Opinión

La polémica sobre el monumento a Colón y lo verdaderamente importante/Claudia E. Sánchez

Mujer Indígena

Por Claudia E. Sánchez

Hace unos días en la Ciudad de México se anunció que la estatua de Colón, ubicada en el Paseo de la Reforma y que había sido retirada para un trabajo de restauración, ya no regresaría a su lugar y sería reubicada en Polanco. Al mismo tiempo, se informó que pondrían una estatua de una mujer indígena olmeca.

Resulta curiosa la indignación que el anuncio causó. A quienes opinan que el retiro de Colón es negar nuestra historia me gustaría preguntarles qué tal les caería una estatua de Lenin, total, él, como Colón jamás pisaron lo que hoy es México y ambos son parte de la Historia. Pero bueno, no “debrayaré” mucho con la adoración o repulsión a los monumentos.

Me gustaría centrarme principalmente en lo que representa la figura de Colón y sobretodo una nueva estatua de una mujer indígena, que si bien, la Jefa de Gobierno ya se desdijo y ha comunicado que será el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México el que decida qué monumento será colocado en este lugar, evoca el reconocimiento a nuestros pueblos originarios y sobre todo a la mujer indígena.

No es negar la Historia, que es la que es. Y no es el primer monumento que se retira, incluso a lo largo del tiempo hemos visto la destrucción de la estatua de Stanlin en Budapest o la de Sadam Husein en Bagdad. La destrucción de los monumentos corresponde a cambios sociales donde se decide romper ideológicamente con lo que estas figuras representan. La imagen de Colón representa una idea de la conquista romantizada, donde lo que llaman “encuentro de dos mundos” fue genocidio, lo que llaman “mestizaje” fueron violaciones, y lo que llaman “evangelización” fue la destrucción de culturas y creencias religiosas. Así que no se trata de negar la historia, sino de voltear a ver a las y los vencidos.

Ahora bien, hay quienes cuestionaron que la figura que pondrían en su lugar fuera un genérico de mujer. Pero a lo que me lleva es a pensar en las mujeres indígenas, la población más vulnerable en nuestro país, que sufre discriminación múltiple como mujeres, como indígenas y como pobres. De acuerdo con el censo 2020, en México habitan 11.8 millones de personas en hogares indígenas, siendo 5.7 millones hombres y 6.1 millones mujeres.

La vulnerabilidad se observa desde la infancia, mientras que a nivel nacional una de cada 20 personas es analfabeta, el promedio de personas que sólo hablan una lengua indígena que no sabe leer ni escribir es una de cada 4 personas. Y así, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sólo una de cada 10 niñas indígenas termina la escuela secundaria en América Latina. Por otro lado, las niñas indígenas que acuden a las escuelas se enfrentan a un ambiente hostil, sufriendo discriminación machista, violencia y, en ocasiones, el abuso sexual. Así, a lo largo de toda su vida, se desenvuelven entre el racismo y la discriminación expresados en violencias.

La pobreza es otro factor. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, más de 85 por ciento de las mujeres en América Latina y el Caribe sólo consigue trabajo en la economía informal. Lo que se traduce en falta de acceso a la seguridad social y a servicios de salud, bajos salarios, entre otros.Y qué hablar de la exclusión política o las dificultades a las que se enfrentan en el sistema de justicia.

Así que reconocer a la mujer indígena con un monumento en una de las avenidas más importantes del país seguramente no resolverá los problemas estructurales que les han heredado, pero visibiliza una población que históricamente ha sido reducida en sus derechos. Y debería plantear el debate en la sociedad sobre la enorme deuda que tenemos con ellas.

Finalmente, hoy en día no sabemos qué estatua pondrán, pero vale la pena reflexionar más allá de la triste figura de Cristóbal Colón, que por cierto, hace ya tiempo que en distintos países de América Latina (Chile y Venezuela) se ha derribado.

Claudia E. Sánchez*

Politóloga y Administradora Pública por la UNAM

Integrante del Círculo de Mujeres Renaciendo.