Por Javier Ortiz de Montellano
HyperNormalization es el nombre del documental de la BBC que produjo Adam Curtis en 2016 (puede verse en YouTube), que da el crédito al misterioso ruso postsoviético Vladislav Surkov por la creación de la “falsa normalidad, la híperrealidad” que mediante una postmoderna mezcla de teatro y política mantiene a Putin en el poder desde el año 2000.
El “Rasputín postmoderno” Surkov ocupó posiciones de poder desde que empezó el nuevo milenio en que Vladímir Putin fue ungido como el sucesor del entonces presidente Borís Yeltsin que renunció el 31 de diciembre de 1999.
Desde 2014, sin embargo, siempre bajo el poder del verdadero estratega Putin, a la estrategia mediática instrumentada por Surkov se añadió una política exterior bélica e intervencionista de Moscú que avanzó con la anexión rusa de Crimea en ese año. Las virtuales acciones histriónicas del teatrero Surkov fueron respaldadas por acciones militares (la continuación de la política por otros medios) en lo que se conoce como “Guerra Híbrida”.
A diferencia de una invasión militar a gran escala o una contienda bélica con frentes clásicos, la guerra híbrida combina el empleo de estrategias militares no convencionales con operaciones hostiles de inteligencia, información, comunicación o amenazas y presiones políticas que entran en el terreno de la guerra psicológica.
La guerra híbrida es multidimensional. El conflicto trasciende el escenario militar para alcanzar también la economía, las nuevas tecnologías de comunicación(ciberguerra), la inteligencia o los medios de comunicación y redes sociales mediante la llamada guerra de la información
Surkov fue el encargado de dar un contenido ideológico al putinismo, acuñando conceptos y eufemismos como “Democracia Soberana” para definir el sistema político en Rusia, con partidos políticos e instituciones en un marco de control social y creciente autoritarismo (Putin podrá seguir en el cargo después de 2024 por dos mandatos más de seis años, lo que le da posibilidad de continuar en el poder hasta 2036).
Aunque Surkov ha destacado por su talento para la intriga y el subterfugio fue separado de su posición por orden del cada vez más poderoso Putin en febrero de 2020 y reemplazado por Dmitri Kozak. El nuevo Rasputín es colega de Putin por su experiencia en el campo de Inteligencia. Kozak es apodado el “Gato de Cheshire”, pues como el personaje de Alicia en el país de las maravillas, resalta porque sólo queda su sonrisa.
Pero tras la sonrisa se produjo un cambio en la estrategia (de Rusia) en Ucrania. Ahora se ven los planes rusos (de Putin) en curso, apoyando a los separatistas rusófilos en lucha contra Ucrania, al reconocer a las “Repúblicas de Donetsk y Luhansk como independientes de Ucrania. La pregunta es en qué resultará el conflicto en curso, si seguirá el mismo camino de guerra híbrida o escalará más allá, saliéndose control.
En fin, la actualidad que vemos hoy por los medios nos recuerda al mencionado documental inglés que es relevante porque cuenta cómo se ha llegado a una cotidianidad llena de incertidumbre y confusión, al mismo tiempo que suceden eventos inexplicables y fuera de control. El documental revela cómo todos, no solo los políticos, sino también los periodistas y los expertos, los intelectuales y las masas polarizadas se aíslan en una simplificada y falsa versión del mundo.
El problema estriba en que esa inventada realidad, esa híperrealidad virtual, cuando es aceptada como “normal” -aunque es sólo una hipernormalización- contribuye a mantener un falso funcionamiento de la realidad. Lo que impide pensar en alternativas mejores.
En el turbio mundo de la guerra híbrida donde todo es incierto y nada es seguro, ¿quién sabe como se desarrollará esta crisis? Esperemos que las múltiples partes en conflicto sepan manejar sus decisiones y acciones pacíficamente y no escale la guerra híbrida local en un conflicto global en el ya muy problemático tablero mundial.