Por Jesús Delgado Guerrero
Según el bien recordado Carlos Monsiváis, perderse un gol de Edson Arantes do Nascimento, “Pelé”, era tanto como perderse el “contacto con la otredad, con ese invisible intangible imponderable minuto donde el éxtasis de todos confirma el éxtasis personal…”. Era, sostuvo, “lo sagrado: lo irrecuperable”. (“Días de Guardar”, p. 154).
Pues bien, hasta los goles que no anotó el mítico Edson Arantes Do Nacimiento durante el campeonato mundial celebrado en México en 1970, justo hace medio siglo, lo convirtieron, como al futbol, en el gran “tema comunal, el lazo de unión, la posibilidad de cercanía con lo desconocido”, para seguir con Monsiváis.
Lo confirman tres estampas del considerado mejor futbolista de todos los tiempos, las cuales resisten el paso de la historia y “renuevan” las polvorientas videotecas, hoy más vivas que nunca gracias a Internet: contra Checoslovaquia, un disparo desde el centro del campo que hizo retroceder aterrorizado al portero y se escurrió a un lado del arco; contra Inglaterra, un remate de cabeza que desvió prodigiosamente Gordon Banks (“me recuerdan más por esa jugada que por ser campeón del mundo”, dijo el inglés).
Y la que ha capturado buena parte de la poesía futbolera, descrita como en cámara lenta por el escritor Sérgio Rodriguez en su libro “El Regate”: “Pero de repente estamos en 1970, el pase es de Tostão y, aquí está la clave, Pelé ya es Pelé. Está harto de saber que es un mito, un semidiós, ¿qué puede perder si intenta ser un dios completo? Por eso no hace lo correcto, hace lo sublime. Cambia el camino trillado del gol, del gol seguro que había hecho tantas veces, por el incierto que, como veremos, jamás haría.”
Es la jugada en la que “Pelé” desplegó un lance a toda velocidad a un pase filtrado de Tostao, amagó al arquero uruguayo Ladislao Mazurkievicz pero dejó correr el balón, rodeó al guardameta quien intentó frenarlo desesperadamente; fue por la pelota y la cruzó con apenas ángulo de disparo y… el balón pasó dramáticamente por un costado de la portería.
Se le conoce como “el gol que no fue”, un jugada de fantasía con la que Pelé cerró el partido contra Uruguay en la semifinal disputada en el estadio Jalisco y que ganaron los amazónicos por 3 goles a 1, luego de un partido muy accidentado, con mucha violencia por parte del combinado de Uruguay.
“Los deportes se han convertido en fenómenos de masas porque han tenido divinidades prodigiosas capaces de convertirse en mitos contemporáneos que, a diferencia de los mitos clásicos, han sido seres comprobables, de los que nos llega su aura, pero también su fotografía”, afirmó el escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán al referirse a esa jugada, de la cual aseguró que “llegamos a la conclusión de que en algún momento de nuestra infancia percibimos el instante mágico en que un artista del balón consigue ese prodigio inolvidable que relatarán los que lo presenciaron, luego los que no lo presenciaron y finamente entrará en la memoria convencional de las generaciones futuras”. (“El Futbol, una religión en busca de un dios”, p.p. 15-16).
“Una idea brillante de un futbol brillante”, resumió el defensa inglés Bobby Moore metido de comentarista durante la celebración del partido.
“Es gracioso, pero los goles que no hice son más recordados que los que sí anoté: el tiro de medio campo, la parada de Banks y el amague al guardameta”, narró en su biografía Edson Arantes (“Pelé, Memorias del mejor futbolista de todos los tiempos”, p. 188).
Los cronistas deportivos de la época no dudaron en entronizarlo como “O´Rei” del futbol (como en el primer gol de Brasil contra Italia en la final en el Estadio Azteca (4 a 1), Pelé alzó la testa) porque ciertamente ha sido el futbolista más completo, el Basilio de El Quijote en las canchas: “es el más ágil mancebo que conocemos: gran tirador de barra, luchador extremado y gran jugador de pelota; corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamiento”, de acuerdo con las inferencias cervantinas (“El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, Capítulo XX, Segunda Parte).