Empresas y Comercio, Opinión

México: globalización tóxica/Arnulfo R. Gómez

Telecés México

Por Arnulfo R. Gómz (Catedrático Comercio Exterior)

El problema de nuestra época consiste en que

los hombres no quieren ser útiles sino importantes 

Sir Winston Churchill

El pasado 14 de abril, Vanesa Sanchez Pérez, publicó un artículo en el diario Milenio, con el título de Jaime Serra Puche, pieza fundamental en la globalización de México. Hoy se habla de la oportunidad del ‘nearshoring’ para el desarrollo económico del país, pero no sería posible sin la existencia del T-MEC que Serra Puche impulsó hace 30 años.

Sin duda, la participación de Jaime Serra en ese proceso fue importante, pero, muy desafortunada pues, los resultados obtenidos por México con la operación del TLCAN, muestran enormes retrocesos que se manifiestan en una caída como potencia económica mundial, decreciente generación de riqueza en el país, pauperización de amplios núcleos de la población, enorme déficit en la creación empleos por lo que numerosos mexicanos han tenido que ingresar a las filas de la  informalidad, emigrar o engrosar la delincuencia ante la falta de oportunidades para lograr un empleo formal que les permita satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, independientemente de que fue el generador de lo que él llamó el error de diciembre.

Al respecto, es preciso señalar que, después de la crisis que se presentó en 1982, la economía mexicana ha sufrido una serie de procesos de ajuste que se iniciaron con un periodo de Estabilización, mismo que se extendió hasta 1989, año en que el Gobierno del Lic. Carlos Salinas de Gortari continuó con una Estrategia de Modernización Económica, Política y Social dando paso al Cambio Estructural.

En 1989, siendo yo el Coordinador de Consejerías para Europa Occidental de BANCOMEXT, la Presidencia de la República solicitó nuestra ayuda para recopilar información y hacer algunas gestiones para preparar la visita del Lic. Salinas de Gortari al Foro de Davos, en enero de 1990, misma que realicé instruyendo a la Consejería Comercial en Alemania.

La visita del Lic. Salinas dio como resultado el inicio de un periodo de Cambio Estructural con la implementación de una serie de ideas que dieron origen a un proceso de desregulación, mismo que nos convirtió en un país muy competitivo pues, la Desregulación Interna comprendió reformas estructurales que incluyó, entre otras:

  • Autotransporte federal de carga, de turismo y de pasajeros
  • Patentes y marcas
  • Reformas al artículo 27 Constitucional en materia de propiedad de la tierra
  • Cogeneración y autoabastecimiento de energía eléctrica
  • Inversión extranjera
  • Medicamentos genéricos
  • Eliminación de control de precios

La desregulación externa se inició con el ingreso al GATT y culminó con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN, como un proyecto ideal para lograr el desarrollo económico de México ya que nos facilitó el acceso preferencial al mercado más grande del mundo y a la principal fuente generadora de inversión extranjera mundial, mismo para el cual se definieron como objetivos fundamentales:

  • Establecer un área de Libre Comercio en América del Norte, en lo que sería el mercado más grande del mundo, con una población de cerca de 400 millones de personas, lo que generaría un Producto Regional Bruto de más de 9 billones US (1994) mediante la integración comercial y productiva
  • Aprovechar las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida
  • Incrementar la competitividad en la producción de bienes y servicios en el mercado regional e internacional
  • Aumentar flujos de inversión extranjera directa hacia la región, con el fin último, sobre todo, de
  • Generar empleos y elevar la calidad de vida y el bienestar de la población

Desgraciadamente, en México se aplicó un liberalismo dogmático basado en el axioma de la mejor política industrial es la que no existe, lo que generó enormes retrocesos en la economía mexicana pues, no hubo una instrumentación lógica en función del nuevo marco creado por TLCAN ya que no se definió estrategia alguna con programas, proyectos y políticas públicas realistas para mantener un nivel competitivo de la economía mexicana y aprovechar las supuestas ventajas negociadas en dicho tratado.

Peor fue que, sin que aún entrara en vigor el TLCAN y, sin conocer cuál sería su operación, su problemática y la evolución de nuestros intercambios con Canadá y EEUU, teniendo como referencia el nuevo marco creado por el Acuerdo, durante 1993 y 1994 se realizó la negociación de TLC’s con Bolivia, Colombia, Venezuela y Costa Rica, mismos que entraron en vigor en el año de 1995.

Comentarios

El día 26 de septiembre de 1990, como Consejero Comercial de México para Quebec y las Provincias Marítimas de Canadá, con sede en Montreal, por instrucciones del Embajador de México en Canadá, Lic. Alfredo Philips Olmedo, atendí la visita del Doctor Jaime Serra Puche, quien iba acompañado de varios funcionarios de la SECOFI y de otros organismos oficiales, así como  de un grupo de empresarios miembros del Consejo Empresarial Mexicano de Asuntos Internacionales (CEMAI), cuyo objetivo era invitar a Canadá a firmar un TLC con México.

La propuesta de Jaime Serra fue aceptada por las autoridades canadienses, siempre y cuando fuera un tratado trilateral, con el fin de evitar que EEUU tuviera un TLC con Canadá y otro con México pues, bajo esta perspectiva, sería el único de los tres que tendría acceso preferencial a dos mercados y esto concentraría las ventajas y beneficios en EEUU, sin embargo, la propuesta de Canadá diluiría este riesgo pues, distribuiría equitativamente los beneficios para los tres países, especialmente en materia de inversión extranjera directa.

Desgraciadamente, con la entrada en vigor del TLCAN, en México no hubo una estrategia específica para promover, ubicarnos y consolidar nuestra posición en el mercado de Canadá y EEUU, situación que fue claramente señalada por el Parlamento Europeo, en un informe sobre el TLCAN y el TLCUEM, aseverando que el enfoque del gobierno mexicano hacia los acuerdos de libre comercio era “negociar y olvidar” sin que hubiera políticas activas para favorecer el proceso de ajuste, lo que explicaría los resultados negativos del TLCAN.

El TLCAN aceleró un proceso de liberalización que México había iniciado, impidiendo un ajuste gradual, pero sin resolver los problemas estructurales debido a la ausencia de otras políticas ad hoc

Así, la continuación del ilógico proceso iniciado por Jaime Serra, se agravó por la adopción de una desgravación arancelaria unilateral, así como con la firma compulsiva de TLC’s adicionales con 52 países y que se convirtió en la base de la “estrategia de comercio exterior de México”, situación que, al final, debilitó nuestras fortalezas y atomizó nuestros esfuerzos pues, al igual que con nuestros socios del TLCAN, tampoco hubo una estrategia específica para aprovechar lo negociado, debido a la carencia de acciones que continuaran la mejora del marco sistémico mexicano para seguir siendo competitivos, como se había realizado en el periodo previo a la entrada en vigor del TLCAN, desde 1983, pero, especialmente entre 1988 y 1994.

El informe del Parlamento Europeo también señala que, … para EEUU, el TLCAN suponía un cambio en su política comercial, del multilateralismo del GATT al regionalismo y que era verdaderamente funcional para las estrategias de deslocalización con la que la economía estadounidense pretendía asegurar su competitividad internacional frente a otras áreas comerciales.

Para asegurar su ratificación y vencer la resistencia de intereses proteccionistas, sindicatos y ecologistas estadounidenses, se aseguró que el TLCAN favorecería el crecimiento y el empleo a ambos lados de la frontera, y reduciría la pobreza, la presión migratoria y el narcotráfico en México, promoviendo la estabilidad y la seguridad en la frontera sur de EE UU, lo que explicaría que las expectativas fueran tan elevadas.

La declaración de México como socio estratégico por parte de Canadá y EEUU, especialmente en la manufactura, no encontró eco alguno de parte de nuestro país, motivo por el cual, durante el periodo 2000-2022, paradójicamente, la emigración mexicana hacia EEUU se ha incrementado exponencialmente debido a que la participación de México, en la generación de riqueza mundial se ha reducido, al igual que la de sus socios pues, la propuesta de integración comercial y productiva entre los 3 países no se ha concretado en la realidad.

Sin duda, este era un “Nearshoring” que, en su momento, no entendieron nuestros altísimos funcionarios y que, durante 32, años no han realizado acción alguna para aprovechar las ventajas comparativas y la cercanía al mercado más grande del mundo.

En el caso de México, en el periodo 2000 – 2022, su participación en el PIB Mundial descendió de 1.97% a 1.41%; la de Canadá lo hizo de 2.27% a 2.14%; y la de EEUU de 30.7% a 25.42% de tal manera que, como bloque, su caída fue de 34.94% a 28.96%.

En el mismo periodo, México descendió de la 8ª posición como economía mundial a la 16ª, en tanto su PIB Per Cápita cayó de la 42ª a la 76ª.

Siendo el comercio exterior de México el elemento que resultaría el motor de desarrollo para la economía mexicana resulta paradójico que, de 1993 a 2023, el déficit comercial con países con los que hemos firmado un TLC pasó, de 32 a 40 países. Así mismo, la desgravación arancelaria unilateral adoptada, generó que, en el año 2023, tuviéramos déficit con otros 107 países. Para el periodo 1993/2023, el déficit total de México fue con 151 países, por 3,3 billones US, más del doble del valor del PIB mexicano en el año 2022.

Esta situación ha sido generada porque se adoptó un esquema muy simplista de operación en nuestro comercio exterior, en el que se ha propiciado la creciente importación temporal de insumos producidos en otros países con marcos sistémicos más competitivos, para maquilar o ensamblar, y reexportar con reducido valor agregado en nuestro territorio pues, con este sistema, se creó una competencia desleal en contra de la planta productiva nacional.

Así, México registró creciente importación de otros bloques, particularmente de Asia, para poder exportar, en un nivel competitivo, a los Estados Unidos, Canadá y otras regiones cercanas, lo que se manifiesta claramente en el déficit que se mantiene con los países asiáticos y europeos, situación que se presenta gráficamente a continuación.

Desgraciadamente, este esquema impidió que se fortaleciera a planta productiva nacional, que se desarrollara una plataforma exportadora, con una estructura más diversificada y con mayor Valor Agregado Nacional (VAN) en nuestros envíos al exterior, de tal manera el porcentaje del VAN descendió de 58.8%, en 1993, a un estimado de 37% en 2022. Excluyendo al petróleo, los porcentajes fueron de 52.91% y 32.0%.

Para nuestros altos funcionarios, erróneamente, el fortalecimiento de la plataforma exportadora fue la creación de una estructura de promoción de las exportaciones obesa que creció de manera extraordinaria, con la contratación de 605 nuevos “funcionarios de alto nivel”, la mayor parte de ellos, recomendados sin conocimiento alguno de la operación real del comercio, por lo que fueron incapaces de diseñar una estrategia en función de las expectativas generadas por la firma del TLCAN.

Adicional a esta serie deficiencias en el proceso de “promoción” de nuestro comercio exterior, en 1994, el Doctor Jaime Serra Puche, nos recetó lo que él llamó El Error de Diciembre mismo que creó la más grande masa de pobres de un solo golpe en México y una deuda que, después de 30 años, el pueblo mexicano sigue pagando.

Apuntes finales.

El libre comercio es positivo cuando se realiza de una manera inteligente, pero, en el caso de México, la vigencia de TLC’s con 54 países a partir del año 2000, en que México ha registrado enormes retrocesos en sus principales variables, nos dice que mucho está fallando en nuestro comercio exterior para lograr su desarrollo.

La firma de TLC’s con Bolivia, Colombia, Venezuela y Costa Rica, cuando todavía no entraba en vigor el TLCAN, nos da una idea de que no hubo inteligencia comercial ni preparación alguna para firmarlos y que, la firma de TLC’s con otros 48 países, también se convirtió en un objetivo en sí mismo.

El más reciente de ellos, el TPP-11, a pesar de los antecedentes con los 6 nuevos socios de Asia y Oceanía en que, en el periodo 1993-2018, acumulamos un déficit de -150,483 millones US, nos da la idea que no hubo un análisis adecuado para firmarlo. Si sólo tomamos en cuenta los 5 años más recientes, resulta más catastrófico pues, el déficit acumulado en este lustro fue -118,933 millones US.

Sin duda alguna, en los 30 años más recientes, el comercio exterior de México se ha caracterizado por el desconocimiento, la simulación y la improvisación que solo han generado su enorme deterioro.