Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Álvaro García Linera, ex Vicepresidente de Bolivia, quiero expresar mi agradecimiento por aceptar mi invitación para participar en línea en este Simposio que vengo organizando sobre Comunicación, pero en esta ocasión se dedicará a tu especialidad, que es la política, en la que has participado en tu país Bolivia en múltiples facetas, desde activista y guerrillero, hasta llegar a la Vicepresidencia al lado del muy discutido líder Evo Morales.
Álvaro García Linera: Agradezco mucho la invitación, Diablo. En verdad, también es tu especialidad, porque has convertido la política en un infierno sobre la Tierra.
Diablo: ¿Y Yo Por Qué?
Álvaro: En lo que a mí respecta, creo que tuviste algo que ver con el golpe de Estado que nos dieron al presidente de Bolivia Evo Morales y a mí, como su Vicepresidente, en 2019.
Diablo: ¿No crees que la culpa fue de Evo que insistió en querer reelegirse una vez más después de estar 13 años en el poder? Y aunque habías declarado en 2016 que ya no irías en dupla electoral con Evo en futuras reelecciones, a ti también te tentó y terminaste por aceptar ir una vez más a las urnas en 2019, a pesar de que el referéndum sobre la reelección les fue desfavorable…
Álvaro: Touché. ¿Para eso me invitaste, para echarle azufre a la herida?
Diablo: Tú empezaste…el que se lleva, se aguanta. Pero pasemos al Simposio. Empiezo con una pregunta, Àlvaro: Cuando estuviste de visita en México hace poco participaste en la televisión en el programa El Chamuco y Los Hijos del Averno (que, por cierto, esos más parecen hijos de la celestial 4T que míos), y hablaste algo de los dos “sentido común”. ¿Podrías definirnos lo que es el sentido común y explicarnos brevemente eso de los dos “sentido común”?
Àlvaro: Por supuesto, Diablo. El “sentido común” puede definirse de varias maneras: como el conjunto compartido de creencias y criterios sobre los cuales no reflexionamos pero están presentes en nuestras preferencias y actitudes, que le dan un común sentido al mundo que tienen todos los miembros de la sociedad y, por tanto, lo que la mantiene cohesionada a largo plazo por la fuerza de la imaginación, de las narrativas y los gestos de los cuerpos. Es “el conocimiento común sobre los hechos comunes en torno a las cuestiones comunes” que atañen a una sociedad.
Diablo: ¿Y eso de los dos “sentido común”?
Álvaro: Mi idea de los dos “sentidos común” se refiere a las formas en que las personas interpretan y comprenden la realidad. Existe el “sentido común” dominante, que refleja la visión impuesta por la clase dominante y el sistema de poder. Y luego está el “sentido común” subalterno, que emerge desde las clases subalternas y resiste esa visión hegemónica.
Diablo: Interesante. ¿Podrías darme un ejemplo de cómo estos dos “sentidos común” se manifiestan en la sociedad?
Álvaro: Claro. Digamos que en una sociedad desigual, el “sentido común” dominante podría propagar la idea de que la desigualdad es natural y justa. Mientras tanto, algunas personas del “sentido común” subalterno podrían empezar a cuestionar esa noción, buscando la igualdad y la justicia social.
Diablo: Entonces, ¿no todos comparten el mismo sentido?
Álvaro: No todo el tiempo, hay momentos o temas en que se observan diferencias correspondientes a las grandes diferencias objetivas de clase social que presenta la sociedad actual. En esta época tan desigual no hay un sólo sentido común sino claramente dos, el de los conservadores (las clases dominantes) y el de algunos renovadores (las clases dominadas). Por ejemplo, el sentido común de un obrero para actuar en la fábrica, en una recepción de gala, en un matrimonio o en una fiesta será distinto a los hábitos y modos de actuar que un aristócrata, un terrateniente o un banquero emplearán en las mismas circunstancias.
Diablo: Muy interesante. ¿Qué más puedes decirnos que nos ayude a entender este fenómeno social?
Álvaro: El sentido común tiene así dos principios de constitución. El primero, el principio de conservación, dado por la adhesión incuestionable al mundo tal como es. El segundo, el principio de transformación, que son las luchas que han modificado el mundo tal cual es hoy. Todo proceso de transformación rompe cierto sentido común existente. Esto empieza por pequeños grupos y cuando alcanza una masa crítica, una cantidad suficiente de personas necesarias para que el fenómeno concreto de transformación tenga lugar. Así, el fenómeno adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer, y logra subvertir el orden que lo dominaba e impone su propia visión en la sociedad.
Diablo: Esto parece ser lo que sucede en México con la Cuarta Transformación, ¿no?
Álvaro: Y en muchas partes del mundo. Esto se da en oleadas, luego de los tiempos de gobiernos progresistas, viene una resaca conservadora, de ciertos sectores privilegiados, pero también con el apoyo y la votación de sectores que antes apoyaron la transformación (principalmente, clases medias descontentas,frustradas) donde el sentido común conservador, que no había sido derrotado, solamente arrinconado,luego retoma el asalto al gobierno.
Diablo: ¿Esto puede pasarle a La 4T?
Álvaro: En un descuido, sí. Todo proceso de transformación rompe cierto sentido común, ciertos criterios de lo decible, de lo tolerable, pero a la vez preserva otros; y a medida que esos criterios progresistas del sentido común son rompibles, flexibilizados, reformateados y avanzan, los criterios del sentido común de los conservadores se quedan aletargados; pero en el momento en que los cambiables criterios progresistas se burocratizan, se ralentizan, se descuidan, los criterios de los conservadores comienzan a potenciarse nuevamente y regresan a comandar el Ejecutivo para su beneficio.
Diablo: Lo importante no es sólo ganar las elecciones, sino transformar todo el régimen y sostenerse en el favor de las mayorías, no?
Álvaro: Claro, un gobierno progresista siempre va a enfrentar otros poderes, ganar las elecciones es apenas el Ejecutivo, que es una especie de poder de vasallaje, supeditado a otros poderes mediáticos, económicos, de inversionistas, de bolsas de valores. La cosa es qué haces con el poder primario electoral. Quieres darle base económica: nacionalizas; quieres darle base discursiva: crea medios de comunicación; quieres darle base legal: renueva toda la Corte de Justicia y pon a votación y elige otros miembros de la Corte Suprema de Justicia.
Diablo: Eres bastante radical. En el fondo, se trata de la eterna disputa política por el poder, ¿no? Por definir quién manda…
Álvaro: Sí, por la hegemonía, por el poder para ver quién construye el Estado, dentro de una lucha democrática, ante todo, por la dirección del sentido común dominante, y en particular por definir el horizonte de una nación: la lucha política como lucha por las esperanzas comunes, por la administración, conducción y/o construcción de la plataforma común del Estado. Por definir a quién sirve el Estado…si a la oligarquía o al pueblo.
Diablo: Esto último me recuerda que en 2020 se publicó “Qué Horizonte, Hegemonía, Estado y revolución democrática”, que más que un libro de formulaciones teóricas, es la narrativa de experiencias que tú y el joven político español Íñigo Errejón vivieron como consecuencia de su ejercicio en la política en sus respectivos países hasta antes, en tu caso, de ser sacado del poder en noviembre de 2019. Como esta sesión ya se alargó bastante, sugiero invitar a Errejón a platicar próximamente sobre ese libro que condensa las pláticas televisivas que ustedes sostuvieron acerca de esos importantes temas y, después, en otra sesión, tal vez quieran ofrecer algún comentario actual. ¿Qué te parece?
Álvaro: Magnífica idea. ¡Hasta entonces!
Diablo: ¡Pórtate bien, si no, ya sabes…! Jajajajajajajajaja