Transcrita por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: ¡Saludos, Chantal Mouffe e Íñigo Errejón! Les doy una cálida bienvenida a la Internet del infierno, sede del Simposio de Comunicación en que han participado por separado cada uno de ustedes y en esta ocasión la pongo a su disposición para que conversen entre ustedes sobre aspectos importantes del tema que nos ocupa, especialmente desde el punto de vista político, que es su especialidad.
Chantal Mouffe: ¡Oh, hola Diablo! Siempre he dicho que la política necesita un toque apasionado. Claro, estaré encantada de platicar con Íñigo sobre cómo construir un pueblo político unido.
Íñigo Errejón: ¡Hola, señor Diablo! Me parece una buena oportunidad para discutir sobre la movilización popular y la construcción del pueblo. Contad conmigo.
Diablo: ¡Excelente! Estoy seguro de que el debate será… ¡inflamable! Les tengo una propuesta tentadora para empezar: ¿Cómo les gustaría debatir sobre el concepto de hegemonía? Chantal, me han dicho que eres la experta en hegemonía. ¿Podrías explicarlo con tus propias palabras?
Chantal: Claro, Diablo, en pocas palabras la hegemonía se trata de cómo un grupo domina o lidera a otros a través de su influencia cultural y política.
Diablo: Interesante. ¿Tú qué piensas, Íñigo?
Íñigo: Es una forma de entender la política a partir de la teoría de la hegemonía, una propuesta para la reconstrucción de un proyecto emancipador y radicalmente democrático, que pasa por comprender la intensidad populista de toda política transformadora de un régimen político. Para ello, creo que es esencial generar un movimiento popular que aglutine diferentes demandas y luchas para lograr un cambio profundo en la sociedad.
Diablo: Eso es lo que logró hacer AMLO con su MORENA …
Chantal: Sin duda. Eso es un ejemplo de mi enfoque que se basa en la idea de la “articulación” política, donde se crean alianzas entre diferentes grupos que comparten un objetivo común pero que también pueden tener diferencias. Estas alianzas permiten construir una identidad política más amplia, capaz de desafiar el statu quo.
Íñigo: Exacto, Chantal. En ese sentido, nuestro concepto de “pueblo” se basa en la idea de un bloque histórico diverso pero unificado por un proyecto transformador. Sin embargo, también enfrentamos el desafío de evitar la homogeneización y respetar la pluralidad de voces en el movimiento, siempre en democracia.
Chantal: Absolutamente. La pluralidad es crucial para evitar caer en un populismo que excluya a ciertos sectores de la sociedad. Es importante crear un espacio donde se puedan debatir las diferencias y se respeten las diversas identidades y perspectivas.
Íñigo: Coincido. Además, la construcción de pueblo implica la movilización constante y la creación de una narrativa política convincente. Debemos articular un discurso que resuene con las preocupaciones de la gente y ofrezca una visión clara de un futuro mejor.
Chantal: Exactamente, Íñigo. La lucha política debe ser capaz de transformar las emociones y las afectividades de la sociedad, canalizando la energía hacia un cambio real. Esto requiere no sólo una estrategia electoral, sino también una estrategia cultural y discursiva.
Diablo: Eso es lo que hace Ya Sabes Quién en las Mañaneras…
Íñigo Errejón: Estoy de acuerdo en que no podemos limitarnos a la arena electoral. La política se juega en múltiples niveles, y debemos intervenir en todos ellos para lograr una transformación profunda. La conexión con la ciudadanía en la vida cotidiana es crucial.
Chantal: Exacto, Íñigo. El trabajo en las comunidades y la creación de espacios de participación pueden fortalecer el sentido de pertenencia al movimiento y generar un cambio cultural sostenible.
Íñigo: En resumen, la construcción de pueblo para transformar el régimen político implica una combinación de estrategias políticas, alianzas diversas y movilización constante, siempre respetando la pluralidad y construyendo un proyecto colectivo convincente.
Chantal: Así es. Sólo a través de una acción política inteligente y unificada podemos aspirar a cambiar el régimen neoliberal y crear una sociedad más justa y equitativa.
Diablo:! ¿Y qué pasa si alguien intenta desafiar mi nueva hegemonía?
Chantal: Mi concepto se basa en entender la política como una lucha constante por el poder y cómo los grupos dominantes mantienen su control. Ahí entra en juego la resistencia y la lucha por la contra-hegemonía para disputar el poder y construir una alternativa. Siempre es una lucha por posiciones.
Diablo: Pero los grupos dominantes se aferran al poder como si fuera el alma de un político en campaña.
Chantal: Exacto, luchan por mantener su posición como si dependieran de ello para su supervivencia, como si fueran demonios en busca de almas.
Diablo: Entonces, la competencia por la hegemonía puede ser feroz y una vez lograda una nueva hegemonía, digamos, por ejemplo, como MORENA en México, el reto es mantener el nuevo bloque histórico y no dividirse para no perder el poder ante el anterior bloque conservador reunificado…porque conservan muchas posiciones mediáticas, culturales, y no van a dejar el poder así nomás.
Íñigo: La democracia no puede limitarse a las elecciones, sino que debe incorporar mecanismos de deliberación y consulta que empoderen a la gente en la toma de decisiones.
Chantal: Definitivamente, la participación es esencial para revitalizar la democracia. Pero también debemos cuestionar las estructuras de poder existentes. La construcción del pueblo implica desafiar las relaciones de dominación y buscar una redistribución equitativa del poder económico y político.
Íñigo: Estoy de acuerdo en que no podemos simplemente replicar las formas tradicionales de hacer política. La transformación del régimen político requiere una ruptura con el status quo y la creación de nuevas instituciones y mecanismos que reflejen los valores democráticos y la justicia social.
Chantal: En última instancia, Íñigo, nuestro objetivo es crear y mantener una coalición que pueda desafiar las lógicas neoliberales y construir un proyecto político alternativo. La construcción de pueblo no es sólo un fin en sí mismo, sino un medio para lograr un cambio real y duradero en la sociedad.
Íñigo: Así es, Chantal. La construcción de pueblo no es un proceso fácil ni lineal, pero es esencial si deseamos transformar el régimen político hacia uno más inclusivo y justo.
Chantal: Sin duda, Íñigo. Mi enfoque de la política se basa en la idea de la “agonística”. Es decir, reconocer que en una sociedad democrática siempre habrá conflictos, pero debemos canalizarlos de manera constructiva. Construir pueblo significa crear un espacio donde las diferencias puedan expresarse y debatirse sin recurrir a la violencia.
Diablo: Agradezco mucho esta conversación enriquecedora, aunque Yo tengo que cumplir mi misión de dividir a la Humanidad…y confieso que me encanta eso del pueblo contra la mafia, y las élites contra los de abajo, la guerra de memes, chismes, insultos, etc. Amo el caos.
Chantal: Supongo que no hay lugar para la democracia en tu infernal visión, ¿verdad?
Diablo: ¡Oh, claro que sí! Todos tienen derecho a elegir… entre las llamas o el tormento eterno.
Chantal: Creo que tenemos diferencias irreconciliables.
Diablo. Pero al menos tenemos un concepto común de hegemonía bastante… candente.
Chantal: No exactamente, Diablo. La hegemonía involucra la formación de consensos y la cohesión social en torno a valores compartidos. No todo se reduce a memes y chistes.
Diablo: Podríamos decir que el poder es… “caliente” y que la lucha por la hegemonía es como un torneo infernal.
Chantal: No literalmente, pero entiendo a qué te refieres. La imposición de normas y regulaciones puede usarse para consolidar el control y sofocar a la oposición.
Íñigo: Así como Ya Sabes Quién mantiene la hegemonía celestial y no te deja ganar el torneo…
Diablo: ¡Este diálogo se acabó! Ni todos los demonios Podemos contra la unión de un pueblo de jóvenes y viejas unidas…
Íñigo: No aguantas nada, Diablín.
Chantal: Hasta nunca, Diablo. ¡Cuidado con incendiar demasiadas ideas por ahí!
Diablo:¡Váyanse al carajo!
Chantal e Íñigo: jajajajajajajajaja