Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Entre abril de 2018 y febrero de 2019, Álvaro García Linera e Íñigo Errejón, mantuvieron una larga conversación, entre La Paz y Madrid, acerca de las condiciones que hacen posible hoy que las clases populares se organicen y ejerzan el poder político, que plasmaron en el libro titulado “Qué horizonte: Hegemonía, Estado y revolución democrática. En ese periodo García era Vicepresidente de Bolivia, hasta la llegada del golpe de Estado, acaecido el 10 de noviembre de 2019 y Errejón, presidente del partido español Más País, tras separarse de Podemos. Hoy han aceptado comentar brevemente sobre el tema y les doy la bienvenida. Hola, Álvaro, comenzabas tu libro más reciente, La Comunidad Ilusoria, preguntándote “¿Por qué es tan difícil cambiar el mundo?”, y en este diálogo que nos ocupa hoy cabe empezar por preguntarles: ¿cómo hacer perdurar las conquistas del poder en contextos de irrenunciable pluralismo político?
Álvaro: En efecto, más difícil que lograr el poder electoralmente, lo es sostenerlo y todavía más usarlo para transformar el Estado y no sólo gestionarlo.
Íñigo: La participación ciudadana es crucial, hay que ayudar a fortalecer el pueblo y a que los de abajo enarbolen una nueva voluntad general, desarrollen un nuevo sentido común que los motive a luchar contra la hegemonía neoliberal y transformar las condiciones y horizontes de su mundo.
Álvaro: Exacto, Íñigo. Creo que la democracia debe ir más allá de la simple elección de representantes. Para lograr cambios profundos, es necesario que las fuerzas populares conquisten los espacios de poder estatal y, al mismo tiempo, ganen la batalla cultural e ideológica.
Íñigo: Comparto esa idea. Sin embargo, también sabemos que las élites dominantes a menudo se resisten ferozmente a perder su control. ¿Cómo ves la relación entre la lucha en las calles y la transformación institucional?
Álvaro: Es un equilibrio delicado. Si lo sabré yo, que -junto con Evo- sufrí un golpe de Estado en 2019. Si no hubiera sido por la ayuda del gobierno mexicano para salir de Bolivia no estaría conversando con ustedes.
Diablo: Estarías platicando junto conmigo, desde mi infierno, jajaja. Como ves, tenemos internet. A Íñigo todavía le falta mucho, es muy joven y España hoy no es Bolivia, aunque la política parece hecha por un guionista alocado.
Íñigo: Que bien podrías ser Tú…
Diablo: ¿Y Yo Por Qué?
Íñigo: Porque has creado más divisiones que nunca y no hay comunicación efectiva entre los españoles.
Diablo: Pues Yo no me he metido en sus asuntos desde hace un siglo. Ustedes solitos se han buscado los problemas…por dogmáticos y cerrados de mente.
Íñigo: Por eso es importante que las estrategias sean flexibles y se adapten a la realidad cambiante. La articulación de un discurso atractivo y convincente es igualmente vital.
Álvaro: Totalmente de acuerdo. La comunicación efectiva es esencial para construir consensos y movilizar a la gente. Al final, se trata de crear una visión compartida de un futuro mejor que inspire a la acción colectiva. Y eso, en última instancia, es lo que impulsa la transformación democrática.
Íñigo: Bien dicho, Álvaro. Pero, ¿cómo podemos lograr esa transformación en un mundo cada vez más fragmentado y polarizado?
Álvaro: Buena pregunta, Íñigo. Creo que es necesario construir un bloque histórico amplio, basado en la alianza entre diferentes sectores populares y progresistas. Debemos trascender las divisiones y unir fuerzas para crear una nueva hegemonía que cuestione el orden existente.
Íñigo: Estoy de acuerdo en que la coalición amplia es esencial, pero a veces parece difícil conciliar las diversas agendas y enfoques. ¿Cómo podemos evitar la dilución de nuestras propuestas y mantener un rumbo transformador?
Álvaro: Es cierto, la coherencia es vital. Debemos articular una visión clara y compartida que priorice los intereses de la mayoría. Además, es crucial fortalecer la participación popular y promover la educación política para que la base de la alianza comprenda al poder legislativo y el judicial, y hasta las fuerzas armadas y la misma policía para que defiendan el proyecto de transformación y no piensen en dar un golpe de Estado, como nos sucedió en Bolivia.
Diablo: Muy cierto, Álvaro. Gracias por compartir tus ideas y experiencias. Tu enfoque en la construcción de una hegemonía desde abajo y la transformación democrática del Estado es una perspectiva valiosa para aquellos que buscan un cambio real y duradero.
Álvaro: Gracias a ti, Diablo anfitrión y a ti, colega Íñigo. Es fundamental seguir dialogando y construyendo conocimiento colectivo para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. Juntos, podemos contribuir a un horizonte más justo y democrático para todos.
Íñigo: Totalmente de acuerdo. Para concluir, Álvaro, ¿cómo visualizas el horizonte de esta revolución democrática?
Álvaro: Nuestro horizonte es una sociedad justa, igualitaria y participativa. La revolución democrática debe llevarnos hacia un mundo más humano y equitativo.
Íñigo: Y lo más acertado para lograrlo sería plantear medidas que el electorado entienda fácilmente para facilitar la participación ciudadana y que no decaiga “el empuje” de los movimientos que les llevaron al poder, junto a otras que vayan encaminadas a “desarticular el poder oligárquico”.
Diablo: Pues eso les va a costar bastante trabajo. Como se habrán dado cuenta no es fácil cambiar el mundo.
Álvaro e Íñigo: Mientras vivamos, no perdemos la esperanza…
Diablo: Por eso la entrada al Infierno tiene un letrero que puso el Dante, sí, ése italiano Alighieri, que dice:
Lasciate ogni speranza, voi che entrate
Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis.
Hasta la próxima, amigos, en muerto y a todo calor, Jajajajajaja