Opinión

México, ¿Quinta Vía al poder?/Javier Ortiz de Montellano

Marchas México

Por Javier Ortiz de Montellano 

Del siglo 20 se han heredado cuatro vías o formas del poder: 

Capitalismo postliberal existente, tras su fallida etapa Neoliberal, pero todavía con mayor predominio del libre mercado, en muchos países.

Socialismo Capitalista, exitoso como China (dos sistemas, un país). Del comunismo han quedado sólo países fracasados como la dictadura familiar de Corea del Norte (amenazante porque cuenta con armas nucleares) y la controvertida Cuba ya no tan familiar, pero marcada por los Castro (aunque inofensiva porque no se le permitió la instalación de misiles nucleares soviéticos en 1962 y con un bloqueo casi total desde entonces).

Terceras vías: socialdemocracia, socioliberalismo, economía social de mercado que busca ser un punto medio entre el liberalismo y el socialismo. Fracasó en Inglaterra, con Tony Blair, y prácticamente todos los países que iniciaron su camino por alguna variante de Tercera Vía derivaron hacia el Neoliberalismo, con desastrosas consecuencias. La excepción parece ser India. India por más de medio siglo desarrolló su economía bajo el modelo keynesiano de substitución de importaciones, como consecuencia de esto el país mantuvo una economía cerrada, que se ha abierto con éxito hasta ahora aunque al parecer a costa de un gran autoritarismo gubernamental, en detrimento de las prácticas democráticas.

Cuarta Vía: La Cuarta Vía es una filosofía política que buscaba  una diferencia de la Primera Vía o Capitalismo, de la Segunda Vía o Socialismo y de la Tercera Vía o Centrismo. Del experimento de Cuarta Vía han quedado notorios fracasos (o intentos que no les han permitido consolidarse, tanto por parte de la extrema derecha como de las extremas izquierdas), notoriamente Venezuela, Ecuador, Bolivia, Colombia (con su guerrilla), Brasil, etc. 

Un claro ejemplo en Latinoamérica es el llamado “mercado con corazón” (Lula), que es el carril por el cual circulan los vehículos de centroizquierda, que tienen el mecanismo de conducción a la izquierda, pero transitan a la derecha. Y que está por verse qué camino sigue con el nuevo intento de Lula, en medio de un país realmente polarizado entre izquierda y derecha. Otro caso de polarización es el Chile actual…y el modelo (cambiantes modelos) de Argentina, una incógnita.

México, ¿La Quinta Vía en el poder?

Estabilizado el país, después de la Segunda Guerra Mundial, México siguió el modelo capitalista keynesiano de sustitución de importaciones, acompañado del singular Autoritarismo de Partido hegemónico (prácticamente único, la llamada “Dictadura Perfecta”) que al empezar a agotarse en la década de los Setenta del siglo pasado llevó a recurrir al excesivo gasto público (que provocó inflación), al endeudamiento externo y a la exportación de petróleo, que con sus vaivenes provocaron crisis financieras intermitentes (por caída de los precios del petróleo exportado o el alza en las tasas externas de interés, o ambas, como ocurrió catastróficamente en 1982). 

La quiebra financiera que motivó la estatización de la banca mexicana y la gran recesión económica con hiperinflación del país coincidió con el auge del Conservadurismo  económico revivido en Inglaterra por la Primera Ministra Thatcher y que se extendió mundialmente bajo el llamado Neoliberalismo, especialmente con Reagan en Estados Unidos, lo que obligó a México a recurrir a una severa política de austeridad en las finanzas públicas, congelamiento de salarios y privatización de empresas estatales.

Así, la “Década Perdida” en los Ochenta orilló a México a recurrir a la apertura de su economía al comercio mundial, para fomentar el modelo exportador principalmente de manufacturas, reprivatizar la banca (que quedó casi en su totalidad en inversionistas extranjeros) y consecuentemente a la posterior firma del Tratado Norteamericano de Libre Comercio, que abrió la economía mexicana a partir de 1994, con la salvaguarda de 15 años para algunos productos agrícolas y la exclusión del petróleo, reservado al gobierno Mexicano (Pemex).

Los errores propiciados por el reforzado Autoritarismo político  condujeron a una nueva crisis financiera en 1994, que pudo remediarse gracias al rescate por parte del nuevo socio, Estados Unidos. Los descalabros económicos y el desprestigio del “Partido Único” (PRI) dieron pie así a una alternancia electoral (de Derecha) al comenzar el siglo 21, que hasta la fecha ha mantenido una relativa estabilidad cambiaria gracias a la acumulación de reservas monetarias ingresadas por el modelo exportador, y acompañado de un relativamente bajo crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) y los bajos salarios que desalentaron mayores importaciones.

Dos sexenios del Partido Acción Nacional y el regreso del PRI al poder en 2012 han mantenido un bajo crecimiento del PIB, a pesar de un enorme endeudamiento interno, donde lo que sí creció fue la gran corrupción. En medio de la cuestionada democracia electoral, el renovado desprestigio de los Partidos tradicionales sentó las bases para una singular alternancia que puede autocalificarse de Izquierda, pero que en la práctica constituye un modelo que en México ha intentado la peculiar “Cuarta Transformación”, bajo el gobierno de López Obrador y que, de ganar las elecciones presidenciales en 2024, podría continuar de 2024 a 2030. Ello puede significar mantener la relativamente exitosa nueva vía o un futuro intento fallido, por sus propias acciones o por las resistencias de grupos que prefieren regresar a la tradicional y conservadora primera vía. 

Aunque la Quinta Vía oscila entre Movimiento (de Masas) y Partido, está por diseñar en muchos aspectos su funcionamiento y su objetivo que consiste en establecer un sistema de organización y funcionamiento económico y socio-político que no siga las fallidas pautas del capitalismo neoliberal y avance en la construcción gradual de una sociedad poscapitalista (no socialista) según las características nacionales e históricas del país. 

Entre sus bases conceptuales debe aplicar lo mejor de lo obtenido en la práctica de las Vías previas, incluso ciertas continuidades del ciclo “neoliberal” que ha implicado la estabilización monetaria como condición para la más justa distribución social (autonomía del Banco de México para combatir la inflación) y evitar los factores que no tuvieron éxito, ya sea por errores en su aplicación (operativos, de corrupción, etc) o por tener que enfrentar demasiadas resistencias de una parte importante de la población que no comparte los objetivos generales marcados.

Es el reto ante la renovación del 2024: Continuidad con cambio o Cambio sin continuidad. 

Usted y los 96 millones de ciudadanos registrados con derecho a voto decidirán, ya sea que salgan a votar o no…