Por Arnulfo R. Gómez (Catedrático Comercio Exterior)
En el artículo Talento y energía, jugadores clave en el nearshoring, publicado en la Revista T-21 del 4 de enero, se habla de esos dos elementos como fundamentales para lograr aprovechar la reestructuración que se registra en la economía y el comercio mundial.
No hay duda de que, en el caso de la energía, se impondrá la razón a través de los paneles que necesariamente se establecerán por la disputa de Canadá y EEUU contra México.
El otro elemento al que hacen referencia es el talento … “México lo que tiene que hacer es adaptarse más y conseguir más ingenieros, ya que no hay suficientes… “, sin embargo, cuando hablan de talento, olvidan el problema fundamental: una estrategia con programas, proyectos y políticas públicas realistas para lograr un beneficio, mismo que yo denomino brainshoring pues, de inteligencia es de lo que ha carecido nuestro país a partir de 1994, en que entró en vigor el TLCAN y que fue miserablemente desperdiciado por los funcionarios encargados de definir la estrategia del comercio exterior ya que, durante estos 28 años, “su estrategia” se ha reducido a la firma compulsiva de TLC’s que, en nada han desarrollado la estructura productiva, nuestras exportaciones y la economía del país pues, no ha habido políticas activas para favorecer el proceso de ajuste a las condiciones creadas por el TCAN ni los otros TLC’s.
La evolución de la relación con los países con los que firmaron TLC’s, así como a los que les aplicamos una desgravación unilateral totalmente incoherente, prueba que esa política fue errónea totalmente.
Desgraciadamente, el daño más grande que se infligió al comercio exterior de México y a su economía se originó hace 8 años, cuando se tomó la iniciativa de negociar el TPP-11, un tratado en el que no se podría ganar, pero, se consideró que, si EEUU participaba en él, México debería participar.
Lo más incongruente de los teóricos y funcionarios mexicanos fue que, cuando EEUU se retiró de las negociaciones, los miembros del supuesto mejor equipo negociador y con más experiencia del mundo, así denominado por ellos mismos, decidieron continuar con las mismas, a pesar de las evidentes desventajas de México para poder participar en un proyecto que, en la realidad, sólo podía perjudicar a la planta productiva nacional debido a la baja calidad del marco sistémico con el que ha tenido que trabajar el empresariado mexicano.
A continuación se incluye un cuadro comparativo de la Competitividad de México en relación con 5 de sus nuevos socios y Japón, con quien ya teníamos un TLC, que incluye los datos más recientes disponibles del Foro Económico Mundial, en el cual se puede ver que, de las 140 variables que miden la competitividad, nuestro país sólo tiene ventaja en 18 y total desventaja en 122, lo que nos habla de la incoherencia total de nuestros altísimos funcionarios al tomar la decisión de continuar en una negociación a todas luces perdedora para México.
Esta situación se traduce en muy reducida competitividad de los productos mexicanos y en una estructura poco diversificada de su producción y exportación. Como consecuencia, la balanza comercial con los 6 nuevos socios, en los 46 meses de vigencia del TPP-11, nos dice todo pues, se presenta un déficit de -77,263 millones US.
Afortunadamente, durante la celebración del XXVIII Congreso del Comercio Exterior Mexicano organizado por el COMCE, el Secretario de Relaciones Exteriores, Lic. Marcelo Ebrard señaló que, con respecto a un posible TLC con Corea, habría que esperar pues, se tiene que analizar detalladamente el proyecto para conocer cuáles serían las posibles ventajas y ganancias para México.
Espero que esta decisión sea el inicio de una etapa más coherente de nuestro comercio exterior en beneficio de los cada día más pobres mexicanos pues, especialmente, a partir del año 2001, la participación de México en la generación de riqueza mundial se ha reducido grandemente ya que ha caído de la 8ª a la 15ª posición como potencia económica en el año 2021, en tanto que, nuestro PIB Per Cápita pasó de estar 29% por arriba del PIB Per Cápita Mundial, a -21% por debajo, lo que significa que en este rubro hemos caído de la 47ª a la 72ª posición. Sin duda alguna, retrocesos verdaderamente preocupantes, resultado de la simulación, la improvisación y la frivolidad que ha caracterizado a la conducción oficial del comercio exterior mexicano.