Por Jesús Delgado Guerrero
El único disenso entre la mayoría de “analistas”, opinológos, comentócratas, futurólogos y encuestadores, incluidos opositores a la autodenominada “4T”, no fue quién iba va a ganar la elección para gobernadora en el Estado de México el pasado domingo 4 de junio, sino por cuánto. Aquí estuvo el debate, previo a la cita con las urnas.
Importa mucho porque, primero, a partir de eso ya se pueden comenzar a extender los respectivos certificados de defunción de uno que otro actor político y partidos políticos para futuros inmediatos (específicamente, el 2024).
Y, brevemente, hay que decir que este es un tema por demás caliente luego del “Delfinazo” en los comicios, con un triunfo que no mereció siquiera el regateo de sus adversaria Alejandra del Moral Vela ni de sus aliados.
¿Qué van a hacer ahora PRI, PAN y, quizás un cada vez más cadavérico PRD y un ya casi inexistente partido Nueva Alianza, luego del severo golpe en el Estado de México? Imposible saberlo.
Porque hasta ahora, ni estratégica ni mucho menos en cuestión de ideas estos institutos políticos han logrado generar agenda ni simpatías entre el electorado. Están demasiado intoxicados en su credo neoliberal y por eso no se dan cuenta. En el caso del PAN, es probable que sus orígenes puedan ayudarlo a salir del delirio al que ha sido arrastrado por esas malas compañías con la mezcla horrenda de alucines y desvaríos caciquiles.
No lograron articular una sola idea que moviera algo en el colectivo, ni diseñaron una sólida estrategia antes ni durante el proceso electoral mexiquense (fuera de la campaña de vituperios y ataques infamantes en contra de Defina Gómez, que debe estar agradecida en vez de encabritada por el “blindaje” gratuito), y todo indica que se van a quedar pasmados, más de lo que ya estaban, con este resultado del domingo.
En otra palabras y para decirlo suavemente, la elección del domingo en la entidad mexiquense mostró que si hay oposición, ésta sólo es parte de un borroso y caricaturesco espectro que, en vez de animar, desanima. Peor, se está volviendo a los tiempos de la oposición testimonial, toda proporción guardada por las condiciones de ésta en su momento, totalmente antidemocráticas, y de personajes verdaderamente comprometidos, a diferencia de lo que sucede actualmente. El peligro para México no es que gane Morena, sino que se quede sin oposición pensante y actuante. Lo actual es burlesco y, claro, preocupante.
En segundo lugar, antes, durante y después de la elección, el juego de las profecías fue, trágicamente, el principal “litis” del proceso (¿seguridad, salud, economía, educación, corrupción, etc.,? Nada. Sólo por no dejar se cumplió con el requisito de las vacías, inservibles y nunca consultadas pero obligadas “plataformas electorales”).
Así, futurólogos, adivinos, profetas, chamanes y firmas encuestadoras se llenaron las alforjas con una enorme cantidad de vaticinios que, aunque todos podrían unfanarse de que no erraron, de que ganó quien finalmente pronosticaron en sus ejercicios, la realidad es que acaso dos entre más de una veintena podrían hacerlo con pruebas.
Olvídese que los morenistas estuvieron en plena faena proselitista y utilizaron al modernamente bíblico Elías electoral, sanaron las aguas del Río Lerma, multiplicaron las despensas con aceite de la viuda, revivieron muchachos, sanaron a intoxicados por ingerir comida envenenada, así como a infectados por Covid-19, y guiaron a la maestra Delfina a la guerra, lista para que, llegado el momento, ella pueda ingresar al cielo en vida, en un carro de fuego, como quien ingresa al palacio de gobierno de Toluca como la primera gobernadora en la historia del Estado de México (y de paso, de oposición, un hecho doblemente histórico).
Lo evidente es que todos esos ejercicios, salvo dos (El Financiero y Reforma) fueron un completo fiasco, con porcentajes de ventaja delirantes. Suponiendo que sus “profecías” se hubiesen cumplido, la maestra texcocana no hubiera ganado por poco más de 8 puntos (8.31 por ciento, según se desprende de los resultados del Prep del IEEM, pues Delfina ganó con 52.65 por ciento, mientras que su rival obtuvo 44.34 por ciento).
Los 20 puntos de ventaja que algunos supuestos ejercicios demoscópicos le otorgaron supondrían otros números: primero, del total de votos emitidos (incluidos los más de 4 mil desde prisión y que, curiosamente, favorecieron a la candidata Alejandra del Moral -2 mil 533 por 1,876 de Gómez Álvarez) y que sumaron 6 millones 214 mil 217, el 11.69 por ciento que no se cumplió en los pronósticos significa alrededor de 726 mil 441 votos.
Es decir, con rigor, Delfina debió obtener no 3 millones 272 mil 106 sufragios (52.65 por ciento) sino 3 millones 998 mil 547; en tanto, Alejandra del Moral obtendría 2 millones 029 mil 091 sufragios (32.65 por ciento) y no 2 millones 755 mil 523 (44.34 por ciento).
Hay que remarcarlo: son muchos votos en la imaginación de las firmas encuestadoras, lejos del alcahuete y encubridor estocástico “más-menos 5 por ciento” de margen de error.
Son tantos sufragios, que esos ya los quisiera no sólo Defina, sino el PRD para seguir con registro (obtuvo 183 mil 227, es decir, 2.94 por ciento, a un paso del inevitable catafalco). Son más de los 624 mil 392 que le otorgaron al falso partido y Verde Ecologista (aliado de Morena, con 10.04 por ciento); son muchos más de los 460 mil 615 del PT (7.41 por ciento, otro aliado de Morena) y más de seis veces los registrados por Nueva Alianza, con 119 mil 937 (1.93 por ciento, aliado del PRI, y también ya en el panteón electoral).
Bueno, sólo el PAN se acercó un poco a la cifra de los votos “imaginarios”: obtuvo 701 mil 537 (11.28 por ciento, casi lo que le faltó a Delfina para ganar con el 20 por ciento).
Tan importante como esto: con esos votos Alejandra del Moral, el PRI y sus aliados, ya estarían festejando y listos para el 2024 pues con 3 millones 481 mil 973 sufragios habrían rebasado a Delfina por 209 mil 867, es decir, una diferencia de votos mayor con la cual hace seis años la maestra texcocana fue vencida (perdió por 169 mil 138, según los resultados finales).
¿Errar por más de 11 puntos no importa aunque al final la vencedora ha sido la correcta? Bueno.