***La expulsión masiva de migrantes, un escenario muy poco probable porque afectaría la economía de Estados Unidos: Observatorio de Migración y Remesas BBVA
Valle de México, a 5 de enero del 2024.- México no tiene una dependencia elevada hacia las remesas (3.4 por ciento del Producto Inter Bruto), por lo que una posible reducción de este flujo monetario, originado por las nuevas políticas migratorias que aplicaría Donald Trump como presidente de los Estados Unidos a partir del 20 de enero próximo, tendría efectos marginales en su economía.
Por contra, las deportaciones masivas de migrantes, además de que son un escenario poco probable, afectaría la economía de los Estados Unidos ya que depende de la fuerza de trabajo migrante y aumentaría la inflación en esa nación, especialmente la producción, los sectores manufactureros y de preparación de alimentos.
Estas y otras fueron las consideraciones en la nota de remesas del Observatorio de Migración y Remesas, de la firma BBVA, del pasado 2 de enero, donde se refirió que “Hace 8 años, en noviembre de 2016, cuando el presidente Trump ganó las elecciones presidenciales en su primer término de gobierno, las remesas tuvieron un súbito incremento de 25.8%, explicado por el “Efecto Trump”, debido a las amenazas del endurecimiento en la frontera, de deportaciones masivas y por un posible impuesto a las remesas”.


“En ese mes, el peso mexicano se depreció 5.2% frente al dólar estadounidense, debido en parte por los posibles riesgos de la negociación del entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)”, remarcó el reporte.
Expuso que en noviembre de 2024, con la victoria electoral de Trump para un segundo término de gobierno, “el peso mexicano tuvo una de depreciación mensual de 3.3% frente al dólar estadounidense, la cual podría considerarse como una fluctuación dentro de los rangos del mercado. Así, a diferencia de lo ocurrido hace 8 años, no se tiene evidencia clara de que el “Efecto Trump” esté teniendo efectos en las remesas a México”.
También, luego de destacar que las remesas son una fuente muy importante de ingresos de divisas para América Latina y el Caribe, mencionó que “En la región hay varios países que tienen alta dependencia hacia las remesas, medido como su proporción respecto del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024, como lo son: Nicaragua (27.2%), Honduras (25.2%), El Salvador (23.5%), Guatemala (19.6%), Haití (18.7%) y Jamaica (17.9%). Venezuela y Cuba son importantes receptores de remesas en América Latina y el Caribe y con alta dependencia hacia estos recursos, sin embargo, no se tiene información disponible”.


En la nota se consideró que “si se presentara una fuerte deportación de migrantes desde Estados Unidos, el cual es uno de los principales destinos de la migración de estos ocho países, es posible que el flujo de remesas pudiera verse afectado y que pudiera acarrear afectaciones económicas a estos países. Sin embargo, consideramos que un escenario con deportación masiva es muy poco probable. Creemos más factible que la nueva administración del presidente Trump va a aplicar medidas para aumentar las deportaciones (aprehensiones, remociones y expulsiones), pero sin que en los datos se observe un aumento significativo en comparación a las cifras históricas”.
“Para México, el Banco Mundial estima que en 2024 las remesas representaron el 3.4% de su PIB, mientras que para Colombia este indicador fue de 3.1%. Entre los países analizados de la región, Perú es el que tiene la menor dependencia hacia las remesas, representando éstas el 1.7% de su PIB. Los tres países no tienen una elevada dependencia hacia las remesas, por lo que una posible reducción de este flujo monetario, originado por las nuevas políticas migratorias que podría implementar el presidente Trump en Estados Unidos, tendrían efectos marginales en sus economías”, según el informe.
Resaltó que a pesar de la retórica del presidente Trump, “el principal factor que explica el flujo de remesas a México y a la mayoría de los países de América Latina y el Caribe es el dinamismo de la economía y del empleo en Estados Unidos. Una posible desaceleración de la economía de Estados Unidos en 2025 podría ser el principal riesgo que afrontaría el flujo de remesas a esta región.”