Especiales, Opinión

¿Del Desorden actual surgirá un Nuevo Orden Mundial?/Javier Ortiz Montellano

Guerra-Ucrania-Rusia

Por Javier Ortiz de Montellano

La pandemia del Covid introdujo en el mundo actual una radicalización de las posiciones políticas que provocó una pausa en tres importantes revoluciones estructurales que venían intensificándose en el siglo 21: la aceleración de la globalización; el ascenso de Asia y las disrupciones causadas por la tecnología.

De por sí, se produjo un drástico reajuste ante las nuevas problemáticas que desató la financiarizada globalización digital acelerada, como la intensificación de las crisis financieras y su secuela de recesiones económicas, el terrorismo cibernético, las migraciones y el calentamiento global, entre otras.

Estados Unidos creó pactos regionales en Asia para frenar el ascenso geopolítico de China y el reajuste postpandémico intensificó esta tendencia a la desglobalización. Tendencia que se
explica, por ejemplo, por la tremenda agitación política del populismo digital, tanto de Izquierda como de Derecha por la que atraviesan muchas sociedades, dando lugar a numerosas incertidumbres como el Brexit o el fenómeno Trump antes, durante y su posible retorno después de la pandemia si resulta ganador en la próxima elección de noviembre (con consecuencias sobre las relaciones de México con Estados Unidos que en lo comercial oscila entre las posibles represalias o el favorable “nearshoring” o deslocalización de producción lejana de Estados Unidos hacia el cercano vecino México).

La tendencia a la Desglobalización altera el peso político y económico de Occidente liderado por Estados Unidos y modifica el retorno del rejuego asiático, especialmente de China. A lo que se agrega el antagonismo geopolítico de Rusia en lo que considera su ucraniana zona de influencia y su protagónica intervención en Oriente Medio, apoyando a sus aliados árabes como Siria, Palestina y otros, frente a Israel que libra una batalla intensificada por los ataques terroristas y el surgimiento de nuevas guerras -drónicas- provocadas por viejas rencillas y pleitos culturales en Oriente Medio, si no por cuestionados choques de civilización.

Otro cambio estructural que se cuestiona es la irrupción de la inteligencia artificial y otras tecnologías en las economías globalizadas del hipercapitalismo digital. Hay la inquietud entre los propios científicos y algunos empresarios sobre si debe pausarse el desenvolvimiento de la aplicación de la Inteligencia Artificial.

En general, las nuevas tecnologías han favorecido a las cuasi-monopólicas megacorporaciones transnacionales, concentradoras del ingreso mundial en las pocas manos de un puñado de financiarizados súper ricos que, en vez de pagar impuestos justos, con ese excedente monetario juegan a la Bolsa mientras los políticos juegan al proteccionismo, empujan una nueva carrera armamentista y hacen la guerra hasta en las elecciones.

Si la humanidad no se destruye, un nuevo orden mundial tendrá que surgir de este desorden…la cuestión es si será democrático.