Por Vidal Ibarra Puig*
En las últimas semanas se ha agudizado la salida de capitales propiedad de No residentes en México; es decir, están dejando de invertir en México. En esta nota trataremos de encontrar las causas de dicho fenómeno, en base a analizar la tenencia de Cetes, de Bonos y el Total de los instrumentos en poder de extranjeros.
Como se puede apreciar en la gráfica 1, los extranjeros comenzaron a deshacerse de los Cetes desde el 12 de febrero de 2019, es decir apenas a tres meses de que inició la actual administración. Mala señal para el gobierno mexicano en ese momento. Pero la tendencia se agudizó desde enero de 2020, pues a pesar de que esta inversión tuvo una recuperación a fines de 2019, la tendencia bajista se reanuda durante todo 2020 y 2021, de tal manera que desde el 12 de febrero de 2019 al 2 de septiembre de 2021, la salida de capitales de estos Cetes ha sido del orden de -224.4 miles de millones de pesos.
¿A qué se debe esta salida tan fuerte de capitales? Por la fecha en que inició la salida, febrero de 2019, podríamos atribuir esta escapada a falta de confianza en el nuevo gobierno, a pesar de que en aquella época los rendimientos fueron bastante atractivos. Para el año 2020, los rendimientos también fueron positivos a pesar de la pandemia. Pero para este 2021, el manejo de la política económica llevará a que, según los Criterios Generales de Política Económica para 2022, la tasa de rendimiento de los Cetes, medida a través de la tasa nominal de interés promedio de Cetes a 28 días, que se estima será de 4.3 por ciento, dará un rendimiento negativo, pues la inflación será de 5.7 por ciento este año; es decir, se tendrá una pérdida de patrimonio real de -1.4 por ciento.
Si usted invirtió en Cetes este año, al medirlo como porcentaje respecto a la inflación, que es como lo miden los banqueros, usted habrá tenido una pérdida neta de 24 por ciento respecto a la inflación. En otras palabras, su riqueza ha disminuido, en vez de aumentar al ahorrar.
Veamos ahora los Bonos. Estos son instrumentos que se emiten en los mercados internacionales de capitales y a su vencimiento ciertas emisiones son reinvertibles o se cancelan por parte del emisor, por parte del gobierno mexicano en este caso; o los inversionistas simplemente toman su dinero y se van a otro lado. Las estadísticas utilizadas no permiten identificar claramente cuál es el comportamiento de cada emisión, pero lo que sí podemos observar es que los inversionistas internacionales no están interesados en retomar la deuda mexicana, como se aprecia en la figura 2.
Aquí, la caída a partir de su punto más alto, que fue el 6 de marzo de 2020, ha sido del orden de 501.5 miles de millones de pesos; sí leyó usted bien, esa fue la cantidad que salió ¿Las causas? Si recordamos que el 11 de marzo de 2020 la OMS declaró al Covid 19 como pandemia, no es de sorprender que los avisos anteriores de esta enfermedad, que no fueron atendidos por el gobierno mexicano, sin duda influyeron en el ánimo de los inversionistas internacionales: ante un manejo errático de la crisis sanitaria en los primeros días, a nuestro juicio previeron que el país no manejaría adecuadamente la situación de la enfermedad y tampoco el comportamiento macroeconómico del país (tal como lo explicamos en nuestra nota de la semana pasada) y decidieron tomar sus haberes e invertirlos en otro lado. En este punto, es menester recordar que no hay nada más nervioso que un millón de dólares.
Ambas estrategias de inversión, junto con las de otros instrumentos, han llevado a que los inversionistas desinviertan en el país, desde el 8 de febrero de 2019 al 2 de septiembre actual, -607.3 miles de millones de pesos, los cuales tomados a un tipo de cambio de $19.5 pesos por dólar, equivalen a 31 miles de millones de dólares, y lo riesgoso de esto es que se pagan en dicha moneda, dólares, ya sea porque después de invertirlos en pesos en Cetes los cambian a dólares y se los llevan, o porque las emisiones de los Bonos mismos son en dólares.
¿Se da cuenta usted, estimado lector, lectora, de los riesgos de las señales que está mandando el mercado?
Sería conveniente que los hacedores de la política económica mexicana reflexionaran que, si bien al pueblo mexicano lo pueden empobrecer pues carecemos de una cultura financiera, y además le pueden dar paliativos como becas o ‘ayudas’, los inversionistas extranjeros no son fáciles de engañar. Y si se les intenta embaucar con una inversión mal hecha en México, los riesgos serán enormes (recuerden los Tesobonos).
En fin. Rendimientos positivos para los ahorradores, nacionales o extranjeros; hacer que valga la pena ahorrar en México, estimular el ahorro para que haya inversión ¿es mucho pedir?
*Doctor en Relaciones Económicas Internacionales por SciencesPo, París. Profesor en la UAM Azcapotzalco, [email protected].