos que hace más de cien años decía el humorista estadounidense Mark Twain con bastante ironía que “octubre es uno de los meses particularmente peligrosos para especular en la Bolsa. Los otros meses peligrosos son julio, enero, septiembre, abril, noviembre, mayo, marzo, junio, diciembre, agosto y febrero”.

Y pensando en los grandes cracs bursátiles leemos que precisamente el 24 de octubre de 1929 se desató el pánico en Wall Street, que desencadenó la Gran Depresión y sus terribles consecuencias económicas y geopolíticas. 

Otro importante crac de Wall Street se dio el lunes 19 de octubre de 1987. El índice bursátil Dow Jones, que contaba con casi 100 años de creado, se hundió en un solo día 22%, como nunca antes lo había hecho. Tal vez no recuerde, porque no había nacido o era usted entonces demasiado joven (o es ya hoy demasiado viejo o ni quiere acordarse), pero en esa ocasión el 5 de octubre la Bolsa Mexicana de Valores, que se había convertido en refugio de los ahorradores debido a la nefasta expropiación bancaria de 1982 y de la terrible hiperinflación que acarreaba Mexico desde entonces (llegó a ser de 157% en ese año aciago de 1987), por esas y otras razones internas se adelantó al crac de Wall Street de ese año.

Fue ese 5 de octubre de 1987 cuando tras ocurrir el destape del candidato presidencial (El Tapado resultó ser Salinas), la Bolsa Mexicana reaccionó con una tremenda especulación al alza, adicional a la que ya traía por la hiperinflación mencionada.  Eso no gustó a las autoridades y a media sesión fueron suspendidas las transacciones bursátiles. En las siguientes dos semanas el índice fue continuamente a la baja sin que el gobierno diera señales de entrar al rescate. Cuando por fin se decidió  hacerlo, comprando acciones a través de Nacional Financiera, fue precisamente el lunes 19 de octubre cuando Wall Street por sus propios motivos tuvo su famoso Lunes Negro. Y no se diga en la Bolsa Mexicana.

Saque usted sus conclusiones. Pero como dice YSQ, eran otros tiempos, cuando había un sólo Partido en los tres poderes y hasta en el Cuarto Poder (Prensa, Radio y Televisión) y el Quinto Poder (Narco), el Tapado mandaba sobre todos prácticamente desde que le quitaban la capucha, los priistas neoliberales se iban colando y desplazando a los “nacionalistas revolucionarlos priistas” para dar la bienvenida con los brazos abiertos a la globalización. 

Pero volvamos a Wall Street y sus Cracs. En 2000 tuvo su mal fin la llamada burbuja de las compañías punto com, o de internet. La burbuja especulativa en torno a los valores bursátiles ligados a internet y a las nuevas tecnologías se desinfló. Sin embargo, eso empezó en abril, con una caída de 27% en ese mes, lo que le da la razón a Twain sobre que no sólo Octubre es un mes peligroso para la Bolsa. 

También lo es septiembre. En 2001: el 11 de septiembre, tras los ataques terroristas, la Bolsa de Nueva York cerró por una semana. En su reapertura, el índice Dow Jones perdió 684 puntos (-7,3%). La Reserva Federal estadounidense (Fed) respondió con una reducción de los tipos de interés. Lo mismo hizo cuando en 2002 se reveló la falsificación de las cuentas de la empresa energética estadounidense Enron y el fraude del grupo estadounidense de telecomunicaciones Worldcom, que sacudieron  las Bolsas mundiales, sólo amortiguada por otra sustancial baja en las tasas de interés. Esta medida provocaría un enorme incremento en las deudas en Estados Unidos y, por extensión, de los llamados Derivados de los créditos hipotecarios, al resto del planeta.  Ese auge se desvanecería a medida que la Fed empezó a subir las tasas de interés y provocaron los impagos de los créditos poniendo en serios aprietos a los bancos. 

El lunes 6 de octubre de 2008 llegó otro Lunes Negro. Las consecuencias de la crisis ‘subprime’ (créditos hipotecarios de riesgo) en Estados Unidos se propagaron a los mercados financieros de este país y del mundo. La crisis financiera empeoró a partir de octubre y llevó al desastre de la economía mundial, que tardó varios años en empezar a recuperarse. 

Y en China…posiblemente allá por octubre de 2019 empezó lo que a fin de ese año se conoció como el Coronavirus, que produjo la pandemia que desde que se hizo oficial a nivel mundial en marzo de 2020 conocemos como Covid-19 y que provocó que el Dow Jones experimentara la peor sesión de su historia el 16 de marzo (-13%), después de la Gran Depresión de 1929 y el crack de octubre de 1987. Por lo visto, no hay mes seguro para la Bolsa.

Sin embargo, la rápida intervención del gobierno americano, que votó a finales de marzo de 2020 un gigantesco plan de estímulo de 2.2 billones de dólares, calmó a Wall Street y amortiguó la caída de la economía. Posteriores ayudas gubernamentales coadyuvaron a que la Bolsa de Estados Unidos se recuperara  y la economía estadounidense saliera de la recesión en 2021 y la Bolsa siguiera al auge…hasta nuevo aviso. 

Una alerta viene de China. Recientemente, la inmobiliaria china Evergrande invadió de temores a los inversores, desde Wall Street hasta los mercados europeos y asiáticos, al conocerse que podría tener problemas para enfrentar pagos de su deuda. Esto ha encendido las alarmas ante un posible “efecto contagio” de la crisis al resto de la economía china y al sistema financiero internacional.

Los problemas de liquidez de la inmobiliaria china y el miedo a que se extiendan a otras empresas del sector y a las entidades financieras han aumentado la lista de preocupaciones de los inversores, lo que recientemente causó algunas pérdidas en las bolsas del mundo. 

Hasta hace poco Evergrande era una de las empresas del sector inmobiliario más valiosas del mundo, pero la crisis de liquidez del gigante por impagos de sus clientes lo ha situado al borde de la quiebra y ha reavivado los miedos de una burbuja inmobiliaria en China.

Con una deuda estimada en unos 300 mil millones de dólares, equivalente al 2% del PIB del país, los inversores se preguntan si el gobierno chino implementará un rescate, la dejará caer, o diseñará alguna fórmula para que algunos de los afectados reciban parte del dinero invertido en la firma. Al parecer, el Banco de China inyectó en estos días algo de liquidez en el mercado, que era lo que más preocupa a los mercados internacionales, y hay noticias de que puede llegar a un acuerdo para pagar un bono en yuanes que le vencía esta semana a la inmobiliaria.

En adelante el gobierno chino debe decidir si toma medidas adicionales para mantener a flote una de los principales constructoras del país o la deja a su suerte, poniendo en riesgo más de mil desarrollos inmobiliarios en ese país y las incalculables consecuencias sobre la economía y los mercados financieros de la propia China y del mundo.

Para terminar, nada más quiero mencionarle el libro de Thomas Orkin, China: The Bubble That Never Pops, Oxford University Press, 2020. Hasta donde sé, no está traducido al español. Es interesante el enfoque de Orlik que analiza desapasionadamente cómo, a pesar de la enorme deuda, los préstamos en mora, los proyectos de elefantes blancos y las ciudades fantasma, la economía de China ha desafiado todos los problemas graves, al menos por ahora. 

En China: la burbuja que nunca estalla, Orlik ofrece un inventario de las herramientas de políticas, a menudo no disponible para los banqueros centrales occidentales y los líderes políticos, que los tecnócratas del Partido de China han utilizado para administrar los desafíos de la economía. 

La mayor parte de la deuda en China la emite el sector empresarial, mientras que la deuda de los hogares chinos y del sector público sigue siendo relativamente baja. Muchos promotores inmobiliarios están muy endeudados, la vivienda es muy cara en relación con los sueldos del país, y una parte importante de las operaciones son compras con fines de inversión o franca especulación.

En fin, le recomendamos leer este libro sobre China, que es la historia de la burbuja que no se sabe si puede estallar o no…