Por Javier Ortiz de Montellano
Diablo: Hola, Simplicio, ¡Mírate, cómo estás temblando! ¿Es todavía del susto por la escalofriante noche mexicana de Halloween á lá Estados Unidos o por el típico Día de Muertos en México?
Simplicio: No, Diablín, Halloween es divertido y el Día de Muertos en México es pura pachanga, aquí los muertos no asustan a nadie, son algunos demasiado vivos los que espantan. Más bien tiemblo por el incierto futuro…
Diablo: ¿Temes por tu futuro?
Simplicio: No tanto por el mío, sino más bien por el futuro común de la Humanidad.
Diablo: ¿Qué tanto te preocupa?
Simplicio: Que no sé qué va a pasar con tanto problema moderno derivado de las pandemias y las catástrofes presentes de esta nueva era de conflictos posmodernos, como la invasión de Rusia a Ucrania, el terrorífico ataque de Hamás a Israel y la tremenda respuesta de éste, más posibles enfrentamientos de todo tipo…físicos, económicos, mentales, emocionales, sociales, políticos y geopolíticos.
Diablo: ¡Párale, párale, Deténte, Simplicio, el Futuro no es pronosticable ni predecible con certeza total.
Simplicio: Pero sí puede ser Previsible.
Diablo: Medio previsible, pues quién garantiza que tus conjeturas resulten acertadas o, aún así, que las alertas sean escuchadas y oportunas y eficaces las respuestas. Además, ¿quién puede prever los llamados “cisnes negros”, o los catastróficos “cisnes verdes” climáticos como el reciente huracán que azotó Acapulco?
Simplicio: Tienes razón, pero no puedo pensar en otra cosa.
Diablo: Así es la vida moderna y posmoderna, con muchos problemas pero eso ya pronto pasará y la Humanidad entrará en una nueva época en que todo será mejor…¿has oído hablar de la Transmodernidad?
Simplicio: ¿Es esa época en la que todos se visten como si fueran a una fiesta de disfraces?
Diablo: No, esa es la posmodernidad en la actualidad, esta era en la que la gente cambia de género y de opinión política con la misma frecuencia con que cambia de calcetines.
Simplicio: ¡Ja, ja, ja! Y además, la posmodernidad de hoy es cuando las noticias falsas se vuelven reales y las reales se vuelven irrelevantes.
Diablo: ¡Tienes razón, Simplicio! En estos tiempos, la ironía es la moneda de cambio y la verdad es solo una sugerencia.
Simplicio: ¡Es como si viviéramos en un mundo donde todo es un meme, y nadie sabe si están siendo serios o sólo están troleando!
Diablo: ¡Exactamente! En la posmodernidad, la única regla es que no hay reglas, y todos son expertos en algo que nadie entiende.
Simplicio: ¡Bueno, Diablo, parece que después de todo la posmodernidad es un lugar divertido para vivir, incluso si a veces no sabemos si reír o llorar!
Diablo: ¡Así es, Simplicio! En la posmodernidad, la risa y la confusión van de la mano.
Simplicio: Pero, entonces, ¿qué cosa es la Transmodernidad?
Diablo: Bueno, es un concepto tan abstracto que ni siquiera yo, el Diablo sabelotodo, puedo entenderlo. Es lo último en tendencias filosóficas.
Simplicio: No tengo ni idea de qué se trata. ¿Es como la posmodernidad pero con superpoderes?
Diablo: ¡Ja, ja! No exactamente, Simplicio. La TransModernidad es como cuando un nieto intenta explicar un meme a su abuela, ¡un verdadero enigma!
Simplicio: ¿Enigma? ¿Estás diciendo que la TransModernidad es un acertijo filosófico?
Diablo: Algo así, Simplicio.
Simplicio: ¡Vaya, suena complicado! ¿Y tú, Diablo, eres un experto en Transmodernidad?
Diablo: Por supuesto, ¡Soy el Diablo, un Gran Transhumano! Pero incluso yo a veces me siento confundido. Es como tratar de entender la paradoja del experimento mental del gato de Schrödinger, que encerrado en una caja, estaba vivo y muerto a la vez. Así hay dos teorías sobre la Transmodernidad…
Simplicio: Vaya enredo, Diablo, supongo que la Transmodernidad no es nada simple. ¿Quieres invitarme un café y explicarme más?
Diablo: No creo que tengamos espacio-tiempo para una explicación a fondo de este fenómeno, pero después de todo, un buen café puede hacer que cualquier discusión filosófica sea un poco más llevadera. Sobre todo, con un Café a la Diabla, tú sabes, con un poco de alcoholito, de piquete…de tequila o whisky, á lá irlandesa.
Simplicio: A mí me gusta el café simple, no me caen bien tus complejos alcohólicos inventos con piquete, ni con el café ni con los piquetes judiciales…
Diablo: ¿Te refieres a las manifestaciones de los muy bien pagados empleados del Poder Judicial que la traen contra Ya Sabes Quién?
Simplicio: Esos meros ¡Y todo por tu culpa!
Diablo: ¿Y Yo Por Qué?
Simplicio: ¿No vas a negar que tú organizaste toda la “legal” protesta?
Diablo: La verdad histórica es que nada más tantito…poco trabajo me costó influir en los X, tú sabes y ellos se encargaron de influir en los jueces de la Tremenda Corte y los magistrados, que a la vez influyeron en el líder del Sindicato que mangonea a los influenciables “trabajadores” que poco trabajo les costó hacer un paro, pues tienen más de cien años holgazaneando, difiriendo y obstaculizando la verdadera labor judicial. Deberían despedirlos por Incapacidad mental que imposibilita el adecuado desempeño del cargo.
Simplicio: Por X, ¿te refieres a/
Diablo: ¡No digas nombres, Simplicio! No te vayan a demandar…judicialmente los meros meros.
Simplicio: ¿Pero sus apellidos empiezan con G?
Diablo: Cla..ro.
Simplicio: Lo que no está claro es lo de la Transmodernidad y se me hace que es puro cuento y no eres ningún experto en el tema.
Diablo: Hombre de poca fe. Creo que lo mejor será reanudar el Simposio de Comunicación invitando a los dos máximos exponentes de estas dos corrientes filosóficas de la Transmodernidad: Rosa María Rodríguez Magda y Enrique Dussel. Transmodernidad es un concepto puesto en circulación por primera vez por la filósofa española Rosa María Rodríguez Magda en 1989 en su libro La sonrisa de Saturno, luego desarrollado en El modelo Frankenstein, de la diferencia a la cultura post (1997), y concretando su teorización en Transmodernidad ( 2004).
La Transmodernidad es, por otra parte, un concepto decolonial planteado por el filósofo argentino naturalizado mexicano Enrique Dussel Ambrosini en 1994. Dussel encabeza el proyecto de la Filosofía de la Liberación que se puede concebir como un método que tomaría lo mejor de la modernidad -su carácter racional-, pero en sentido contrario a la dominación política, cultural y económica.
Simplicio: ¿Qué es eso de decolonial, es lo mismo que descolonización?
Diablo: Ay, Simplicio, voy a tener que invitar al Simposio al sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel que se desempeña en la Universidad de Berkeley, a que comente su libro “De la Sociología de la Descolonización al Nuevo Antiimperialismo Decolonial” (2022). Y recuerda que tenemos pendiente el Debate entre el político y politólogo boliviano Álvaro García Linera y el español Iñigo Errejón sobre su libro Hegemonía, Estado y revolución democrática (2019). Claro que como todavía viven todos estos posibles participantes para el Simposio tendrán que hacerlo por internet, en vez de hacerlo en el inframundo.
Simplicio: ¿Y el café, Apá?
Diablo: Quedas cordialmente invitado a tomar café calientito por toda la eternidad, mi querido Simplicio.
Simplicio: Paso…