Por Javier Ortiz de Montellano
Diciembre-2021
La Economía de México empezó 2019 con el pie izquierdo, al caer 0.1 por ciento su Producto Interno Bruto, en cambio Estados Unidos crecía 2.2 por ciento.
Por motivo del Covid Estados Unidos entró en recesión en el primer trimestre de 2020 y después de una muy fuerte caída en el segundo trimestre (de menos 31.2 por ciento), salió de su recesión desde el tercer trimestre de 2020 (33.8 por ciento) gracias a las medidas monetarias de emergencia y gracias a ello sólo mostró una caída anual de menos 3.4 por ciento en 2020. Para 2021 se calcula un crecimiento de 5.6 por ciento para la economía estadounidense.
En cambio, en Mexico se acentuó la caída de la economía a partir del segundo trimestre de 2020 ( menos 18.7 por ciento), mostrando una caída anual de menos 8.3 por ciento y no salió de la recesión sino hasta el segundo trimestre de 2021 en que se espera un crecimiento de alrededor de 5 por ciento para todo el año.
Vemos así que la mayor ayuda monetaria en Estados Unidos impulsó su pronta recuperación y la reducida ayuda por parte del gobierno de México marcó la diferencia de 9 meses de retraso en la salida de la recesión de la economía mexicana.
Nunca como ahora se ha dificultado hacer pronósticos económicos. Puede llegarse a una recesión en la economía de los Estados Unidos, pero probablemente no en 2022, año en que se espera un crecimiento económico de 3.5 por ciento, pero el declive podría llegar tan pronto como en 2023. En buena parte esto depende de lo que hagan las autoridades. Si la Fed evita la recesión en 2023, se podría tener una recesión más severa en 2024 o 2025, dependiendo de la política monetaria y de tasas de interés que siga la Reserva Federal.
Las recesiones generalmente provienen de la debilidad de la demanda, pero los problemas de suministro o por falta de inversión financiera (caída en la Bolsa, fuga de capitales) o la falta de inversión fija también pueden desencadenar una recesión, que acarrearía a la baja a la economía mexicana.
O si se aparece un “cisne” de cualquier color, ya ve que ahora se habla no sólo de cisnes blancos o negros como el Covid, sino verdes. Esta ultima es una metáfora originada a partir del cisne negro, creada por los economistas para referirse a los eventos raros que pueden producir una catástrofe económica o financiera de proporciones.
Sinónimos de cisne verde son amenaza de desplome financiero (verde por el color de los billetes de los dólares) o recesión. Y también una posible catástrofe ecológica, desde que en enero del 2020 publicó en Suiza -con prólogo de su inefable Director Agustin Carstens- el Banco de Pagos Internacional un libro intitulado EL CISNE VERDE, Bancos Centrales y la estabilidad financiera en la era del cambio climático, donde se analiza el impacto económico que puede tener el exagerar los cuidados ecológicos sobre el planeta.
La moneda -y el virus- están en el aire…