Por: Víctor M. Zendejas Orozco*
México no acepta el maíz transgénico ni el uso del glifosato. Ssí lo recalcó el presidente Andrés Manuel López Obrador el 8 de septiembre al ser cuestionado por la revista Contralínea
Sin embargo el viernes 23 el periódico El Economista publicó un despacho de la agencia Reuters en el que afirma que agricultores de Estados Unidos presionan a su gobierno para que México ponga fin a la prohibición de importar el maíz transgénico “aludiendo el acuerdo de libre comercio”.
El argumento, según la nota citada, es que tanto del lado mexicano como el de Estados Unidos se tendrían daños económicos en millones de dólares. La decisión del Ejecutivo Federal mexicano ha sido impugnada desde un principio por Bayer, corporativo que adquirió Monsanto, y produce el venenoso herbicida glifosato, seguido de la china Syngenta.
La demanda de Bayer ha sido rechazada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con el argumento de “el principio de precaución” que reconoce que no es posible el uso de maíz transgénico por sus posibles daños a la salud y el medio ambiente.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay pruebas convincentes de que el glifosato que contiene el maíz transgénico, principalmente el amarillo, puede producir cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenecidad en humanos. Señala que el herbicida también causó daños del ADN y los cromosomas en las células humanas. Incluso existe información en la red de especialistas que aseguran que deja daños en los ojos, afectando la visión.
De acuerdo con las autoridades mexicanas sí se permite la introducción de maíz amarillo para la alimentación de ganado: La prohibición de producir e importar maíz transgénico y usar glifosato ha sido aplaudida por las organizaciones que se oponen a su uso, así como ambientalistas.
Durante el encuentro con Contralínea, el presidente se pronunció en contra de la iniciativa de reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales, que busca impulsar la siembra masiva de organismos genéticamente modificados en México, y cuya discusión se ha buscado revivir en la Cámara de Diputados.
López Obrador dijo desconocer la iniciativa y calificó de coyotes a sus cabilderos al servicio de grupos de interés creados que están en la Cámara. Claro, como ocurre en el sector salud para proteger a las trasnacionales de la alopatía quienes pagan elegantes viajes y conferencias a reporteras mediocres para que hablen maravillas del sector y sus medicamentos.
“Como Contralínea lo publicó, organizaciones defensoras del maíz alertaron que en la Cámara de Diputados se busca revivir dicha iniciativa de reforma que promueve brindar ´certeza jurídica a los obtentores de innovaciones en materia de variedades vegetales´, es decir, para permitir a las corporaciones agroalimentarias trasnacionales patentar las semillas.”
Habrá que verse en las próximas semanas o meses cómo se desarrolla el litigio de esos poderosos grupos productores y comercializadores de su veneno llamado glifosato que, además, buscan que nadie en el mundo use más que su maíz al estilo nazi, como pretendían estos que no hubiera más “raza” que la modificada por ellos genéticamente.
*Presidente de la ONG Franature