Por Jesús Delgado Guerrero
La Suprema Corte de la Justicia de la Nación (SCJN) desechó el amparo promovido por Elektra, empresa de Ricardo Salinas Pliego (dueño de TV Azteca, Banco Azteca, firmas mineras y otras), para no pagar 2 mil 636 millones 428 mil 800.12 pesos por concepto de impuestos sobre la renta (ISR) correspondientes al ejercicio 2006.
En otras palabras, “Lolita” le cayó encima al empresario a quien, mal y de malas, también le suspendieron su cuenta de Twitter por abuso y acoso (también la había servido para rifar Un millón de pesos diariamente, esto como empresario “socialmente responsable”).
Defensor a ultranza de la “meritocracia (en realidad pocos tienen amigos que le puedan prestar a uno 50 millones de dólares para comprar una televisora !y luego no pagarle!, como fue su caso con Raúl Salinas de Gortari, según la “franca” confesión del magnate), Salinas Pliego es también un ferviente creyente de la desigualdad como motor del progreso: “la desigualdad no sólo es inevitable, sino que también es necesaria”, ha dicho.
Pues bien, justo este campeón de lo inevitable forma parte del “1 por ciento” en este país que, tradicionalmente y por la confección de leyes a modo por parte de gobiernos también a modo (Marx les llamó “gerentes”), un club que se distingue por la nada edificante concentración de la riqueza y la miseria de millones.
Esto forma parte de la “doctrina neoliberal”, un capitalismo de compadres y de cuates sublimado por una serie de zarandajas pasadas como pensamiento “filosófico”, que han permitido a estos gandallas y falsos meritócratas poder llamar, desde sus atalayas, “jodidos” a los que no tienen “cuates” con millones de procedencia más que sospechosa, y que tampoco pueden evadir 35 por ciento de sus ingresos (ISR) como él pretende, tampoco el 16 por ciento de IVA y que, en conjunto, son un ramalazo de 51 por ciento para el trabajador de a pie.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT), “brazo armado” de “Lolita” (Secretaría de Hacienda), ha estado peleando duro en este sexenio para que este tipo de evasores cumplan con sus obligaciones fiscales aunque, como hemos mencionado, falta modificar reglas para, mediante el cobro de impuestos “parejo”, comenzar a reducir la brecha de la vergonzosa desigualdad existente (con ello, la pobreza se iría reduciendo de manera gradual).
Salinas Pliego dio a conocer que acudirá a otros tribunales, pero el hecho es que tiene pendiente deudas con el SAT y debe pagar, no en mentirosos “abonos chiquitos” que eternizan las deudas de las familias, sino de golpe y hasta con intereses moratorios, como sucede con cualquier ciudadano moroso.
Esto hay que remarcarlo: los privilegios fiscales, la evasión o elusión de impuestos ha sido el resorte principal de la desigualdad; para que la riqueza en el país (y del mundo) se concentre en unas cuantas manos (el tristemente célebre “1 por ciento”) y el resto busque sobrevivir y lo poco que tiene lo tenga a crédito.
Hay gran cantidad de estudios (“La Curva de Elefante”, de Branko Milonavic; Thomas Piketty, Gabriel Zucman, etc.) que han probado el problema, y también respecto de cómo la “meritocracia” no es otra cosa que uno de los cuentos de hadas más estafadores del neoliberalismo (en nuestro país y en todo el mundo).