***Con un abrazo solidario para el periodista y amigo Fernando Solís Cruz ante el deceso de su hermana Marina
Por Jesús Delgado Guerrero
La Encuesta Nacional sobre las Finanzas de los Hogares (ENFIH-2019) realizada por el INEGI en forma conjunta con el Banco de México, es tan inalterablemente precisa como elocuente:
Seis de cada diez familias en el país deben parte o buena parte de su riqueza y, peor, exhibió la grosera distribución de ingresos al grado que en las finanzas de una familia el valor de la riqueza puede ser negativa, es decir, que la suma de sus deudas es mucho mayor a la suma de sus bienes, y en el otro extremo una familia puede concentrarla sin mayores complicaciones.
El siguiente datos ofrecido por el citado trabajo es elocuente y hasta estremecedor:
“Ahora bien, si se ordenan los hogares según el valor de su riqueza neta y se agrupa en percentiles, para el primer conjunto, del percentil 1 al 19 (que concentra 20 por ciento de hogares con la menor riqueza), se tiene que el valor de la mediana de su riqueza es de 6 mil pesos, y el valor promedio de la riqueza neta resulta negativa en 4 mil pesos (la suma de deudas es mayor que la suma de activos al momento de entrevista)”.
Agrega: “para el segundo conjunto de percentiles de riqueza (del 20 al 39) que concentra el siguiente 20 por ciento de hogares, la mediana es de 77 mil 500 pesos y el valor promedio de la riqueza neta resulta en 81 mil 800 pesos; el siguiente percentil de riqueza, incrementa su mediana a 263 mil 200 pesos pesos, y el promedio resulta en 275 mil 400 mil pesos; para los siguientes percentiles de riqueza incrementa el valor de ambos indicadores, hasta llegar al percentil del 95 al 100 (que concentra 5 por ciento de los hogares con la riqueza más alta) y su mediana se ubica en 3 millones 481 mil 700 pesos; el promedio resulta en 6 millones 986 mil 300 pesos”.
Sólo como dato: de acuerdo con los especialistas, un percentil es una medida de posición usada en estadística que indica, una vez ordenados los datos de menor a mayor, el valor de la variable por debajo del cual se encuentra un porcentaje dado de observaciones en un grupo.
Una vez observado esto, no se podría sino recordar a los cadáveres marxistas a los cuales, según el pensador teutón, los capitalistas los exprimían hasta el tuétano, en abierto agandalle.
Otro filósofo alemán, Anselm Jappe, se ha referido al “Crédito a muerte” y ha escrito sobre “El absurdo mercado de los hombres sin cualidades. Ensayos sobre el fetichismo de la mercancía”, donde cuestiona el supuesto declive del capitalismo: ¿y si la financiarización, lejos de haber arruinado la economía real, la hubiese, por el contrario, ayudado a sobrevivir más allá de su fecha de caducidad? ¿Y si le hubiese insuflado aliento a un cuerpo moribundo?
¿Qué tal entonces -preguntamos aquí- que lo presuntamente obsoleto no lo es, es decir, la apología del progreso, de la democracia y de la modernidad, que todo esto lleva implícito el vivir de prestado, donde la pobreza resulta, como es evidente, uno de los más grandes negocios de bancos y prestamistas de toda laya?
A fuerza de bajos salarios y de un poder adquisitivo cada vez más menguado (sólo aliviado en alguna medida por políticas monetarias del Banco de México, conteniendo la inflación), y de cada vez más escasas oportunidades de empleo y de desarrollo, es como se ha llegado a incubar una vida tal como ha sido el sueño deseado del capitalismo a ultranza desde los tiempos de los viejos profetas: que todos sean deudores de sus activos. Y si éstos son rentados mucho mejor (eso es lo que se ha sembrado en la voluntad de jóvenes generaciones, como por ejemplo los mal llamados “Millennials”, que son en realidad la Generación Fobaproa -y otros fraudes, a los que se les dice: “no compres casa, vehículo, etc., mejor renta.”).
Eso es lo que refleja la mencionada encuesta, además de recoger y de remarcar gráficamente los extremos de la tosca distribución de los ingresos y de “recabar información sobre la hoja de balance de los hogares del país, es decir, sobre sus pasivos (deudas) y activos (bienes), tanto financieros como no financieros” (por lo demás, un gran trabajo, con gran lupa).