Por: Víctor M. Zendejas Orozco*
El diario estadunidense The Washington Post lo resumió muy bien en un encabezado que reza: “La reforma eléctrica de Andrés Manuel López Obrador busca arreglar la reforma fallida de Enrique Peña Nieto”.
El rotativo estadunidense reproduce un análisis de Rodrigo Benedith, economista mexicano especializado en la industria energética y el comercio internacional.
Empresarios mexicanos, entre los que no se podían quedar atrás los afiliados al Consejo de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de México (Concaem), se convirtieron en teóricos de la debacle si se aprueba la reforma lopezobradorista.
Su presidente, Gilberto Sauza, aseguró –como lo dio a conocer el portal de noticias mexiquense DigitalMex- que “el incremento en el precio de producción que plantea el gobierno federal tarde o temprano se verá reflejado en los precios al consumidor”.
Ahora, los críticos al gobierno de la Cuarta Transformación les preocupa la economía de las familias que habitan los alrededor de 35 millones de hogares, algo que nunca les preocupó cuando Enrique Peña Nieto hizo sus reformas. Por el contrario, aplaudieron lo que se veía venir como un fracaso y desfalco para los bolsillos ciudadanos.
El analista de The Washington Post, por el contrario, da un panorama realista, crudo y equilibrado: “La iniciativa que el presidente de México presentó al Congreso en materia de electricidad pretende la modificación de tres artículos de la Constitución y tiene como principal objetivo corregir el desorden en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) que provocó la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto”.
El experto en materia energética Rodrigo Benedith fue más allá: “Esta abrió abruptamente la posibilidad a empresas privadas de participar en la generación de electricidad, sin antes preparar adecuadamente a la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE)”.
En uno de los diarios más influyentes del mundo, -no perdamos de vista que fue el que desnudó el caso Watergate, que llevó a la caída del presidente estadunidense Richard Nixon- el analista Benedith reconoce que el gobierno amloista “busca garantizar el suministro eléctrico a los consumidores finales, con precios justos”.
Además señala que dicha reforma busca amortiguar “los riesgos a la seguridad nacional que conlleva la pérdida de control sobre la generación de electricidad al cederla a empresas privadas, además de sentar las bases para conducir, desde el Estado, la transición energética hacia fuentes de generación no contaminantes”.
Las promesas de Enrique Peña Nieto de mejores tarifas para los hogares nunca se cumplieron y, por el contrario, aumentaron con los consabidos abusos pues hubo hogares que después de pagar 60 o 120 pesos, les llegaron recibos por cientos de miles de pesos.
Es sabido, como lo ha denunciado el actual gobierno federal morenista que, de acuerdo a datos de la misma CFE, la reforma peñista creó un mercado eléctrico paralelo ilegal en donde las empresas privadas simulaban generar electricidad para autoabastecerse.
A través de vacíos en la regulación y la complacencia de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), estas generadoras privadas se hacían de clientes que legalmente consideraban “socios”, pero que en los hechos les revendían electricidad pagando menores costos aprovechando la figura legal creada por la reforma.
*Presidente de la ONG Frnature