***Se presentó en la FES Acatlán el libro “Lucha libre: 85 años“, donde el autor habló sobre aspectos de esta actividad y como un símbolo de la cultura mexicana
***La Princesa Sugehit y Amapola charlaron con la comunidad universitaria sobre qué significa ser mujer en la lucha libre mexicana
Valle de México, a 21 de septiembre del 2023.- En el marco de las celebraciones por los 90 años del Consejo Mundial de Lucha Libre, (CMLL), el licenciado Hugo Monroy Olvera se presentó en el Teatro Javier Barros Sierra, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, para charlar con la comunidad universitaria sobre la inspiración de su libro Lucha libre: 85 años.
El espacio fue moderado por la doctora Lucía Elena Acosta Ugalde, coordinadora del Centro de Difusión Cultural, donde el autor relató que, aunque de niño le gustó la lucha libre cuando la veía por la televisión, los cuadriláteros lo cautivaron de nuevo cuando estudió la licenciatura en Etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y como parte de una actividad escolar asistió por primera vez a la Arena México para registrar lo que ahí pasaba. A este lugar entró a trabajar en el 2005 dedicándose desde actividades de mantenimiento hasta tareas de difusión.
Monroy Olvera describió los orígenes de la lucha libre que llegó al país en un contexto postrevolucionario; en sus inicios tuvo influencias de luchadores de Estados Unidos, Japón y países de Europa. El autor mencionó que, a inicios del siglo XX, la lucha libre era parte de la oferta cultural de la Ciudad de México y más tarde fue consolidándose como una industria. En esa misma época, dijo, México estaba a la búsqueda de una identidad nacional y la lucha libre se insertó dentro de ese ideal de autenticidad mexicana.
Para el etnólogo cada persona ve algo diferente en un combate, desde la gente que va religiosamente a la arena hasta los extranjeros que acuden por primera vez. “Cada quien lo interpreta, lo ve y le causa emociones muy particulares”, dijo el autor.
También habló sobre el origen y evolución de distintos elementos de la lucha libre; por ejemplo, explicó que al principio las máscaras sólo eran una especie de trapo y, más tarde, detectaron la potencialidad cuando el primer enmascarado anunció que no iba a mostrar su rostro hasta que perdiera un combate. “Al final la máscara ya no sólo te tapaba la cara, sino que era el desarrollo de un personaje”, acotó.
Resaltó que la importancia del CMLL en México radica en que desde sus inicios estableció reglas claras de lo que era la lucha y privilegió más la calidad deportiva; además, se distingue de otras empresas con un estilo más norteamericano. “Los luchadores saben que si están en el Consejo Mundial de Lucha Libre la parte deportiva va a ser más importante que el espectáculo”, destacó Monroy Olvera.
Luchan fuera y dentro del cuadrilátero
La Princesa Sugehit y Amapola charlaron con la comunidad universitaria sobre qué significa ser mujer en la lucha libre mexicana
Por otro lado, las luchadoras Princesa Sugehit y Amapola arribaron al Teatro Javier Barros Sierra de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán para participar en la mesa de análisis El papel de las mujeres en la lucha libre, donde hablaron con la comunidad universitaria acerca de las satisfacciones, retos y aprendizajes de la vida sobre los cuadriláteros.
En espacio moderado por la doctora Cynthia Acosta Ugalde, coordinadora de la Comisión Interna para la Igualdad de Género, las invitadas rememoraron sus inicios en la lucha y cómo se convirtió en su profesión.
La Princesa Sugehit —Ernestina Sugehit Salazar Martínez—, lleva 27 años entre los encordados, comenzó a los 16 años a escondidas de su familia, pues no vieron con buenos ojos que se dedicara a esto, pero, cuando cumplió la mayoría de edad, nadie pudo detenerla. “No sabía nada de la lucha libre, no vengo de una familia luchística y creo que eso es significativo para nosotras, porque tenemos que batallar el doble o el triple, a alguien que venga con dinastía”, apuntó sobre los inicios de su carrera.
En cambio, Amapola —Guadalupe Ramona Olvera— narró que asumió su afición a las luchas a través de los combates que veía en la televisión y, aunque al principio su familia también se negó, al final su padre le puso como condición obtener un título universitario para dedicarse a practicarlo, lo que consiguió. En diciembre de este año, cumplirá 26 años de carrera arriba de los cuadriláteros y explicó que, sin dejar de lado el respeto a la máscara y la lucha libre, trata de separar la faceta personal de la profesional. “Seguiré siendo Amapola en el ring, en una arena; pero en casa, con mi familia, soy Guadalupe”, señaló.
Ambas luchadoras describieron la frecuencia de las lesiones en esta profesión, además, el cuerpo suele adaptarse, te “hace garrotuda” para acostumbrarse a los golpes y al dolor. “Los que dicen que la lucha libre es de mentiras, ojalá fuera de mentiras. Tengo tres meses que me operaron las cervicales, si fuera de mentiras no estuviéramos operadas, no estuviesen las lesiones que nosotros tenemos para que la gente nos falte al respeto diciendo: “ay, es que no se pegan, es de mentiritas”, y “no es cierto”, externó la Princesa Sugehit.
Por su parte, Amapola mencionó que ambas han participado en la lucha libre japonesa que puede distinguirse de la mexicana por ser más dura, las niponas siguen una disciplina estricta. “Las dos tuvimos ese entrenamiento, por eso tenemos mezclada la lucha japonesa y la mexicana, pero de verdad que es un orgullo ir representando a México en Japón, en Estados Unidos, yo lo he hecho en Guatemala, en Panamá y en todos lados”, expresó.
Sin embargo, la Princesa Sugehit explicó que ellas siempre buscan ganarse el reconocimiento del público, dar elextra para diferenciarse de los hombres. “A veces nos damos hasta más fuerte para tener ese comentario del aficionado: “mira, las luchadoras se dieron con ganas, porque nos queremos ganar ese respeto de la afición”, apuntó la atleta.
Ambas mujeres narraron algunas experiencias como la vida en pareja o la maternidad que les resultan más difíciles, y aunque no son madres, conocieron casos de compañeras que han pausado sus carreras hasta por dos años debido a los riesgos que implican las caídas durante el embarazo, además, el cuerpo debe tener una larga etapa de recuperación para regresar a los cuadriláteros.
Finalmente, las dos muestran esperanzas. “Al llegar se acercó una niña con una máscara y quería la firma, entonces, es muy bonito que uno vaya dejando ese ejemplo con las niñas que continuarán con el legado de la lucha libre femenina”, externó la Princesa Sugehit.