Por Javier Ortiz de Montellano
La Interdependencia como relación recíproca entre dos o más partes o estados no es nueva en las relaciones internacionales. Lo que sí es novedoso es la reciente aplicación de la Interdependencia como Arma entre países y/o bloques.
Hasta hace poco Estados Unidos era el país con más conexiones en red, capaz de establecer la agenda global de la innovación y el crecimiento, incluso utilizando la interdependencia como arma a su favor. Sin embargo, Estados Unidos se está enfrentando a otras potencias que desafían su predominio y han reconocido las ventajas de también usar la interdependencia armada.
La Interdependencia como Arma se define como una condición bajo la cual un participante puede explotar su posición en una red incrustada para obtener una ventaja de negociación sobre otros en un sistema dado.
En estas nuevas condiciones, como señalan algunos académicos, los estados con autoridad política sobre los puntos económicos centrales pueden convertir las redes en armas para recopilar información o bloquear los flujos económicos y de información, descubrir y explotar vulnerabilidades, forzar el cambio de políticas y disuadir acciones no deseadas.
Es lo que ha sucedido este año claramente en el escenario de la guerra de Rusia con Ucrania, en el que Rusia ha explotado la dependencia de parte de Europa, especialmente Alemania, con respecto al gas ruso como arma para influir en sus posibles acciones frente al conflicto bélico que libra Rusia.
La desglobalización recesiva que desde 2020 provocó la pandemia y la inflación que desencadenó la recuperación del crecimiento mundial a medida que menguó la amenaza del contagio viral, han repercutido en alzas en las tasas de interés que están conduciendo a la economía mundial nuevamente a la recesión con la esperanza de contener el fenómeno inflacionario.
Sin embargo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, anunció su decisión de recortar su exportación para evitar una caída en los precios internacionales del crudo. Esto no ha sido del agrado de los países importadores del energético, en especial de Estados Unidos que trata de estabilizar el mercado para detener la ola inflacionaria.
Arabia Saudita y Estados Unidos, aun siendo aliados militares desde hace décadas, tienen estrategias diametralmente opuestas en cuestiones económicas: mientras Arabia es el mayor exportador del planeta de petróleo, Estados Unidos siempre ha preferido que los precios se mantengan relativamente bajos.
De esta manera, Estados Unidos amenaza con represalias económicas y reducirle el acceso a la compra de armamentos a Arabia Saudita por reducir la producción de petróleo junto con la OPEP+ (13 países miembros más 11 aliados liderados por Rusia, que controlan el 43% del mercado petrolero mundial ).
Hoy puede verse que el poder económico se deriva de la capacidad de restringir el acceso de otros países a bienes, servicios, finanzas e información decisivos. La tensión comercial entre Estados Unidos y China, que ha alcanzado dimensiones muy diferentes convirtiéndose en una lucha estratégica general, destaca como el mayor ejemplo de la interdependencia armificada.
El núcleo de esa tensión son los esfuerzos para establecer la superioridad en el campo de la tecnología. La relación de dependencia entre los dos países se hace evidente en este punto ya que China depende de los microchips para el desarrollo de sus productos tecnológicos y gran parte de esta nueva forma de poder está en manos de Occidente, en especial de Estados Unidos.
Sin duda, Estados Unidos y China no son los únicos que pueden ejercer presión económica. Rusia no sólo lucha en el campo de batalla contra Ucrania, sino que intenta chantajear a Europa cortando el suministro de gas natural. Pero en la guerra de Ucrania, Estados Unidos y sus aliados han recurrido al estrangulamiento del acceso ruso a bienes industriales y sobre todo a dificultar sus transacciones financieras y de capital fundamentales. Esta es una verdadera novedosa aplicación de la Interdependencia como Arma, en medio de la obsoleta guerra por territorio que pretende obtener Rusia.
Lo malo es que en este tipo de guerras todos pierden.